¿Cuáles son las pruebas históricas de que Jesucristo vivió y murió?
Cristo vivo… Robert Powell como Jesús de Nazaret en 1977. Foto: ITV/Rex

¿Hasta qué punto podemos estar seguros de que Jesucristo realmente existió?

Las pruebas históricas de Jesús de Nazaret son antiguas y están muy extendidas. A las pocas décadas de su supuesta vida, es mencionado por historiadores judíos y romanos, así como por docenas de escritos cristianos. Comparemos esto con, por ejemplo, el rey Arturo, que supuestamente vivió alrededor del año 500 DC. La principal fuente histórica de los acontecimientos de esa época ni siquiera menciona al rey Arturo, y se le menciona por primera vez 300 o 400 años después de su supuesta vida. Las pruebas de Jesús no se limitan al folclore posterior, como ocurre con los relatos del rey Arturo.

¿Qué nos indican los escritos cristianos?

El valor de estas pruebas radica en que son tempranas y detalladas. Los primeros escritos cristianos que hablan de Jesús son las cartas de San Pablo, y los eruditos coinciden en que las primeras de estas cartas fueron escritas como muy tarde 25 años después de la muerte de Jesús, mientras que los relatos biográficos detallados de Jesús en los evangelios del Nuevo Testamento datan de alrededor de 40 años después de su muerte. Todos ellos aparecieron en el transcurso de la vida de numerosos testigos presenciales, y proporcionan descripciones que corresponden a la cultura y la geografía de la Palestina del siglo I. También resulta difícil imaginar la razón por la que los escritores cristianos inventarían una figura de salvador tan profundamente judía en una época y un lugar –bajo la tutela del imperio romano– en los que existía una fuerte desconfianza hacia el judaísmo.

¿Qué dijeron los autores no cristianos sobre Jesús?

Hasta donde sabemos, el primer autor ajeno a la Iglesia que menciona a Jesús es el historiador judío Flavio Josefo, que escribió una historia del judaísmo aproximadamente en el año 93 DC. Hace dos referencias a Jesús. Una de ellas es polémica porque se cree que fue corrompida por los escribas cristianos (probablemente convirtiendo el relato negativo de Josefo en uno más positivo), sin embargo, la otra no es dudosa, una referencia a Santiago, el hermano de “Jesús, el llamado Cristo”.

Aproximadamente 20 años después de Josefo tenemos a los políticos romanos Plinio y Tácito, que ocupaban algunos de los más altos cargos del Estado a principios del siglo II DC. De Tácito aprendemos que Jesús fue ejecutado cuando Poncio Pilato era el prefecto romano a cargo de Judea (26-36 DC) y Tiberio era emperador (14-37 DC), informes que coinciden con el marco temporal de los evangelios. Plinio aporta la información de que, donde él era gobernador en el norte de Turquía, los cristianos veneraban a Cristo como un dios. A ninguno de los dos les gustaban los cristianos, Plinio escribe sobre su “obstinación testaruda” y Tácito califica su religión como una superstición destructiva.

¿Los escritores antiguos discutieron la existencia de Jesús?

Sorprendentemente, nunca hubo ningún debate en el mundo antiguo sobre si Jesús de Nazaret era una figura histórica. En la literatura más antigua de los rabinos judíos, Jesús fue denunciado como el hijo ilegítimo de María y un hechicero. Entre los paganos, el escritor de sátiras Luciano y el filósofo Celso desestimaron a Jesús como un sinvergüenza, pero no tenemos constancia de que alguien en el mundo antiguo cuestionara si Jesús vivió.

¿Qué tan polémica es la existencia de Jesús en la actualidad?

En un libro reciente, el filósofo francés Michel Onfray habla de Jesús como una simple hipótesis, de su existencia como idea en lugar de como figura histórica. Hace unos diez años se creó en Estados Unidos el Proyecto de Jesús; una de sus principales cuestiones de debate consistía en si Jesús existió o no. Algunos autores han llegado a sostener que Jesús de Nazaret era doblemente inexistente, afirmando que tanto Jesús como Nazaret son invenciones cristianas. Sin embargo, cabe destacar que los dos principales historiadores que han escrito en mayor proporción contra estos argumentos hiperescépticos son ateos: Maurice Casey (anteriormente de la Universidad de Nottingham) y Bart Ehrman (Universidad de Carolina del Norte). Estos últimos han criticado duramente el enfoque del “mito de Jesús”, tachándolo de falso intelectual. No obstante, una encuesta reciente descubrió que el 40% de los adultos en Inglaterra no creían que Jesús fuera una figura histórica real.

¿Existen pruebas arqueológicas de Jesús?

Parte de la confusión popular en torno a la historicidad de Jesús puede estar causada por los peculiares argumentos arqueológicos planteados con respecto a él. Recientemente se ha afirmado que Jesús era bisnieto de Cleopatra, junto con monedas antiguas que supuestamente muestran a Jesús con su corona de espinas. En algunos círculos, todavía existe interés por la Sábana Santa de Turín, supuestamente el sudario funerario de Jesús. El papa Benedicto XVI afirmó que era algo que “ningún arte humano era capaz de producir” y un “ícono del Sábado Santo”.

Sin embargo, resulta difícil encontrar historiadores que consideren este material como un dato arqueológico serio. Los documentos producidos por escritores cristianos, judíos y romanos constituyen la evidencia más significativa.

Estas abundantes referencias históricas nos dejan pocas dudas razonables respecto a que Jesús vivió y murió. La duda más interesante –que va más allá de la historia y de los hechos objetivos– es si Jesús murió y vivió.

Simon Gathercole es profesor de Estudios del Nuevo Testamento en la Universidad de Cambridge.

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