Crítica de <i>The Batman</i>, el héroe emo de Robert Pattinson realza el sombrío reboot
Como una piedra… Robert Pattinson en The Batman. Foto: Jonathan Olley/Warner Bros

Ese artículo definido significa que es el artículo genuino. Añadir “the” al nombre de Batman se ha convertido en una gran parte de la identidad de la marca, una señal de lo elemental y atávica que supuestamente es esta figura sombría. Puedes imaginarte una voz gruesa que diga “The Batman“, pero no a Tom Holland entonando un barítono profundo para decir que él es “The Spider-Man“, o a Henry Cavill proclamando que es “The Superman” (aunque tal vez se pueda hacer que Billy Joel entre a grandes zancadas en un oscuro bar de Ciudad Gótica para enfrentarse estridentemente a “The Piano Man“).

El director y coguionista Matt Reeves creó una nueva iteración de Batman en la que Robert Pattinson reinventa al multimillonario Bruce Wayne como una estrella de rock elegantemente desperdiciada y solitaria, grácil y elegante con su traje negro y sus mechones de cabello oscuro cayendo sobre su rostro; sin embargo, Wayne se agranda como por arte de magia cuando reaparece con el traje y la máscara como el Caballero de la noche, y todo su ser se convierte en un arma de impasibilidad como una piedra. Y esto, por supuesto, ocurre en la inmensidad sepulcral de Ciudad Gótica, el mundo brutal y turbio que Christopher Nolan inició de forma emocionante con su trilogía del Caballero de la noche y que se convirtió en indispensable para imaginar a Batman en la pantalla.

Intrigantemente, al principio, The Batman parece una película de terror de asesinos en serie como Saw. Durante un tiempo promete una trama de misterio relacionada con el tema de la corrupción municipal que es tan importante para la franquicia de Batman, y mantiene la esperanza de un desenmascaramiento con una conclusión narrativa satisfactoria. Pero no es así.

Está enormemente diseñada, es visualmente espectacular, con grandes piezas de ambientación e impactos que hacen temblar el esternón y que te invaden desde la oscuridad. Las interpretaciones de Jeffrey Wright y John Turturro son modestamente buenas, y el superpoder de Zoë Kravitz es el carisma. Sin embargo, la película es demasiado larga; los rompecabezas del Acertijo no son particularmente ingeniosos ni importantes para la historia, y hay un no-final bastante débil que esquiva tímidamente la crisis existencial de Batman.

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Uniendo fuerzas… Robert Pattinson y Jeffrey Wright en The Batman. Foto: Jonathan Olley/Warner Bros

Las clases políticas de Ciudad Gótica se felicitan complacientemente por haber acabado con un importante traficante de drogas, Sal Maroni. No obstante, la ciudad sigue sumida en la delincuencia y en la adicción a un nuevo narcótico llamado “drops” (“gotas”), situación que la policía ignora evidentemente. El más interesado en esto es el Acertijo (Paul Dano), que luce una máscara de goma en sus numerosas apariciones en las redes sociales. Se dispone a destrozar a la corrupta clase dirigente de Ciudad Gótica uno por uno, incluyendo al alcalde Don Mitchell (Rupert Penry-Jones) y al fiscal del distrito Gil Colson (Peter Sarsgaard), dejando preguntas quisquillosas para Batman en tarjetas estilo Hallmark en la escena de cada espantoso crimen. Así que nuestro antihéroe se une a las fuerzas del comisario Gordon (Wright, aportando su dignidad e integridad innatas al papel) para acabar con el Acertijo, enfrentándose por cierto al jefe de la mafia Carmine Falcone (Turturro) y a su abotargado compinche Oswald “El Pingüino” Cobblepot (Colin Farrell), a quienes no les gusta que les pregunten quién está cometiendo la corrupción.

Pero esperen. El Acertijo está obsesionado sobre todo con lo que, según él, es el elemento más asquerosamente corrupto de Ciudad Gótica: la plutócrata familia Wayne y el difunto padre de Bruce, que hizo del fraude y el crimen los cimientos de la ciudad. El Acertijo anhela matar a Bruce Wayne. Y Batman comienza a preguntarse… ¿podría tener razón el Acertijo?

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Elegante y segura… Zoë Kravitz como Gatúbela y Robert Pattinson. Foto: Jonathan Olley/Warner Bros

The Batman tiene a algunas personas a su favor. Kravitz es elegante y segura como la ladrona Selina Kyle, o Gatúbela, que tiene sus propias razones para detestar al espeluznante Falcone. Hay una bonita secuencia en la que Bruce le da a Selina unos lentes de contacto de vigilancia para que se los ponga antes de que se pasee por el club de Carmine, haciendo contacto visual con los encogidos clientes habituales, mientras Wayne lo supervisa todo en una pantalla.
Andy Serkis interpreta a Alfred, el mayordomo de Wayne, un hombre leal y sencillo que, al parecer, ha pasado por el “circo”: es decir, el mundo de la inteligencia de John Le Carré, no un circo de verdad, aunque resulta confuso considerando el estilo del Cirque du Soleil que adoptan todos los combatientes.

Pero el final es tedioso y extremadamente rebuscado, con escenas falsamente apocalípticas que funcionan mejor en aventuras de superhéroes menos serias, y una exasperante no-revelación cuyo significado quedará para la siguiente película. Inevitablemente, la noche cae sobre la última iteración de Batman con la turbia sensación de que -por supuesto- nada está realmente en juego. Sin embargo, un giro elegante de Pattinson, como el luchador contra el crimen con el alma herida.

¿Cuándo se estrena The Batman en México?

The Batman tiene un pre-estreno el 2 de marzo y se estrenará el 3 de marzo en salas de cine en México.

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