¿Los robots trapeadores y las ventanas que se limpian solas pueden librarnos de las labores domésticas para siempre?
¿Trabajo duro o ignorar la grasa? Foto: Christopher Owens/The Guardian

Una de las candidatas a la canonización secular –y una de mis heroínas personales– es Frances Gabe. Fue una visionaria, una vecina terrible y la inventora de la casa que se limpia sola. Gabe, que murió en 2016 a los 101 años, transformó su bungalow en Oregon en un “lavaplatos gigante”, con un sistema de rociadores, secadores de aire y desagües, además de fregaderos, baños e inodoros que se limpian solos. “Las labores domésticas son un trabajo ingrato e interminable”, dijo Gabe. “¿Quién lo quiere? ¡Nadie!”

Coincido con Gabe, y con Lenin, quien condenó las labores domésticas como “un trabajo bárbaramente improductivo, mezquino, estresante, embrutecedor y demoledor”. Mis propias objeciones están basadas principalmente en la pereza y en un vago deseo de resistencia, pero para otros las labores domésticas pueden ser difíciles, o incluso imposibles.

“Hemos vinculado la limpieza a la moral durante tanto tiempo que resulta difícil ver que existen razones por las que la gente puede tener dificultades para mantener el orden, además de la pereza”, dice Rachel Hoffman, autora de Unfuck Your Habitat: You’re Better Than Your Mess. “Si alguien tiene una enfermedad mental, una discapacidad, un trauma o problemas de salud crónicos, las sugerencias habituales sobre cómo mantener un hogar limpio pueden ser completamente imposibles“.

Muchas personas no pueden y muchas más no quieren limpiar. Pero ¿estamos más cerca de materializar la utopía de Gabe? Si no es así, ¿podemos hacer que el trabajo perpetuo sea menos arduo? Intenté averiguarlo.

Polvo

El polvo es inevitable: después de todo, es principalmente –o al menos en parte, dependiendo de a quién se le pregunte– piel. “No creo que por mucho que nos exfoliemos en el baño vayamos a dejar de exfoliarnos con la ropa y las sábanas”, comenta Kate de Selincourt, escritora sobre sustentabilidad y salud en los edificios.

Algunos polvos domésticos son peores, señala: pueden contener partículas resistentes al fuego tóxicas procedentes de las telas, residuos de herbicidas de las calles, microplásticos y demás exquisiteces.

¿Es posible que haya menos polvo en tu casa? Tal vez. La ventilación mecánica con recuperación de calor (MVHR) podría ayudar. Diseñado como un método ecológico de calefacción y ventilación de viviendas, el MVHR proporciona aire fresco mientras conserva el calor, pero también filtra el aire al entrar, impidiendo que entre parte de la suciedad exterior. “Los filtros estándar –G4– pueden filtrar las partículas más grandes, como insectos, cabellos delgados, semillas voladoras y otros residuos transportados por el aire”, comenta Chayley Collis, de Green Building Store.

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‘Mis objeciones a las labores domésticas están basadas principalmente en la pereza’. Foto: Christopher Owens/The Guardian

Los usuarios pueden elegir un filtro F7 más fino, que también excluye las partículas más pequeñas, incluyendo el polen. El MVHR también puede eliminar parte del polvo generado internamente, ya que extrae aire de forma continua. “Por ejemplo, en un baño, cuando sacudimos una toalla, el polvo se desprende de las superficies y con frecuencia la pelusa de la toalla se libera en el aire. El sistema MVHR extraerá parte de este polvo”, comenta Collis, aunque las partículas más pesadas vuelven a caer al piso.

La eficacia de un sistema MVHR –que suele tener un precio de entre mil 500 y 3 mil libras (entre 40 y 80 mil pesos) para una casa “normal”– limita el polvo dependiendo del grado hermético de la vivienda: las ventanas o puertas abiertas reducen mucho su eficacia. Para un enfoque menos tecnológico, De Selincourt recomienda una política de no usar zapatos y “muchos tapetes, idealmente los que se pueden lavar con una manguera”.

Robots

Estamos en el año 2022. Elon Musk puede pilotar un carro a Marte, o algo así. ¿Acaso no puedo pulsar mi teléfono y tener la casa limpia? Casi. Los robots aspiradoras son una realidad: desde 2006 tengo un Roomba.

Es un pequeño caballo de guerra furioso, maltratado y muy reparado que ruge por ahí, chocando contra las cosas a horas aleatorias del día y de la noche, tragándose los cables, confundiéndose con los flecos de las alfombras y exigiendo que me ocupe de su “jaula de cepillos”. A pesar de esto, me encanta: aspira mi piso sin casi ninguna intervención de mi parte, el sueño.

Sabíamos que la gente quería un robot de limpieza, porque nos lo decían“, dice Colin Angle, CEO de la empresa estadounidense iRobot, que fabrica Roomba. “Era algo así como: ‘Mucho gusto, Colin, ¿cuándo vas a limpiar mi piso? No hacía falta ser un genio”.

Aun así, la creación de Roomba duró 12 años. Utiliza tecnología desarrollada para la eliminación de minas para garantizar su cobertura, y mantiene los costos (relativamente) bajos con los conocimientos desarrollados durante una incursión fallida en los juguetes robóticos. Los ingenieros votaron a favor de llamar a su creación “Cybersuck”. Angle se negó. “Tengo todo el crédito por un momento de sabiduría”.

Aunque Reino Unido se sigue resistiendo (un problema de distribución, de acuerdo con Angle), Roomba es uno de los raros electrodomésticos que ha alcanzado el estatus de artefacto cultural. Inspiró una melancólica cuenta de Twitter especializada en aspiradoras (@selfawareRoomba) y ha aparecido en videos virales de mascotas y en comedias (Parks and Recreation’s DJ Roomba), mientras que la historia de la aspiradora que recientemente se “escapó” de un hotel Travelodge de Cambridge conmovió incluso a una nación escéptica respecto a los Roomba. Creo que es porque se sienten extrañamente… ¿vivos? Exasperante o encantador, es imposible permanecer indiferente a tu pequeño compañero de casa.

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Emma con su pandilla de artilugios de limpieza. Foto: Christopher Owens/The Guardian

“La personificación es poderosa”, comenta Angle. “En dos semanas, el 90% de las personas le pusieron un nombre a su Roomba o lo usan como si fuera su nombre”. (El nuestro es Noo Noo, por la aspiradora de los Teletubbies.) Cuando atendía las llamadas de la línea de atención telefónica en los primeros días, los clientes se negaban a entregar sus robots defectuosos para cambiarlos, exigiendo primeros auxilios para su familiar.

iRobot me envía su último robot mayordomo que funciona con aplicaciones, el j7+, para que lo pruebe. Sin duda, es mejor para limpiar y más discreto que mi anarquista zumbador: choca mucho menos con las cosas, gracias a los nuevos algoritmos, y puedes elegir que utilice el GPS de tu teléfono o que hable con otros dispositivos inteligentes para saber cuándo todos están fuera y empezar a limpiar entonces. También es más necesitado: después de cada “misión”, le puedes dar una retroalimentación al robot, con opciones que incluyen “No necesitó mi ayuda” y “Respetó mi hogar”.

Noo Noo 2, como llamamos al elegante intruso, también me muestra fotografías de los obstáculos que encuentra (calcetines, zapatos, bolsas), preguntando si debe evitarlos permanentemente o si son temporales (aquí siempre es la primera opción, amigo robótico). La tecnología ha evolucionado tanto como para reconocer y evitar cables, audífonos e incluso –la pesadilla– el excremento de un perro. “De hecho, hemos recopilado miles de fotos de excrementos de perro y creamos modelos físicos y digitales de excrementos de perro, toda la maravilla de la magia de la alta tecnología”, dice Angle. “Estamos tan seguros, que realmente garantizamos que tu Roomba no chocará contra el excremento de perro”.

¿El servil j7+ –silencioso, respetuoso, receptivo, capaz de aprender– perdió algo del alma poética y salvaje del Roomba original? Tal vez. ¿Podría acostumbrarme a él? Por supuesto que sí.

Los robots también pueden trapear: el Braava de iRobot utiliza las mismas campanas y silbatos tecnológicos que la aspiradora, pero es más silencioso, se escabulle misteriosamente, haciendo clic discretamente. Mi esposo lo configura para que siga al Roomba y se siente como si una falange de personal doméstico estuviera cumpliendo nuestras órdenes, lo más cerca que estaremos de sentirnos como multimillonarios de la tecnología.

Nuestros pisos están mucho más limpios, pero el Braava no está exento de problemas. A no ser que se utilicen versiones de un solo uso (disponibles, pero escasamente ecológicas), es necesario enjuagar los discos del trapeador después de su uso. También envía mensajes quejumbrosos pidiéndome que llene su tanque, pero no me importa la limpieza del piso lo suficiente como para responder con frecuencia. Si los robots pudieran comparar notas, este se quejaría con Noo Noo de todo el mes que pasó rogándome que lo cargara diariamente, mientras permanecía sentado a escasos centímetros de su punto de carga. Esperemos que no puedan hacerlo.

Los robots domésticos parecen ser el futuro, pero tienen un precio elevado: el j7+ cuesta 899 libras (24 mil pesos); el Braava, 699 libras (19 mil pesos). Un Roomba básico cuesta a partir de 269 libras (7 mil pesos). Tampoco tienen todas las soluciones: como los Daleks, son derrotados por las escaleras. Verifico que Angle no está trabajando en una aspiradora para limpiar escaleras. “He hecho muchos robots que pueden subir escaleras”, comenta. “Simplemente no quieres pagar por ello”.

Pelo

Recibí una petición sincera para que investigara el problema que supone el pelo de una casa con varios perros y mujeres de cabello largo; me gustaría tener mejores noticias para ellos. Sin embargo, el protector de desagüe de Oxo es muy recomendable si los pelos en los desagües son tu problema.

Personalmente, coincido con la experta en limpieza Aggie MacKenzie, que dice: “Me emociona bastante desatascarlo, levantarlo y que salga toda la gran bola. Completamente asqueroso”. Si todas las tareas de limpieza fueran tan asquerosamente satisfactorias, tal vez haría más.

Por lo demás, no existe una fórmula mágica que no implique cortes de pelo para todos, pero MacKenzie es una fanática de las aspiradoras tipo escoba de Bissell para las situaciones peludas. “Te prometo que ningún pelo queda atrapado en el cepillo; es un milagro”.

Me pregunto si se puede combinar el tapizado con el pelo de la mascota, aunque Louise Wicksteed, de la empresa de diseño de interiores Sims Hilditch, no lo recomienda. Un ‘recuento de fricción’ de Martindale (el sistema de clasificación que evalúa la durabilidad de las telas) de más de 18 mil debería impedir que se estropee y se enganche con las garras de tu mascota”, aconseja. “Consigue cinta canela, envuélvela alrededor de tu mano y simplemente pega tu mano al sofá”, explica MacKenzie. “Es bastante agradable”. Y lo puedes hacer sentado, sugiero, con suerte. “Más o menos, sí”. No parece estar convencida.

Suciedad en las ventanas

Odio limpiar las ventanas, nunca puedo eliminar todas las manchas. ¿La tecnología puede ayudar? En el exterior, sí. Existe el vidrio que se limpia solo, y lo puedes instalar en casa. Pilkington fabrica Active, un vidrio revestido. “El revestimiento funciona de dos maneras”, explica su director de mercadotecnia en Reino Unido, Leo Pyrah. “Es fotocatalítico, por lo que absorbe la energía UV de la luz del día y el revestimiento reacciona para descomponer y aflojar la suciedad orgánica”.

El revestimiento también es hidrofílico, lo que significa que impide la formación de gotas cuando llueve, por lo que “el agua se distribuye uniformemente”. Es un 20% más caro que el vidrio normal y no es algo que se pueda utilizar en interiores, todavía. “Hemos estado investigando sobre el uso de lámparas UV para activar el revestimiento”, comenta Pyrah, pero no existe un sustituto inminente para el trabajo duro o, en mi caso, para ignorar la grasa.

Esconder

Si limpiar resulta excesivo, ¿el camuflaje puede ayudar? Cuando se trata de ocultar la suciedad, olvida el minimalismo: los estampados son tus amigos. Existe una razón por la que esas casas de campo inglesas llenas de labradores están llenas de tela chintz. La diseñadora de interiores Irene Gunter, de Gunter & Co, explica que eso no tiene por qué significar un exceso floral: se puede conseguir un efecto indulgente con sutiles variaciones de tono y textura.

Ella también evita las paredes pintadas –”un verdadero dolor de cabeza”–, ya que las marcas, incluso en la emulsión patrimonial más deseada, son difíciles de eliminar limpiamente. En zonas de mucho uso, como las cocinas y los pasillos, ella recomienda paneles de madera fáciles de limpiar o papel tapiz de vinilo.

Asimismo, los pisos menos limpios se ven mejor con textura. La madera es buena, porque tiene “grano y vida”. Evita los azulejos que sean “como un trozo de papel, súper sosos”, sugiere Gunter; elige algo con variedad de tonos, incluso del mismo color. “Si tienes un poco de polvo o una pasa en el suelo, no se nota”.

Según Wicksteed, un color más oscuro no es necesariamente mejor: “Un error común es pensar que un color de piso oscuro ocultará la suciedad con mayor eficacia; esto es particularmente cierto cuando se utiliza piedra oscura para disimular las huellas de lodo de una mascota”. Sin embargo, la suciedad suele ser más clara y el lodo se seca con un color más pálido de lo que la gente espera. Ella recomienda la piedra caliza de color más claro, que es más indulgente a la hora de ocultar “los signos reveladores de los animales en la casa”.

Gunter aconseja hacer coincidir el mortero con los azulejos. Si tiene que ser pálido, convence a tu albañil de que utilice un mortero epóxido más resistente. “No tengo que preocuparme de que dentro de seis meses tenga que sentarme en el piso con un cepillo de dientes”, dice, conjurando un escenario tan improbable para mí como un vuelo sin ayuda.

Cuando todo lo demás falla, despliega los reguladores de intensidad de luz. “La iluminación sirve para crear una atmósfera y un ambiente acogedor, no para crear un entorno estéril”, dice Gunter. Ten cuidado con los focos “blancos suaves”, advierte, y con las imágenes atractivamente cálidas, que podrían estar manipuladas con Photoshop. Revisa la caja: “Tienes que asegurarte de que es de 2.700 Kelvin”.

Trucos

La autolimpieza del hogar sigue siendo un sueño lejano, pero existen formas de hacer que las labores domésticas resulten menos abrumadoras. Para Debora Robertson, autora de Declutter:

The Get Real Guide to Creating Calm from Chaos, un hogar libre de desorden es un lugar más sencillo para limpiar y vivir. “Reducir el número de cosas significa que nunca tienes que limpiar, arreglar, pulir o quitar el polvo de esas cosas de nuevo”.

Hoffman recomienda “un cambio de mentalidad. Deja de pensar en la limpieza como una tarea inmensa y empieza a pensar en ella como una serie de pequeñas tareas continuas que puedes moldear y adaptar a tu vida. Puedes limpiar una habitación en intervalos de uno a cinco minutos, repetidos durante un tiempo”.

También es partidaria de pedir ayuda, ya sea a amigos o a la familia, si la ayuda profesional no es viable. “Existe un fenómeno realmente interesante en el que la gente tiene problemas para ordenar su propio desorden, pero puede ayudar a otra persona con el suyo”.

¿Qué es lo que marca la mayor diferencia con el menor esfuerzo? Robertson está “obsesionada” con ventilar las habitaciones. “Es la mejora más rápida que puedes hacer. Si abres las ventanas durante al menos 10 minutos todos los días, la habitación se vuelve más fresca al instante”. Hammond considera que limpiar las superficies planas –mesas, estantes, escritorios– es una ayuda desproporcionada. “Puede suponer una enorme diferencia visual”. Otra victoria fácil es hacer la cama: “Las camas ocupan mucho espacio en una habitación, por lo que una cama ordenada puede hacer que todo lo demás parezca más ordenado, aunque no lo esté”.

Mi consejo favorito, sin embargo, es el de MacKenzie. “No te muevas por la casa en absoluto. Cada vez que te mueves, desprendes células muertas y cabello. Quédate quieta en un sitio”. Por fin, un consejo de limpieza que estoy segura que puedo seguir.

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