El alcalde de Ottawa declaró el estado de emergencia en la capital canadiense a raíz de una protesta realizada durante una semana por los camioneros contra las restricciones por el Covid-19, la cual ha paralizado el centro de la ciudad y ha provocado acusaciones de interferencia en los asuntos internos por parte de grupos de Estados Unidos.

El “freedom truck convoy” (“caravana de los camiones de la libertad”) comenzó como un movimiento contra el requisito de vacunación nacional para los camioneros que cruzan la frontera desde Estados Unidos, aunque se ha convertido en un punto en común contra las medidas de salud pública en Canadá.

El alcalde de Ottawa, Jim Watson, prometió “recuperar la ciudad” de los manifestantes, y señaló que la declaración de emergencia evidenciaba la necesidad de apoyo de otras jurisdicciones y niveles de gobierno. Los manifestantes se estaban comportando de forma “insensible” al tocar continuamente “el claxon y las sirenas, [lanzando] fuegos artificiales y convirtiéndolo en una fiesta”, indicó. “Es evidente que nos superan en número y que estamos perdiendo esta batalla. Es necesario revertir esta situación”.

El estado de emergencia otorga a la ciudad poderes adicionales en materia de adquisición y en la forma en que presta servicios, lo que podría ayudarla a adquirir los equipos que necesitan los trabajadores de primera línea y los servicios de emergencia.

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Retiran una nave que se estaba utilizando como comedor social mientras los camioneros y sus simpatizantes siguen protestando contra el requisito de la vacuna anticovid en Ottawa. Foto: Patrick Doyle/Reuters

Las protestas han atraído a grupos estadounidenses que se oponen a las restricciones impuestas a causa del Covid-19 y a destacadas figuras republicanas, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, considerado un posible aspirante a la presidencia en 2024, y Donald Trump, que calificó al primer ministro, Justin Trudeau, como un “lunático de extrema izquierda” que “destruyó Canadá con los demenciales mandatos sobre el Covid-19”.

El domingo, Bruce Heyman, embajador de Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama, comentó que se debía poner fin a esta interferencia.

“Las relaciones entre Canadá y Estados Unidos solían consistir principalmente en resolver cuestiones técnicas”, tuiteó. “En la actualidad, Canadá está experimentando, lamentablemente, la intervención de políticos radicales estadounidenses en los asuntos domésticos canadienses. Trump y sus seguidores son una amenaza no solo para Estados Unidos, sino para todas las democracias”.

“Bajo ninguna circunstancia ningún grupo de Estados Unidos debe financiar actividades que alteren el orden público en Canadá. Punto. Punto final”.

La policía de Ottawa anunció que cualquier persona que intentara aportar apoyo para el bloqueo, incluyendo gasolina, podría ser detenida. “Durante la noche, los manifestantes mostraron un comportamiento extremadamente conflictivo e ilegal, que supuso un riesgo para la seguridad pública y una angustia inaceptable para los residentes de Ottawa”, según indicó un comunicado de prensa publicado en la página web de la policía de Ottawa.

La creciente represión en Ottawa ocurrió cuando las protestas se extendieron a otras ciudades durante el fin de semana, como Toronto, Edmonton, Halifax y Vancouver.

Miles de manifestantes acudieron nuevamente a la capital el fin de semana, sumándose a un centenar que desde el fin de semana pasado permanecían en ella. Los residentes de Ottawa están enojados por el incesante ruido de los cláxones, la interrupción del tráfico y el acoso, y temen que no exista un final cercano, después de que el jefe de policía lo calificara como un “asedio” que no podía controlar.

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Un manifestante se sienta encima de una casa rodante frente a la Colina del Parlamento en Ottawa. Foto: Patrick Doyle/Reuters

El primer ministro de Ontario, Doug Ford, calificó las escenas como inaceptables y como “una ocupación”.

Además, GoFundMe cerró el viernes una campaña en apoyo a la caravana que se encontraba en su página web. GoFundMe dijo que reembolsaría o redirigiría a organizaciones benéficas la gran mayoría de los millones recaudados por los manifestantes. DeSantis y otros republicanos señalaron que investigarían la página web.

En otras muestras de cómo la derecha estadounidense ha aprovechado la caravana, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, tuiteó: “Tejanos patrióticos donaron a la digna causa de los camioneros canadienses”, y el senador de Texas, Ted Cruz, comentó en Fox News que “el gobierno no tiene derecho a obligarte a cumplir con sus mandatos arbitrarios”.

Gerald Butts, exasesor principal de Justin Trudeau, tuiteó en respuesta a los comentarios procedentes del sur de la frontera: “Para algunos altos políticos estadounidenses, el patriotismo significa alquilar una turba para poner bajo asedio una capital del G7“.

En la ciudad más grande de Canadá, Toronto, la policía controló y posteriormente finalizó una protesta mucho más pequeña mediante la instalación de barricadas e impidiendo que cualquier camión o carro se acercara a la legislatura provincial. La policía también intervino para despejar un cruce clave de la ciudad.

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Manifestantes protestando contra los mandatos y restricciones sobre la vacuna anticovid en el centro de Toronto el 5 de febrero. Foto: Anatoliy Cherkasov/NurPhoto/Rex/Shutterstock

Muchos canadienses se han indignado por el burdo comportamiento de los manifestantes.

Algunos manifestantes lanzaron fuegos artificiales en el recinto del National War Memorial a altas horas del viernes. El fin de semana pasado, algunos llevaron carteles y banderas con esvásticas y compararon los mandatos de las vacunas con el fascismo.

Los manifestantes afirmaron que no se irán hasta que se eliminen todos los mandatos y las restricciones impuestas a causa del Covid-19. También piden la destitución del gobierno de Trudeau, aunque este es responsable de pocas de las medidas en cuestión, que en su mayoría fueron establecidas por los gobiernos provinciales.

Associated Press contribuyó a este artículo.

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