Beyoncé regresa con <i>Renaissance</i>: una jugada <i>mainstream</i> y golpe al perfeccionismo
Beyoncé en los premios Grammy 2021. Foto: Chris Pizzello/Invision/AP

Un nuevo álbum de Beyoncé siempre constituye un acontecimiento exitoso, un momento de unidad de la cultura pop en un panorama fracturado. Sin embargo, la diferencia con el álbum Renaissance de esta semana radica en que los fanáticos han tenido tiempo para prepararse: mientras que Beyoncé, de 2013, y Lemonade, de 2016, llegaron prácticamente sin previo aviso, su séptimo álbum ha seguido un lanzamiento más tradicional: fue anunciado hace seis semanas junto con una portada de Vogue y estuvo seguido por un sencillo, el throwback house de los 90 Break My Soul. Beyoncé incluso se unió a TikTok a principios de este mes, la herramienta de promoción de facto para cualquier estrella del pop contemporánea.

Renaissance será un álbum analizado minuciosamente por lo que dice y por lo que vende. A falta del improbable caso de que Rihanna lance su continuación del álbum Anti, de 2016, Renaissance es el álbum superestrella más esperado de 2022 y uno que ya ha visto a la estrella del pop de 40 años regresar a los puestos más altos de las listas de sencillos. En Estados Unidos, Break My Soul se convirtió en el primer sencillo de Beyoncé como solista en el Top 10 en seis años y posicionó a la exestrella de Destiny’s Child junto a Michael Jackson y Paul McCartney como los únicos artistas en la historia de Billboard en lograr al menos 20 canciones en el Top 10 como artistas solistas y 10 como miembros de un grupo. En el Reino Unido, mientras tanto, Break My Soul se encuentra actualmente en el número 4, marcando su primera entrada en el Top 10 desde Drunk in Love de 2013.

Break My Soul es uno de los temas más comerciales que ha lanzado en bastante tiempo”, comenta Christopher Molanphy, analista de listas y crítico de pop estadounidense. “Lo que resultaba interesante de Beyoncé en la década de 2010 era que, a pesar de su omnipresencia en la cultura popular, no era una creadora de éxitos tradicional. Era como si apostara por el arte tanto como por los éxitos. Su último álbum lleno de éxitos fue I Am… Sasha Fierce y salió en 2008″.

Molanphy considera que el éxito de Break My Soul en la radio estadounidense, un componente importante para convertir un sencillo en un verdadero éxito, es una buena señal para las ventas de Renaissance a largo plazo. “No existe nadie que preste atención a la cultura popular que no haya escuchado hablar de Beyoncé, pero hay que saber quién es ella como figura cultural y reconocerla como creadora de éxitos”, explica. “La generación Z sin duda sabrá quién es, pero es posible que no la haya consumido previamente de la manera en que consume a una artista como Billie Eilish o Bad Bunny”. Para su base de fanáticos de mayor edad, argumenta Molanphy, el lanzamiento más tradicional les da tiempo para prestar atención. “Ella realmente está intentando que todos estén involucrados en este álbum”.

Desde que se volvió más abierta respecto a su política y activismo con Lemonade, Beyoncé también puede prever que el contenido lírico de Renaissance sea objeto de una minuciosa inspección. Los críticos han bautizado Break My Soul como el himno de la Gran Renuncia –la tendencia actual de los empleados estadounidenses de renunciar a sus trabajos en masa– debido a sus letras anticapitalistas que alientan a las personas a dejar la jornada laboral de 9 a 5. Sin embargo, la canción llega después de las críticas dirigidas a la estrella y a su esposo Jay-Z –cuyo patrimonio neto conjunto se aproxima a los 2 mil millones de dólares– después de que su fiesta de los Oscar de este año en el Chateau Marmont de Los Ángeles implicara atravesar un piquete de trabajadores que protestaban contra unas condiciones supuestamente aborrecibles.

“Seguir esa línea (anticapitalista) no siempre funciona para alguien tan famoso y rico como Beyoncé”, comenta Tshepo Mokoena, autor de Lives of Musicians: Beyoncé. “Lo que ocurrió con las críticas sobre esa fiesta es bastante similar a la campaña de Tiffany (2021) que protagonizó con Jay-Z luciendo un diamante que pudo ser o no un diamante de sangre. Se produjo una reacción negativa casi inmediata respecto a esta imagen de excelencia afroamericana, la cual se ha convertido en un pequeño cliché en sí misma. Sin embargo, sí creo que está dispuesta a arriesgarse a que (Break My Soul) dé en el clavo con algunas personas, mientras provoca el descontento de otras. Creo que incluso las personas que disfrutan la canción están pensando: Beyoncé no tiene un trabajo de 9 a 5 como yo, pero durante los próximos cuatro minutos estoy con ella”.

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Beyoncé: La portada del álbum Renaissance.

Se trata de una apuesta que Beyoncé, notoriamente perfeccionista, quizás no estaba tan dispuesta a hacer antes. En una publicación relativamente larga en Instagram para anunciar el álbum Renaissance –una singularidad en sí misma–, Beyoncé se refirió a él como “un lugar para ser libre del perfeccionismo y de pensar demasiado”, marcando un evidente cambio en su actitud respecto a su trabajo: no fue hasta 2013 cuando lanzó un single titulado Flawless. “Ella ha tenido que centrarse en la perfección para llegar a donde está”, señala Mokoena. “Ahora que ha entrado en esta posición de deidad en la cultura pop, puede hacer lo que desee”.

El hecho de desprenderse de viejos comportamientos también encaja con el actual entorno postconfinamiento. “Su decisión de presentar este álbum como un medio de liberación a través de la música dance, de desprenderse de sus inhibiciones, podría ser su forma de reaccionar (a la pandemia)”, comenta Mokoena.

Este sentido de la libertad también es aplicable en su papel como curadora, ya que Renaissance introduce nuevos colaboradores a su grupo habitual de coautores y coproductores. Además de Pharrell Williams y The-Dream, también hay artistas atípicos de alt-pop como AG Cook, de PC Music, y BloodPop, colaborador de Grimes. También destaca a las pioneras afroamericanas de la música dance, con frecuencia ignoradas, como Honey Dijon o Grace Jones.

“Beyoncé actúa con intención”, señala Taylor Crumpton, periodista de música, cultura pop y política de Dallas, Texas, quien considera que la inclusión de Dijon y Jones es una manera de mostrar a las “artífices de un sonido que históricamente está codificado como blanco. Ahora considero a Beyoncé más como una historiadora que como una música. Ella está encontrando a las personas que han creado estos sonidos”.

Dicho esto, la participación de Jones en el tema Move supone una especie de sorpresa después de que pareciera descartar a Beyoncé como una moda pasajera en su autobiografía de 2015, I’ll Never Write My Memoirs. “Beyoncé es una estudiante de música, sabe que uno no puede hacer un álbum dance sin Grace Jones”, comenta Crumpton.

La reescritura por parte de Beyoncé de las normas sobre el lanzamiento de álbumes también coincidió con su decisión de no revelar nada sobre sí misma en las entrevistas: aquella aparición en Vogue estuvo notablemente exenta de detalles.

En cambio, cada álbum les ha ofrecido a los fanáticos un tentador vistazo al interior de su mundo, ya sea exaltando la vida matrimonial en su álbum autotitulado de 2013, o dejando al descubierto la infidelidad de Jay-Z en su continuación, Lemonade. Su silencio fuera de la música podría ser una forma de mantener la atención en ella como música, lo que supone en sí mismo una dura batalla en la industria del pop, sobre todo para una mujer afroamericana.

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