El denunciante de los Panama papers habla: ‘Los políticos deben actuar, ya’
La filtración de los Panama papers comprendía 11.5 millones de archivos del despacho de abogados Mossack Fonseca. Ilustración: Guardian Design

El denunciante anónimo que filtró los Panama papers salió a hablar sobre su vida en la clandestinidad, señalando que cree que el gobierno alemán violó un acuerdo para proporcionarle protección adecuada a él y a su familia.

Conocido únicamente como John Doe, el denunciante nunca ha revelado su identidad ni su género. En una extensa entrevista publicada en la revista alemana Der Spiegel, el denunciante comentó que temía ser objeto de un ataque por venganza y que quizás nunca se sienta lo suficientemente seguro como para revelar su nombre. “Es posible que tenga que esperar hasta que esté en mi lecho de muerte”, dijo.

Los Panama papers, publicados el 3 de abril de 2016, fueron una investigación trascendental sobre el mundo de los paraísos fiscales, hasta ese momento oculto. En ella participaron 400 periodistas de medios de comunicación de todo el mundo, incluido The Guardian, coordinados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación con sede en Washington. La investigación desembocó en la renuncia de los primeros ministros de Islandia y Pakistán, reveló la existencia de un gigantesco fondo empleado con fines ilegales vinculado a Vladimir Putin y mereció el premio Pulitzer.

Los datos incluían 11.5 millones de archivos del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, cuyo trabajo con contadores, bancos y otros abogados permitió que billones de dinero ilícito circularan sin obstáculos a través del sistema financiero mundial.

“Tomar la decisión de recopilar los datos que tenía a mi disposición en Mossack Fonseca me costó días y me sentí como si estuviera mirando el cañón de una pistola cargada, pero en última instancia tuve que hacerlo”, dijo el denunciante.

En sus primeros comentarios públicos desde 2016, señaló que había salido a la luz debido a su preocupación sobre el grado en que el sistema offshore sigue operando sin control, en un momento en que el mundo se está “precipitando hacia la catástrofe”.

La entrevista fue realizada por Frederik Obermaier y Bastian Obermayer, los exreporteros del periódico Süddeutsche Zeitung que originalmente recibieron la filtración. Ambos han creado su propia unidad de investigación, Paper Trail Media, y compartieron la entrevista con The Guardian y otros medios de comunicación para que coincidiera con su publicación en Alemania.

El denunciante se comunicó mediante un programa informático que convertía sus respuestas en palabras habladas, con el objetivo de ocultar su identidad. Salvo un manifiesto publicado un mes después de los Panama papers, el denunciante nunca ha hablado públicamente.

El denunciante recordó el momento en que comenzaron a circular las primeras noticias mientras compartía una comida con amigos. “Recuerdo que vi cómo pasaban las publicaciones por miles en las redes sociales. Era algo que nunca había visto. Una verdadera explosión de información. Las personas con las que estaba hablaban de ello en cuanto se enteraban. Hice lo mejor que pude para actuar como lo hubiera hecho cualquier otra persona que se enterara por primera vez”.

Después de la publicación, gobiernos de todo el mundo negociaron acuerdos para obtener los datos, utilizándolos para procesar a los infractores y recaudar más de mil 300 millones de dólares en impuestos y multas. La agencia tributaria del Reino Unido, HMRC, estableció un cuerpo especial para los Panama papers, con cálculos de que podría recaudar más de 7 mil millones de libras en ingresos adicionales.

El denunciante señaló que las autoridades alemanas lo defraudaron y que nunca se materializaron las medidas de seguridad que solicitó.

“Desgraciadamente, el gobierno alemán violó su acuerdo poco después, y desde mi perspectiva privilegiada puso en riesgo mi seguridad”, explicó. “Una vez que la policía federal alemana tuvo los datos, básicamente me dejaron solo para defenderme sin ningún tipo de protección. Consideré que esto no era prudente, ya que la amenaza contra mi seguridad no disminuyó en absoluto, y en todo caso aumentó”.

Indicó que el notorio asesinato de un opositor checheno en Berlín, descrito por un tribunal como un “asesinato a sueldo del Estado”, demostró cuán despiadadamente actuarían los servicios de seguridad rusos en territorio alemán.

Aunque algunos medios de comunicación aseguraron que al denunciante se le ofrecieron 5 millones de euros por los archivos de Mossack Fonseca que compartió con la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania (BKA), comentó que “el gobierno alemán no cumplió el acuerdo financiero que acordamos”, algo que, según dijo, causó problemas adicionales que pusieron en peligro su seguridad.
El denunciante señaló que la policía federal alemana rechazó en repetidas ocasiones su oferta de proporcionar más datos sobre actividades ilegales offshore aparte de los Panama papers.

“Si el gobierno alemán realmente hubiera valorado la importancia de los Panama papers, estoy seguro de que los habría manejado de manera muy diferente”, añadió.

La BKA indicó que no realizaría comentarios sobre cómo obtuvo los datos, cuando se le preguntó sobre las acusaciones.

El denunciante también planteó su preocupación por la falta de acción de los gobiernos de todo el mundo para tomar medidas drásticas contra las actividades offshore. Hasta la fecha, el Reino Unido no ha logrado imponer medidas de transparencia al conjunto de paraísos fiscales –desde Jersey hasta las Islas Caimán, pasando por las Islas Vírgenes Británicas– que se encuentran bajo su jurisdicción. Sus registros corporativos siguen siendo privados, ocultando los nombres de los propietarios de empresas fantasma, las cuales son utilizadas para mantener activos como casas, yates y jets privados, o para abrir cuentas bancarias y mover dinero de forma anónima.

“Me siento extremadamente satisfecho, e incluso orgulloso, de que se han producido importantes reformas como consecuencia de los Panama papers”, dijo el denunciante. “Desafortunadamente, todavía no es suficiente. Nunca pensé que la publicación de los datos de un despacho de abogados solucionaría la corrupción mundial en su totalidad, y mucho menos que cambiaría la naturaleza humana. Los políticos deben actuar”.

“Necesitamos contar con registros corporativos de acceso público en todas las jurisdicciones, desde las Islas Vírgenes Británicas hasta Anguilla, pasando por las Seychelles, Labuán o Delaware. Ya. Y si escuchas resistencia, ese sonido que escuchas es el sonido de un político que debe ser despedido”.

Los Panama papers revelaron la forma en que las empresas de las Islas Vírgenes Británicas administradas por Mossack Fonseca contribuyeron a la creación de un fondo empleado con fines ilegales de 2 mil millones de dólares, con parte del dinero en efectivo puesto a nombre de un músico, Sergei Roldugin, quien es padrino de una de las hijas de Putin.

El denunciante señaló que no podía correr el riesgo de revelar su identidad porque creía que era un objetivo del gobierno ruso. La cadena televisiva propagandística Russia Today emitió en 2018 un docudrama en el que en los créditos iniciales aparecía un personaje “John Doe” al que, según describió el denunciante, le habían provocado una “lesión en la cabeza inducida por actos de tortura”.

El denunciante explicó: “Es un riesgo con el que vivo, considerando que el gobierno ruso ha expresado el hecho de que me quiere muerto”.

El denunciante comentó que durante mucho tiempo Occidente consideró a Putin como una “molestia”, pero una persona que podía ser controlada con incentivos económicos. “Obviamente, eso no ha funcionado”.

El denunciante señaló que la erradicación de las actividades offshore era clave para limitar la influencia del Kremlin, así como el incremento del autoritarismo en países como China, Brasil y Filipinas.

“Las empresas fantasma que financian al ejército ruso son las que matan a civiles inocentes en Ucrania mientras los misiles de Putin atacan los centros comerciales. Las empresas fantasma que encubren a los conglomerados chinos son las que matan a los mineros de cobalto menores de edad en la (República Democrática del) Congo. Las empresas fantasma posibilitan estos horrores y otros más al eliminar la rendición de cuentas de la sociedad. Pero sin la rendición de cuentas, la sociedad no puede funcionar”.

El denunciante aplaudió las sanciones impuestas a Rusia después de la invasión de Crimea en 2014, pero indicó que se podían tomar más medidas. Aunque Mossack Fonseca se vio obligada a cerrar y sus fundadores fueron encarcelados durante un breve periodo, muchas otras empresas siguen prestando servicios offshore.

“Las sanciones son una herramienta importante, pero también existen otras. Por ejemplo, Estados Unidos podría llevar a cabo una redada en algunas de las oficinas de las empresas constituyentes offshore ubicadas en territorio estadounidense para enviar el mensaje de que este tipo de actividad ya no es aceptable. Para ellos sería fácil que lo hicieran. Pero no ha ocurrido”.

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