‘Yo estuve ahí cuando fue coronada’: los fanáticos de la realeza llenan el Mall con motivo del jubileo de la reina
Brenda Dalton, a la derecha, y su familia. La mujer de 81 años dijo que la reina lo había hecho 'de maravilla'. Foto: Emily Dugan/The Guardian

Han pasado 70 años desde que Brenda Dalton, de 81 años, vio por última vez a la reina. Cuando era estudiante en la escuela Northolt, en el oeste de Londres, ganó la votación escolar para ver la coronación de la reina y la vio pasar en un carruaje dorado.

De pie en el Mall en la mañana del jueves, la trabajadora jubilada de una fábrica esperaba una segunda oportunidad. “Por eso quise venir. Estuve ahí ese día cuando fue coronada y creo que lo ha hecho de maravilla”, dijo Dalton.

Fue una de las miles de personas que acudieron bajo el sol a ver el desfile Trooping the Colour, que dio comienzo a un fin de semana largo de celebraciones del jubileo de la reina para conmemorar los 70 años de reinado.

Dalton viajó desde su casa en Northampton el miércoles junto con su hermana y sus hijas para asegurarse de conseguir un buen lugar. Agradeció que el clima fuera mejor que el que hubo en la coronación. “Era un horrible día lluvioso y todos los alumnos estaban parados en las banquetas con playeras blancas y shorts y una mac”, recordó.

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Jon Tarrant-Heckford con su madre, Lorraine, y dos cuidadoras. Foto: Emily Dugan/The Guardian

Para Jon Tarrant-Heckford, de 14 años, de New Forest, se trataba de un día muy esperado. Jon, que padece una enfermedad terminal con síndrome de Sanfilippo y que recibe tratamiento en el hospital Great Ormond Street, no habla, sin embargo, sus sentimientos respecto al día eran evidentes. Vestido con un pantalón con la bandera británica, Jon no podía dejar de sonreír en el festejo del jubileo.

Su madre, Lorraine Tarrant-Heckford, de 55 años, comentó: “Normalmente estamos aquí para las consultas del hospital, pero hoy estamos aquí por puro placer”. Cuando le recuerda a Jon que están a punto de ver a la reina y los aviones, se amplía su sonrisa.

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Raj y Sheets Darji con sus hijas Rosie y Daisy y su perro Coco. Foto: Emily Dugan/The Guardian

La policía restringió el acceso al Mall mientras miles de personas se apretujaban contra las vallas para poder ver a la reina y el espectáculo. Los niños se subieron a los postes de seguridad, decididos a conseguir una mejor vista, mientras los policías intentaban en vano persuadirlos de que volvieran a bajar.

Raj y Sheets Darji, ambos de 42 años, condujeron durante cinco horas desde Desford, en Leicestershire, el miércoles, con sus hijas, Rosie, de 12 años, y Daisy, de nueve, y su labradoodle Coco. Nunca antes habían asistido a un evento real. “Esto no va a volver a ocurrir, ¿verdad?”, comentó Sheets.

Daisy, luciendo su mejor vestido de satén verde para la celebración del jubileo de la reina, se encontraba subida a un poste de seguridad decidida a ver a la gobernante. Otros acamparon toda la noche para conseguir lugares en primera fila.

Sonia Petts, de 59 años, supervisora de seguridad de Northampton, se encontraba justo al frente, en el extremo del Palacio de Buckingham. Ella y su hermana Cherie llevaban sentadas sobre una manta de picnic desde las 21:30 horas del miércoles. “No teníamos previsto acampar. Sí hizo un poco de frío a eso de la una o las dos de la mañana. Pero 70 años es algo importante. La reina es increíble y no se está volviendo más joven”.

Becca Coker, de 39 años, observaba desde las gradas junto a su esposo, Tom Coker, de 40 años, mayor de los Royal Dragoon Guards. Viajaron desde Steeple Aston, en Oxfordshire, para ver el desfile.
Les entusiasmaba formar parte de ello. “Mi padre marchó en la coronación de la reina y nuestro hijo de dos años está obsesionado con ella”, comentó. “Es algo muy positivo después de los últimos años con el Covid-19”.

La enfermera Sarah-Jane Turner, de 39 años, y el informático Richard Turner, de 41, viajaron desde Walsall con sus hijas el miércoles para intentar conseguir un buen lugar. Sacrificaron su propia vista para que Charlotte, de siete años, y Penelope, de cinco, pudieran ver el espectáculo. “¡Queremos ver a la reina!”, dijeron, luciendo vestidos a juego con la bandera británica.

Sujetas a una valla cerca del Palacio de Buckingham mientras sus padres veían en sentido contrario, las niñas informaban lo que podían ver. En su mayoría, solo veían las cabezas de los soldados y alguno que otro caballo de la policía, aunque pudieron ver fugazmente a Camilla y Kate pasar en un carruaje.

La multitud era tan densa que solo se dieron cuenta de que la reina estaba en el balcón cuando por fin pudieron ver una pantalla en vivo. “La vieja y buena televisión, ¿no?”, dijo Richard.

Otros simplemente se encontraron en el lugar y el momento adecuados. Caroline Hearn, de 43 años, profesora auxiliar de Horton Heath en Hampshire, eligió el jueves para llevar a su esposo y a sus hijos a un viaje turístico por la capital porque el clima parecía ser bueno.

Por casualidad, se encontraban en la orilla de Green Park cuando el príncipe Carlos y Camilla se acercaron después para saludar a los asistentes. Después de que le estrecharan la mano, Caroline saltó de emoción gritando: “¡Es el futuro rey! ¡Habló conmigo!”.

Sus hijos se mostraron menos impresionados. “Cálmate, mamá”, dijo Archie, su hijo de nueve años. “Vamos al Big Ben ahora”.

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