‘¡Hagan algo!’: Biden visita Uvalde tras el tiroteo masivo y los espectadores le piden que tome medidas
El presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden visitan un monumento en la escuela primaria Robb para presentar sus respetos a las víctimas del tiroteo masivo, el domingo, en Uvalde, Texas. Foto: Evan Vucci/AP

Joe Biden visitó el domingo la localidad de Uvalde, Texas, intentando reconfortar a una comunidad devastada por el último tiroteo masivo ocurrido en Estados Unidos, el cual cobró la vida de 19 niños de una escuela primaria y dos maestras.

La visita constituyó la segunda visita presidencial relacionada con una masacre en el lapso de dos semanas, después del ataque por motivos racistas en la localidad de Buffalo, en Nueva York, mientras los demócratas en Washington ofrecían una vacilante esperanza de una legislación bipartidista para la reforma de la ley de armas en el Congreso.

Los espectadores aclamaron a Biden, no obstante, también pidieron al presidente demócrata y al gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, que visitaron la zona, que tomaran medidas para hacer de Estados Unidos un lugar más seguro para sus hijos.

El presidente de Estados Unidos y la primera dama, Jill Biden, ambos vestidos de negro, presentaron sus respetos en un monumento improvisado en el exterior de la escuela primaria Robb en Uvalde, colocando un ramo de flores blancas en medio de un conjunto de velas, flores y fotos de las víctimas.

Se pudo ver que Biden extendió la mano para tocar las fotos de los niños y en un determinado momento se limpió las lágrimas de sus ojos mientras avanzaba lentamente por el monumento.

Abbott se encontraba cerca y, desde el tiroteo ocurrido el pasado martes, ha hablado sobre el aumento de seguridad en las escuelas, pero no sobre las restricciones en materia de armas de fuego, lo que provocó abucheos por parte de los presentes el domingo. “Necesitamos ayuda, gobernador Abbott”, gritó un espectador. “Qué vergüenza, Abbott”, gritó otro.

Ben González, residente de Uvalde, de 35 años, hizo un llamado a los políticos y expresó seguidamente que quería ver un cambio en varios temas, entre ellos más leyes en materia de armas, más recursos para la atención a la salud mental y para las escuelas y que dependía de los legisladores estatales y federales actuar.

“En un determinado momento va a depender de nosotros, porque votamos por estas personas para que nos representen y no nos están representando y resulta desgarrador porque ocurren cosas como ésta. Es necesario hacer algo, necesitamos un cambio, necesitamos ayuda y mi mayor temor es que nada va a cambiar, y dentro de seis meses Uvalde solo será Uvalde, solo será historia y nada habrá cambiado”, comentó a la cadena CNN.

Los Biden caminaron frente a la escuela antes de ser llevados en la caravana presidencial para asistir a la misa que se celebró en la iglesia católica local, sin realizar ningún comentario público.
Después del servicio, los Bidens salieron de la iglesia y una persona que se encontraba entre la multitud gritó: “¡Hagan algo!”

El presidente respondió: “Lo haremos”.

Estaba previsto que Biden se reuniera con los dolientes tras la misa y, más tarde, con los servicios de emergencia, mientras el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunciaba que llevaría a cabo una revisión de incidentes críticos en relación con la respuesta de la policía al tiroteo, después de que saliera a la luz que la policía local esperó durante al menos una hora afuera del salón de clases donde el hombre armado se atrincheró y abrió fuego.

El sábado, en un discurso pronunciado en Delaware, Biden lamentó la “demasiada violencia, demasiado miedo y demasiado dolor” en la repetida violencia relacionada con las armas de fuego en Estados Unidos, que calificó como “actos de maldad”.

Biden lamenta el ‘miedo’ y la ‘violencia’ antes de su visita a Uvalde, video

La visita al estado de Texas se produjo mientras los senadores en Washington DC, ofrecían un cauteloso optimismo respecto a un acuerdo legislativo sobre un paquete de medidas de seguridad de armas a pequeña escala.

El domingo, el senador demócrata estadounidense Chris Murphy, del estado de Connecticut, señaló que las conversaciones en curso entre demócratas y republicanos del Senado implicarían compromisos por parte de ambos partidos políticos.

“Creo que hay algo que se está muriendo dentro del alma de este país cuando nos negamos a actuar a nivel nacional, tiroteo tras tiroteo”, dijo Murphy a la cadena CBS News.

“Y sí creo que existe una oportunidad en este momento para aprobar algo significativo. He observado un mayor interés por parte de los republicanos en sentarse y dialogar en esta ocasión que en cualquier otro momento desde Sandy Hook”, comentó, en referencia al devastador tiroteo masivo ocurrido en una escuela primaria de su estado hace casi 10 años y que cobró 26 vidas.

Un pequeño grupo de senadores estadounidenses comenzó las negociaciones a principios de la semana con una serie de medidas de control supuestamente propuestas. Entre las que figuran la ampliación a nivel nacional de las comprobaciones de antecedentes para la compra de armas de fuego y el establecimiento de las denominadas leyes de bandera roja, las cuales permiten que las autoridades ordenen la retirada o la restricción de las armas de una persona considerada un riesgo para la seguridad pública.

No obstante, Murphy, a quien acompañan en las negociaciones un grupo de senadores republicanos de alto nivel, entre ellos John Cornyn, de Texas, y Lindsey Graham, de Carolina del Sur, dejó en claro que era poco probable que una serie de propuestas clave respaldadas por los defensores del control de armas formaran parte de cualquier paquete legislativo. Entre ellas, la prohibición nacional de la compra de rifles de asalto o la limitación de la capacidad de los cargadores.

La vicepresidenta Kamala Harris hizo un nuevo llamado el sábado para prohibir las armas de asalto de tipo militar para la población en general, mientras asistía al último funeral en memoria de las 10 víctimas asesinadas con arma de fuego en Buffalo, hace dos semanas, en un ataque por motivos racistas en un supermercado en un barrio de mayoría afroamericana.

Tanto el presunto tirador de Nueva York como el que atacó la escuela primaria en Uvalde la semana pasada tenían 18 años, pero pudieron comprar legalmente los rifles de asalto y la munición que utilizaron en los ataques.

Todavía quedan importantes obstáculos para lograr cualquier importante medida legislativa, las cuales han flaqueado continuamente tras los tiroteos masivos de los últimos años.

Al menos 10 republicanos del Senado tendrían que votar a favor de la legislación propuesta para conseguir los 60 votos necesarios para la aprobación legislativa, ya que la cámara se encuentra dividida al 50% entre los dos partidos.

Esta semana, el periódico New York Times contactó a los 50 senadores republicanos para conocer su postura respecto a la reforma de la ley de armas. Hasta ahora, solo cinco se han mostrado dispuestos a votar a favor de cualquier legislación, lo que evidencia el poder que el grupo de presión pro-armas ejerce sobre el partido.

En Texas, un grupo de altos cargos republicanos del estado se unieron a los demócratas para pedir a Abbott que convoque una sesión especial de la legislatura estatal, quien posteriormente señaló: “Todas las opciones están sobre la mesa”.

Sin embargo, es probable que cualquier reforma suponga una ardua batalla en este estado, controlado por los republicanos, quienes han aprobado sucesivas leyes de flexibilización de la legislación sobre armas tras los recientes tiroteos masivos.

El domingo, el congresista republicano de Texas Dan Crenshaw rechazó las nuevas restricciones cuando fue entrevistado en la cadena CNN.

Crenshaw, exSEAL de la Marina estadounidense, también aseguró que los fusiles de asalto tipo AR-15 son “más armas de autodefensa” que una herramienta de guerra.

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