Por qué BTS puso en pausa su carrera en su apogeo
BTS en los premios Grammy 2022. Foto: Angela Weiss/AFP/Getty Images

Cuando las megaestrellas del pop surcoreano BTS anunciaron que se centrarán en sus carreras en solitario, lo hicieron con palabras muy cuidadas. “¡No es que nos vayamos a separar! Solo estamos viviendo separados por un tiempo“, aclaró Suga, a mitad de la emotiva conversación de una hora, publicada en YouTube el martes. “Espero que vean que se trata de un plan saludable”, añadió J-Hope, con seriedad. “Es algo que todos necesitamos”.

No es de extrañar que BTS –también conocidos como Bangtan Sonyeondan, o Boy Scouts a prueba de balas en coreano– estuvieran nerviosos ante la revelación de sus próximos pasos. Desde su anuncio, se informó que las acciones de la agencia del grupo perdieron hasta 1.7 millones de dólares en su precio de mercado. Y, además, tienen que enfrentarse a las emociones de su apasionada base de fans mundial, BTS Army, así como al peso de las expectativas de una nación que recae sobre sus hombros.

Durante los dos últimos años, la idea de BTS casi se convirtió en algo más grande que los propios siete miembros. Rompiendo tantos récords que ayer Guinness World Records publicó en Twitter: “BTS los vamos a extrañar”, el grupo es el primer grupo de K-pop nominado a un Grammy, el primero en situar un sencillo principalmente en coreano en el número 1 en Estados Unidos, y recaudó 33.3 millones de dólares en solo cuatro conciertos en Los Ángeles el año pasado. Su éxito en Occidente solo es la punta del iceberg: BTS también ha ganado las cuatro categorías principales de los premios Mnet Asian Music Awards durante tres años consecutivos.

Más allá de su reluciente sala de trofeos (que ahora está abierta al público en el museo Hybe Insight en la ciudad de Seúl), BTS se ha convertido en el representante de Corea del Sur en la escena mundial. Hablaron en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2021 después de haber viajado hasta ahí con pasaportes diplomáticos, y a principios de este mes visitaron la Casa Blanca para hablar de la inclusión y la representación asiática con el presidente Biden, así como del aumento de los delitos de odio contra los asiáticos. De acuerdo con un informe de 2018, los siete hombres aportan más de 3.4 millones de dólares a la economía surcoreana.

Sin embargo, desde el debut de BTS en 2013, se han superado a sí mismos. A pesar de los humildes orígenes de su sello discográfico, y en una industria del K-pop dominada en aquel entonces por las “Tres Grandes” agencias musicales, BTS se diferenció de sus iguales gracias a presentaciones intensas, un espíritu cálido pero rebelde, y un amor profundamente tangible por la música respaldado por las credenciales de hip-hop underground de varios de sus miembros. Ganaron su primer premio importante en 2015, con la canción pop amargamente romántica I Need U, y comenzaron un ascenso constante hacia la dominación de la industria con letras introspectivas y filosóficas y una destreza para transformar sus inicios de hip-hop a varios géneros pop globales. El 10 de junio, el grupo publicó el álbum de antología Proof, una epopeya de tres discos que abarca sus sencillos más vendidos, así como sus primeros demos crudos y encantadoramente juveniles.

El impulso ha definido a BTS, y es evidente que este cambio de circunstancias no es una simple decisión. Ver a RM, Jin, Suga, J-Hope, Jimin, V y Jungkook exponerlo todo, con franca y en ocasiones lacrimógena honestidad, en la mesa del departamento que antes compartían, es comprender hasta qué punto han cargado con el peso de las expectativas. Resulta aún más sorprendente su voluntad de exponer esta decisión al inevitable escrutinio público.

RM, el líder del grupo, fue directo en su valoración sobre una industria que no permite fácilmente este tipo de reflexiones: “Empecé a hacer música y me convertí en BTS porque tenía un mensaje para el mundo. Pero en algún momento (ya) no he estado seguro de qué tipo de grupo somos y para mí era un gran problema el hecho de no saberlo”.

Visiblemente frustrado, continuó: “Siempre he pensado que BTS era diferente a otros grupos, pero el problema con el K-pop es que no te dan tiempo para madurar. Tienes que seguir produciendo música, seguir haciendo algo. Después de levantarme en la mañana y que me maquillen no queda tiempo para crecer. En este momento hemos perdido el rumbo y solo quiero tomarme un tiempo para pensar”.

Los fans también supieron que este cambio se ha gestado durante mucho tiempo. Jungkook reveló que su álbum Map of the Soul: 7, publicado en 2020, pretendía marcar el final del “primer capítulo” del grupo. Ese disco, que incluye una opinión frecuentemente brutal sobre la relación del grupo con la música y la fama, junto con siete temas en solitario que analizaban el viaje personal de cada uno de los miembros, debería haber culminado con una larga gira mundial y, según se deduce, abrir la puerta a este enfoque centrado en los artistas como individuos. “Este momento debería haber llegado antes, pero creo que lo hemos retrasado. Tenemos que hacerlo ahora”, dijo, rotundamente.

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Una fan de BTS se toma una selfie antes de un concierto en Las Vegas. Foto: David Becker/Getty Images

No obstante, es comprensible que lo hayan “retrasado”. En la pausa de esa gira cancelada, debido al Covid-19, BTS decidió lanzar un sencillo independiente para levantar el ánimo de sus fans, así como el de ellos mismos. Dynamite, una canción de disco-pop empalagoso y su primer sencillo completamente en inglés, les proporcionó su primer número 1 en Estados Unidos y su primera nominación a los Grammy. Resulta justo que BTS, y su agencia, sintieran la necesidad de aprovechar este súbito ascenso a las altas esferas del pop, aunque RM lo identifique ahora como el momento en el que comenzó a perder su control sobre la dirección del grupo.

Para tranquilizarnos, Suga ofrece: “Pero cuando recordamos los últimos nueve años, casi nada salió como estaba planeado. Deberíamos vivir haciendo lo que queremos, ¡todos moriremos al final!”. Sin embargo, el rapero también admitió sus recientes dificultades a la hora de escribir sus letras, reflexionando: “En ese entonces (en los primeros años del grupo) tenía algo que decir, pero simplemente me faltaba la habilidad, ahora no sé qué decir”.

Alrededor de la mesa, cada uno de los siete miembros comienza a describir –al principio con vacilación y después con confianza– que todos están trabajando en álbumes individuales. J-Hope, rapero y bailarín con una vivaz presencia escénica, publicará el suyo en julio, antes de su primera presentación en solitario en el festival Lollapalooza, lo que supone un nuevo récord, ya que es el primer artista asiático en encabezar el tradicional festival de Chicago. Jin, el miembro de mayor edad del grupo, y que en su momento aspiró a ser actor, sonríe mientras describe cómo dedica su nuevo tiempo libre a los videojuegos, y promete que está trabajando en nuevas canciones, pero que probablemente será el último en lanzarlas. “Espero que a las suyas les vaya bien”, bromea, mientras RM interviene: “¡Serás el gran final!”.

V, un cantante con un barítono sombrío y una afición por los bares de jazz polvorientos, habla con seriedad cuando describe sus esperanzas de “tener la oportunidad de mostrar mi música al mundo, y no solo la música, desde hace tiempo he querido mostrar las cosas que hay dentro de mí”. Jungkook, un hábil cantante de R&B y el más joven de los siete, se muestra igualmente serio al prometer que: “Daré lo mejor de mí, y nos convertiremos en una mejor versión de nosotros, creo firmemente en ello”.

Suga, que ya es un productor muy solicitado, bromea con el hecho de que sus precios son prohibitivamente costosos desde su exitosa colaboración con la realeza del K-pop, Psy, pero se apresura a ofrecer su ayuda a los demás miembros y, en concreto, a Jimin, un bailarín de ballet y un vocalista característicamente emotivo, que se muestra visiblemente conmovido por el proceso. “No podemos contarles todo directamente”, dice a la cámara, “y eso es muy triste y difícil a veces. Si toman nuestras palabras tal cual… sería estupendo”. Los demás miembros corean “¡no llores!” mientras él se seca cuidadosamente una lágrima.

RM, el último en hablar, resume todo: “Los siete nos dirigimos hacia un objetivo común con todo lo que tenemos. Quiero que BTS dure mucho tiempo, pero (para que eso ocurra) creo que tengo que conservar quién soy. Lo que sé con certeza es que somos BTS, y que hemos llegado hasta aquí gracias a ustedes. Siempre quiero ser RM de BTS”. Todo esto, señala a los miembros sollozantes, “es por el futuro que tenemos por delante”.

Mientras se ponen de pie para brindar, el Army de BTS de todo el mundo toma las redes sociales para tranquilizar al grupo: BTS ha llegado muy lejos y –como dice su reciente sencillo– lo mejor está por llegar.

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