Xi Jinping celebra el gobierno de China sobre Hong Kong en el 25 aniversario del traspaso

Xi Jinping celebró el gobierno de China sobre Hong Kong al presidir las celebraciones del 25º aniversario del traspaso de la ciudad por parte de Gran Bretaña, insistiendo en que la democracia estaba prosperando a pesar de la represión política que ha silenciado la disidencia.

Tras la toma de posesión del nuevo jefe ejecutivo de línea dura, John Lee, en una solemne ceremonia celebrada en la mañana del viernes, el presidente de China expuso su visión de la ciudad y sus administradores.

En su primer viaje fuera de la China continental desde el inicio de la pandemia, prometió que “un país, dos sistemas” –un modelo de gobierno bajo el cual se prometió a Hong Kong que mantendría cierta autonomía y libertades durante 50 años– perduraría.

“Para este tipo de buen sistema, no existe ninguna razón para cambiarlo, debe ser mantenido a largo plazo”, comentó Xi, mientras los críticos cuestionaban si seguía intacto el alto nivel de autonomía de la ciudad.

“Después de tanta agitación, las personas han aprendido la dolorosa lección de que Hong Kong no puede ser caótica, no puede permitirse el lujo de serlo”, señaló. “Hong Kong se encuentra en una nueva fase de transición del caos a la estabilidad, de la estabilidad a la prosperidad”.

En los últimos tres años se ha registrado un recorte sin precedentes de las libertades en Hong Kong como consecuencia de la ley de seguridad nacional impuesta por Beijing. Numerosos activistas prodemocráticos, periodistas y políticos de la oposición han sido encarcelados.

Xi pidió a los residentes de Hong Kong que contribuyeran al “gran rejuvenecimiento de la nación china” al tiempo que insistió en que Beijing siempre había actuado “por el bien de Hong Kong”.

Lee, que fue ministro de Seguridad, mencionó las principales protestas del movimiento prodemocrático como retos que había superado la ciudad, mientras que Xi señaló que la introducción de la ley de seguridad nacional y su renovado sistema electoral “exclusivo para patriotas” protegían los derechos democráticos de los ciudadanos de Hong Kong.

En las ceremonias de toma de posesión, todos los funcionarios, incluido Xi, usaron cubrebocas y se mantuvieron separados por al menos un metro. No se dieron la mano. Xi regresará a la China continental en la tarde del viernes, después de haber permanecido menos de 24 horas en la ciudad.

Antes de que comenzara la altamente organizada ceremonia, el primer ministro británico, Boris Johnson, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, comentaron que Beijing no había respetado el acuerdo de “un país, dos sistemas” pactado en el acuerdo que puso fin al dominio colonial británico en 1997.

Comprometiéndose a no “renunciar” a Hong Kong, Johnson comentó: “Se trata de una situación que amenaza tanto los derechos y libertades de los habitantes de Hong Kong como la continuidad del progreso y la prosperidad de su hogar”.

Blinken indicó que se suponía que el viernes se cumplía la mitad de los 50 años de autonomía prometida en el marco de “un país, dos sistemas”, “sin embargo, ahora es evidente que las autoridades de Hong Kong y Beijing ya no consideran que la participación democrática, las libertades fundamentales y los medios de comunicación independientes sean parte de esta visión”.

Tras señalar que la estricta ley de seguridad que Beijing impuso en Hong Kong en 2020 había conducido a una “erosión de la autonomía”, dijo: “Nos solidarizamos con las personas de Hong Kong y reforzamos sus peticiones para que se restablezcan sus libertades prometidas”.

Los eventos programados para conmemorar el aniversario del traspaso de poderes comenzaron con una breve ceremonia en la que se izó la bandera en el centro de convenciones y exposiciones de Hong Kong, un recinto rodeado de enormes barricadas policiales. En el pasado, los activistas de Hong Kong se manifestaron fuera de la ceremonia, no obstante, la policía de seguridad nacional les advirtió que no protestaran este año.

La seguridad fue estricta en toda la ciudad. Se desplegó la unidad de respuesta antiterrorista de la policía de Hong Kong en Wan Chai, que estuvo acompañada por vehículos blindados.

Los oficiales también patrullaron la zona y efectuaron controles de vehículos. El personal de los medios de comunicación tuvo que entregar sus sombrillas antes de entrar a los eventos, y también les registraron e inspeccionaron sus pertenencias. El artículo ha sido un símbolo del movimiento prodemocrático desde 2014.

Mientras tanto, la policía ordenó a los miembros de la Liga de los Socialdemócratas, un grupo de activistas, que no llevaran a cabo ninguna protesta el 1 de julio, tras haber interrogado a sus miembros y registrado sus domicilios.

El expresidente de la Liga, Avery Ng, comentó que divisó un equipo de policías vestidos de civiles afuera de su edificio, y comparó la situación con un arresto domiciliario. “Obviamente, esto es muy parecido a lo que ocurre en la China continental, en los días importantes te ‘invitan’ a guardar silencio, o tal vez te ‘invitan’ a irte de viaje”, explicó Ng.

Asimismo, se aplicó un escrutinio sin precedentes a los periodistas que cubrían los eventos del 1 de julio. Únicamente los medios de comunicación seleccionados por el gobierno pudieron asistir en persona a los eventos. La Asociación de Periodistas de Hong Kong indicó que alrededor de diez trabajadores de diversos medios de comunicación, entre ellos el South China Morning Post, fueron excluidos de los eventos por “motivos de seguridad”.

Durante la ceremonia de inauguración, tanto Xi como Lee hicieron hincapié en la necesidad de que Hong Kong atraiga capital extranjero.

El jueves, Xi comentó ante una multitud selecta en Hong Kong que la región había “resurgido de las cenizas”.

“Mi corazón y el del gobierno central han estado con nuestros compatriotas de Hong Kong”, expresó, según la traducción del periódico South China Morning Post. “En los últimos años, Hong Kong ha atravesado, uno tras otro, diversos y graves retos, y los ha vencido”.

“Después del viento y la lluvia, Hong Kong ha resurgido de las cenizas y ha mostrado una fuerte vitalidad”.

Lee se comprometió a unificar la ciudad para “un nuevo capítulo”, prometiendo a su vez un enfoque aún más agresivo para contrarrestar el “fomento del miedo y las difamaciones” de los críticos.

Antes de los acontecimientos del viernes, Johnson señaló que procuraría seguir exigiéndole a China que cumpla sus compromisos en el marco del modelo de “un país, dos sistemas”, de manera que Hong Kong sea “una vez más dirigido por el pueblo de Hong Kong, para el pueblo de Hong Kong”. Indicó que la posibilidad de inmigración británica para los titulares de pasaportes nacionales británicos (de ultramar) atrajo el año pasado 120 mil solicitudes.

La secretaria de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Liz Truss, hizo eco de los comentarios de Johnson, y señaló: “Las autoridades han reprimido la oposición, han penalizado la disidencia y han expulsado a todo aquel que pueda decirle la verdad al poder”.

“El compromiso histórico del Reino Unido con Hong Kong y su pueblo subsiste. Por eso seguimos desafiando a China por haber incumplido los compromisos jurídicamente vinculantes que firmó en el marco de la declaración conjunta.”

Australia también criticó a China por restringir los derechos y las libertades de los habitantes de Hong Kong. “Australia sigue estando profundamente preocupada por la continua erosión de los derechos, las libertades y la autonomía de Hong Kong, dos años después de la imposición de la ley de seguridad nacional”, comentó la ministra de Relaciones Exteriores, Penny Wong.