Japón ejecuta a un hombre por los apuñalamientos en Tokio
Tomohiro Kato, que mató a siete personas en 2008, fue ahorcado el martes en la primera ejecución de Japón de este año.

Un hombre condenado por apuñalar a siete personas hasta la muerte durante un ataque frenético en Tokio hace 14 años fue ejecutado, informaron los medios de comunicación japoneses.

La cadena pública NHK y otros medios de comunicación informaron que Tomohiro Kato, de 39 años, fue ejecutado en la horca por el ataque perpetrado en junio de 2008, que comenzó cuando condujo su camión de dos toneladas contra una multitud de peatones en Akihabara, un distrito de la capital conocido por sus tiendas de artículos electrónicos y su subcultura geek.

Después se bajó del camión y apuñaló fatalmente a siete personas, incluido un hombre al que había atropellado momentos antes.

Kato, un solitario que se había quejado de estar “cansado de la vida”, comentó a la policía en su momento: “Vine a Akihabara a matar personas. No importaba a quien matara”. El atentado fue el peor registrado en Japón en el transcurso de siete años y conmocionó a un país que tiene índices muy bajos de delitos violentos.

Fue detenido poco tiempo después del atentado, tras un enfrentamiento con un policía armado, y documentó su viaje a Akihabara en boletines de internet, escribiendo mensajes en un celular desde el volante del camión y quejándose de su trabajo inestable y de sus sentimientos de soledad.

Kato había visitado la zona en varias ocasiones y sabía que estaría repleta de compradores y turistas atraídos por sus tiendas de descuento.

Hijo de un banquero, Kato creció en la prefectura de Aomori, en el norte de Japón, donde se graduó de una de las mejores preparatorias. No aprobó los exámenes de ingreso a la universidad y terminó capacitándose como mecánico automotriz, indicaron los informes.

Los fiscales señalaron que la confianza en sí mismo de Kato disminuyó después de que una mujer con la que había conversado por internet dejara abruptamente de enviarle correos electrónicos después de que él le hubiera enviado una fotografía suya.

Su ira aumentó cuando sus comentarios en internet, que incluían sus planes de cometer una matanza, no suscitaron ninguna reacción, indicaron los fiscales.

Mientras esperaba su juicio, Kato expresó su arrepentimiento en una carta dirigida a un taxista de 56 años al que hirió durante los apuñalamientos. Las víctimas “estaban disfrutando sus vidas, y tenían sueños, futuros brillantes, familias afectuosas, parejas, amigos y colegas”, escribió, según una copia de la carta publicada en la revista semanal Shukan Asahi.

Kato fue condenado a muerte en 2011, y la Corte Suprema confirmó la decisión en 2015.

Su ejecución ocurre en un momento en que Japón sigue resistiendo la presión internacional para abolir la pena de muerte.

Los presos generalmente pasan muchos años esperando su ejecución y solo se les avisa con algunas horas de antelación antes de llevarlos a la horca, una práctica que motivó que dos condenados a la pena de muerte demandaran al gobierno en 2021, alegando que era “inhumana” e inconstitucional, ya que no les da a los condenados el tiempo suficiente para contactar a sus abogados para presentar una apelación contra la orden de ejecución.

El uso de la pena de muerte en Japón, que normalmente se aplica en casos que incolucran múltiples asesinatos, ha sido criticado durante mucho tiempo por las organizaciones internacionales de derechos humanos debido a la angustia mental que provoca.

En un informe de 2009, Amnistía Internacional acusó a Japón de someter a los condenados a la pena de muerte a un trato “cruel, inhumano y degradante”.

No obstante, las encuestas de opinión revelan un alto nivel de apoyo de la población a la pena capital, especialmente a raíz de crímenes de gran repercusión, como el atentado con gas sarín perpetrado en 1995 en el metro de Tokio por miembros de la secta del día del juicio final Aum Verdad Suprema.

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