Los perros robóticos distópicos son lo último en una larga historia de vigilancia de la frontera entre EU y México

Cuando el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos anunció a principios de febrero que estaba entrenando “perros robóticos” cuadrúpedos para ayudar a asegurar la frontera entre Estados Unidos y México, el vocero del departamento describió la región de aproximadamente 3 mil kilómetros como “un lugar inhóspito para el hombre y los animales, y es precisamente por esa razón que una máquina puede sobresalir en ese lugar”.

Pero, por supuesto, la gente vive, trabaja e intenta ganarse la vida a duras penas en este espacio desértico “inhóspito”, por lo que cabe preguntarse en qué exactamente debe destacar el perro robótico.

Desde hace algún tiempo, la frontera ha sido un campo de pruebas para una serie de tecnologías de vigilancia y patrullaje emergentes, que, argumentan los activistas, hacen que la zona sea aún más peligrosa para los migrantes, todo ello en nombre de la protección, la ley y el orden.

Apodado como el “muro inteligente”, las herramientas utilizadas en la frontera incluyen drones de vigilancia semiautónomos y torres de vigilancia equipadas con cámaras y visión nocturna, y radares. El excongresista estadounidense William Hurd, que representó durante seis años al único distrito del Congreso en manos de los republicanos en la frontera entre Estados Unidos y México, respaldó un plan para enterrar sensores de fibra óptica capaces de detectar movimientos subterráneos.

Los perros robóticos serían una de las muchas tecnologías desplegadas como parte del “muro inteligente”, pero no están limitados a la frontera. Los departamentos de policía de Estados Unidos comenzaron a probar estos dispositivos en los últimos años. La policía del estado de Massachusetts probó los perros robóticos en 2019. La policía de Honolulu utilizó el mismo modelo para revisar de forma remota a sus ciudadanos sin hogar para detectar casos de Covid-19 y escanear sus temperaturas.

Los perros robóticos distópicos son lo último en una larga historia de vigilancia de la frontera entre EU y México - vigilancia-en-la-frontera
Joel Freeland, agente de la patrulla fronteriza estadounidense, parado cerca de una torre de vigilancia instalada en una cresta del terreno en la frontera entre Estados Unidos y México. Foto: Paul Ratje/AFP/Getty Images

La policía ha utilizado robots durante décadas, normalmente para la vigilancia remota o para responder a amenazas de bombas. Sin embargo, los informes sobre los perros robóticos suscitan fuertes críticas, por varias razones. En primer lugar, su estreno público ocurre en medio de un debate nacional sobre el poder de la policía. Además, son costosos, oscilando entre 90 mil y 150 mil dólares, en un momento en el que muchos discuten sobre el presupuesto policial. Están equipados con una serie de dispositivos de vigilancia habilitados por la inteligencia artificial, lo que alarma a los activistas por la privacidad, y no son populares en las redes sociales porque se parecen demasiado a las máquinas que acaban con el mundo que aparecen en la sátira distópica de Netflix, Black Mirror.

Así lo demostró el año pasado, cuando el departamento de policía de Nueva York (NYPD) anunció que suspendería su contrato con Boston Dynamics, uno de los principales fabricantes de perros robóticos, y que regresaría su Digidog después de que se volvieron virales las imágenes del perro en las redes sociales. John Miller, comisario adjunto de inteligencia y antiterrorismo del departamento de policía, culpó a “la política, la mala información y las frases baratas”.

Sin embargo, en el barrio del Bronx donde la policía de Nueva York desplegó el robot, las críticas sobre su uso estuvieron basadas en sus propias experiencias con la policía, y no en la indignación registrada en las redes sociales. El concejal Kevin Riley, que representó al barrio donde la policía de Nueva York desplegó el robot, señaló que los residentes se quejaron durante mucho tiempo de que la policía tardaba en responder a las llamadas de servicio en el barrio y que muchos se sintieron ignorados. Cuando apareció el perro robótico, a los habitantes del barrio les preocupó que esto significara menos inversión humana. Temían que los robots fueran un sustituto de la continua inversión.

Los perros robóticos distópicos son lo último en una larga historia de vigilancia de la frontera entre EU y México - robots-policia
Los robots que utiliza la policía suelen funcionar por medio de control remoto, como este que se exhibe en Cleveland, Ohio. Foto: Michael Mathes/AFP/Getty Images

Los robots policiales y de servicios públicos rara vez sustituyen a sus homólogos humanos, no obstante, eliminar el elemento humano siempre constituye una decisión de proyecto delicada, especialmente para los grupos vulnerables que interactúan con ellos. Los robots utilizados por la policía y potencialmente en la frontera son semiautónomos, lo que significa que, aunque son capaces de operar por sí solos, suelen estar controlados a distancia por un humano. Esa distancia puede ser útil. Por ejemplo, los prototipos de robots policiales que se encargarían de controlar las paradas de tránsito, haciéndolas potencialmente más seguras para la policía y los automovilistas, u otras versiones iniciales que contemplaban perros robóticos como canarios funcionales utilizados para investigar posibles fugas de gas o líneas eléctricas caídas en plataformas petrolíferas, obras de construcción y centrales eléctricas. Sin embargo, también provoca una profunda incomodidad en la población.
Atravesar múltiples terrenos

Cada una de estas preocupaciones salió a la luz cuando el Departamento de Seguridad Nacional realizó su anuncio, y algunos abogaron por la destrucción total de los perros robóticos.
La versión del perro robótico que podría llegar a la frontera suroeste es particularmente distópica, ya que recalibra los dispositivos para que básicamente sean centinelas ambulantes.

Cada uno lleva incorporados diferentes tipos de cámaras (térmicas, de visión nocturna, de largo alcance) y sensores (químicos, de detección de armas). El Departamento de Seguridad Nacional elogió la capacidad del dispositivo de atravesar múltiples terrenos -entre ellos la arena, las rocas y las colinas- y su durabilidad en condiciones de mucho calor y espacios estrechos.

La elección del proveedor por parte del Departamento de Seguridad Nacional suscitó una preocupación adicional. Mientras que la mayoría de los departamentos de policía arrendaron sus cachorros de Boston Dynamics, que prohíbe que sus clientes utilicen su tecnología como arma, el Departamento de Seguridad Nacional eligió a Ghost Robotics, empresa con sede en Filadelfia.

A finales del año pasado, la empresa presentó una versión de sus perros robóticos equipados con armas de largo alcance capaces de alcanzar objetivos a mil 200 metros de distancia según se informa.

El blog del Departamento de Seguridad Nacional, extrañamente animado, también insinuó que el uso de los robots se extendería más allá de la frontera, incluidos “pueblos, ciudades o puertos” en los que los agentes del Departamento de Seguridad Nacional pudieran encontrarse con condiciones peligrosas. Los funcionarios federales disponen de una mayor autoridad para detener y registrar a los civiles en un radio de 160 kilómetros de la frontera, a pesar de las protecciones de la cuarta enmienda contra las detenciones y confiscaciones arbitrarias o excesivas. Un informe de 2019 realizado por la Electronic Frontiers Foundation rastreó los dispositivos de vigilancia utilizados en las ciudades fronterizas de todo Estados Unidos, que incluyen el reconocimiento facial, los drones militares, los simuladores de torres celulares, los lectores de placas, las cámaras corporales y el reconocimiento facial.

Los perros robóticos distópicos son lo último en una larga historia de vigilancia de la frontera entre EU y México - robots-en-la-frontera
El Departamento de Seguridad Nacional decidió arrendar su tecnología de perros robóticos de la empresa Ghost Robotics, que también estrenó un aparato equipado con armas de fuego de largo alcance. Foto: Ghost Robotics/AFP/Getty Images

Como es lógico, los grupos de derechos humanos se horrorizaron al respecto.

“Creamos las condiciones que obligan a la gente a emprender el viaje hasta aquí, ¿y ahora planeamos recibirlos con perros robóticos?”, dijo a TRT World Jacinta González, directora principal de campañas de Mijente, un grupo latino de defensa y derechos de los migrantes.

Los especialistas en ética de la tecnología suelen mencionar “mission creep”, es decir, la introducción de una tecnología o táctica específica para un fin concreto, que luego se normaliza y se introduce en nuevos entornos. Con frecuencia esto se refiere al aumento de equipos de grado militar que son canalizados hacia los departamentos de policía de Estados Unidos, entre ellos el robot que la policía de Dallas utilizó para entregar y detonar una bomba de forma remota en 2016, matando a un francotirador.

Al pasar de la detección de fugas de gas a las herramientas de caza de migrantes, los perros robóticos parecen encajar en la definición de “mission creep”, lo cual nos remite a la pregunta original: ¿Exactamente para qué están construidos los perros robóticos fronterizos? Tal vez la respuesta sea mantener y automatizar el carácter inhóspito de la frontera estadounidense en lugar de subvertirlo.

Síguenos en

Google News
Flipboard