Soldados rusos desmoralizados hablan sobre su ira por haber sido ‘engañados’ para ir a la guerra
Dos soldados rusos hechos prisioneros cerca de Kiev por parte de Ucrania tras la operación militar rusa en territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022. Foto: Anadolu Agency/Getty Images

Hay cinco soldados rusos sentados en un edificio de ladrillos. Tienen los ojos vendados: son los últimos prisioneros capturados en Ucrania. Una voz ucraniana los interroga. “Habla”, le dice al oficial ruso del grupo. ¿Qué mensaje le gustaría enviar a sus soldados y a los rusos en su país?

Sinceramente, nos engañaron“, contesta el oficial, refiriéndose a sus superiores militares que se encuentran en Moscú. “Todo lo que nos dijeron era falso. Yo les diría a mis chicos que salieran del territorio ucraniano. Tenemos familias e hijos. Creo que el 90% de nosotros estaría de acuerdo en regresar a casa”.

El video de tres minutos fue filmado en condiciones de coerción. Los soldados evidentemente están asustados. Sin embargo, existen numerosas entrevistas similares con cautivos rusos que han circulado en los canales de las redes sociales ucranianas, en las que expresan opiniones similares.

Cuando le preguntaron qué les diría a sus comandantes, uno de ellos dijo sin rodeos: “Son unos maricas“. Otra frase utilizada con frecuencia es oni obmanuli nas: nos engañaron. Ocho días después de la invasión de Vladimir Putin es evidente que un número importante de sus soldados se encuentran desmoralizados y renuentes a luchar. Algunos se han rendido.

Otros abandonaron sus vehículos y emprendieron su regreso hacia la frontera rusa a pie, arrastrando sus armas y mochilas, según sugieren los videos. Estos episodios no significan que el Kremlin vaya a fracasar en sus intentos de conquistar Ucrania, ya que su táctica evoluciona hacia un brutal bombardeo contra la población civil.

Sin embargo, la baja moral de las tropas invasoras podría ser una de las razones por las que el plan de guerra relámpago de Rusia para invadir Ucrania parece no haber progresado a la velocidad que Putin hubiera querido. En Moscú tenían la idea de que la operación sería rápida y exitosa. Los videos sugieren que los soldados recibieron suministros de alimentos y combustible para únicamente dos o tres días.

El Kremlin también parece haber tenido una idea completamente fantástica del recibimiento que tendrían. Varios prisioneros de guerra comentaron que les habían asegurado que los ucranianos los recibirían como liberadores. Las fuerzas rusas esperaban flores y vítores, no balas y bombas, dijeron.

“Algunos de ellos pensaban que estaban realizando ejercicios militares. No previeron la resistencia”, explicó Artem Mazhulin, un profesor de inglés de 31 años de Kharkiv. “Muchos de ellos son reclutas nacidos en 2002 o 2003. Estamos hablando de chicos de 19 y 20 años“.

Y añadió: “Desde 2014, el gobierno ruso le ha lavado el cerebro a su población con propaganda. Intentan y le hacen creer a Rusia que Ucrania no es un país real y les dicen que monstruos fascistas la capturaron”.

Mazhulin comentó que sus tíos, Viktor y Valentina, hablaron con soldados rusos cuando pasaron enfrente de su casa en Kupiansk, en el noreste de Ucrania, cerca de la frontera. Los soldados les explicaron que buscaban a Banderivtsi, o seguidores del líder nacionalista ucraniano de la segunda guerra mundial Stepan Bandera.

“Mi tío les dijo: ‘¿Dónde demonios ven a Banderivtsi?’. Mi tía les dijo que se quitaran de sus flores”, contó Mazhulin. “Llamaron a mi tío Batya (papá) y platicaron con él sobre la cría de palomas, su pasatiempo. Después se fueron en su tanque”.

El jueves, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un discurso en video, recalcó el mismo mensaje: el de que Putin envió a sus fuerzas invasoras a Ucrania sin una misión comprensible. “Están desmoralizados. Están condenados”, señaló, diciendo a los soldados enemigos que “se vayan a casa”.

Ucrania afirma haber matado a varios miles de soldados rusos. Es posible que esta cifra sea una exageración, pero el miércoles, sin embargo, incluso el Kremlin admitió que 498 de sus soldados habían muerto, y que había mil 591 heridos.

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Militares armados esperan en vehículos del ejército ruso frente a un puesto de vigilancia fronterizo ucraniano en la ciudad de Balaclava, en Crimea, el 1 de marzo de 2014. Foto: Baz Ratner/Reuters

Alex Kovzhun, que fue asesor de la exprimera ministra ucraniana Yulia Tymoshenko, comentó que los soldados rusos podrían estar divididos en dos tipos: “Están los jóvenes reclutas que están muertos de miedo. Y están los tipos con carrera que han luchado en Siria y en el Donbás”.

Kovzhun dijo que el Estado Mayor ruso pensó que la invasión sería “fácil”, y una repetición de las operaciones para tomar Crimea en 2014, o su reciente despliegue en Kazajistán, que en gran medida no contaron con oposición. En cambio, los civiles ucranianos se han colocado frente a los tanques enemigos, han bloqueado convoyes blindados con sus propias manos y han cantado el himno nacional frente a los nerviosos guardias rusos.

“Gritan insultos delante de gente armada. He visto las caras de los rusos. Se sienten muy incómodos porque no es lo que esperaban. Les dijeron que los ucranianos fueron encarcelados por los míticos nazis”, añadió.

Nick Reynolds, analista de investigación sobre combate terrestre en el centro de estudios de defensa y seguridad Royal United Services Institute (Rusi), señaló que la cifra ucraniana de soldados enemigos muertos probablemente sea más fiable que el cálculo ruso, y añadió que las imágenes de los enfrentamientos en los que participan las fuerzas rusas disponibles en internet sugieren que la cifra que el Kremlin estaba dispuesto a admitir ya había sido superada.

Sin embargo, añadió, existen pocos indicios de cómo las autoridades ucranianas llegaron a su propio total. La cifra de varios miles de muertos podría ser en sí misma una ligera exageración, indicó.

No cabe duda que Ucrania está utilizando el desasosiego de los soldados capturados con fines propagandísticos. Varios videos muestran a jóvenes llamando a sus madres en Rusia, que no tienen idea de que sus hijos están luchando en Ucrania. Las madres suelen romper en llanto. Las autoridades ucranianas abrieron una línea telefónica para los familiares rusos preocupados, en otra primicia de relaciones públicas.

No obstante, existe una auténtica sensación de que muchos militares rusos se arrepienten de haber llegado a Ucrania, un viaje que para algunos ha terminado en la muerte o la desilusión. Un interrogador le pregunta a un prisionero: “Entonces, ¿qué piensan ustedes, son soldados del fuerte ejército ruso o carne de cañón?”

“Somos carne de cañón”, responde el prisionero de guerra.

“¿Valió la pena?”, pregunta el interrogador, como respuesta.

“No”, responde el prisionero.

Información adicional de Kevin Rawlinson.

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