El mercado gris de Zara: cómo las importaciones paralelas alivian a los rusos
Personas pasan delante de una tienda de Zara cerrada en San Petersburgo. Zara se retiró de Rusia en marzo, pero su ropa es importada indirectamente y vendida en las tiendas. Foto: Dmitri Lovetsky/AP

Aleksandr Gorbunov, un inversionista inmobiliario de la ciudad siberiana de Krasnoyarsk, encontró una solución sencilla cuando Zara, el gigante español de la ropa, cerró sus tiendas en Rusia debido a la invasión de Ucrania: importarla él mismo.

“La idea de empezar a vender Zara surgió de mi esposa, que me dijo que tenía muchas ganas de que regresara la ropa”, explicó Gorbunov, quien comentó que el viernes iba a abrir una tienda llamada Panika (pánico) que comercializa exclusivamente productos de Zara y Zara Home.

Gorbunov comentó que rápidamente encontró un vendedor en Kazajistán que comerciaba con ropa de Zara, y después importó un lote de ropa por un valor de entre 1.5 y 2 millones de rublos. Afirma que su recargo será de solo 200-300 rublos.

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Una tienda de Zara cerrada en un centro comercial en Moscú, Rusia, mayo de 2022. Foto: Yuri Kochetkov/EPA

“Todo es oficial, importación paralela”, explicó, ya que ahora Rusia permite que casi cualquier persona revenda productos comprados en el extranjero. “No compramos todo… Tenemos un diseñador que elige qué comprar de las últimas colecciones: no queremos simplemente llenar nuestra tienda con ropa de Zara”.

Las empresas occidentales se están retirando de Rusia en protesta por la guerra y para evitar una posible reacción negativa por obtener ganancias en Rusia. Sin embargo, la salida de las marcas occidentales también tiene un gran significado político, pues les recuerda a los rusos comunes su aislamiento de forma más visceral que las sanciones impuestas a los funcionarios del Kremlin o las reservas del banco central.

Viaje de un BMW a Rusia

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Gráfica de The Guardian

Por este motivo, Rusia respondió publicando una larga lista de productos de fabricantes de automóviles, empresas tecnológicas y marcas de consumo extranjeras que entran en el denominado mecanismo de importación paralela, el cual permite que las empresas rusas compren productos de cualquier empresa fuera de Rusia, sin la aprobación de los propietarios de las marcas, lo cual abre las compuertas a las importaciones grises y otros planes para mantener llenas los estantes de las tiendas.

Los productos que ahora llegan a Rusia con frecuencia están pensados originalmente para ser exportados a países que forman parte de la Unión Económica Euroasiática (UEE) liderada por Moscú y con los que Moscú comparte una unión aduanera: Armenia, Bielorrusia, Kazajstán y Kirguistán. Después, los productos son enviados a Rusia y vendidos en el mercado, y las marcas occidentales pierden todo el control de su distribución y venta.

Al hablar sobre esta política a finales de mayo, Vladimir Putin comentó que permitiría que los rusos siguieran importando productos de “clase lyuksus”, una palabra compuesta accidentalmente del término ruso “luxe” y la marca de automóviles Lexus.

“Simplemente será un poco más caro”, indicó.

La tienda re:store, que se anunciaba como el mayor revendedor de productos de Apple en Rusia, se vio inmersa en un aprieto cuando Apple anunció oficialmente su salida a principios de marzo, interrumpiendo el suministro de iPhones y laptops de gama alta.

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Los últimos modelos de iPhone aparecen en la tienda re:Store en Moscú. Foto: Sefa Karacan/Anadolu Agency/Getty Images

No obstante, en su tienda ubicada en la calle Tverskaya en Moscú hay existencias del iPhone 13 Pro y Pro Max en color verde alpino, un color que solo salió a la venta después de que Apple se retirara a causa de la invasión. El personal de la tienda comentó que esperaba que hubiera un ligero retraso respecto a las existencias del iPhone 14, si este sale a la venta en septiembre. “Tardará aproximadamente un mes, así que será en octubre”, explicó un empleado. “Pero lo tendremos”.

Aunque la empresa no respondió las preguntas sobre cómo importan los nuevos productos de Apple, la respuesta es clara: importación paralela. “Se pueden descargar las instrucciones en ruso para el teléfono en el sitio”, comenta la tienda, lo cual indica que sus teléfonos no están destinados para el mercado ruso. Además, en un comunicado extremadamente ambiguo emitido el mes pasado, la empresa anunció que iba a “cambiar”, haciendo hincapié en que seguiría vendiendo “productos originales… hechos bajo el control del fabricante”.

“Seguimos trabajando para que tengan la seguridad de que hay un lugar donde todos son bienvenidos y donde los esperan”, indicaba.

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Una tienda de Apple en Bishkek, Kirguistán. Foto: Alan Sau/Alamy

Grigory Yudin, sociólogo, comentó que el Kremlin quería mantener una “sensación de normalidad en la vida cotidiana (de los rusos)” para fomentar la evasión que muchos rusos han adoptado desde el comienzo de la guerra.

“Esta sensación de normalidad también implica que los rusos sigan teniendo acceso a todos los productos a los que se han acostumbrado”, señaló. “La importación paralela, por consiguiente, desempeña su papel para garantizar que la vida no se vea alterada por la guerra. Putin no quiere que los rusos cambien sus hábitos como consecuencia de la guerra, sino que sigan viviendo como lo hacían. Los productos de consumo occidentales que pueden parecer insignificantes pueden tener un gran valor para el ruso promedio”.

Vladislav Surkov, asesor de Vladimir Putin, presumió en una ocasión que no se veía afectado por las sanciones porque podía seguir accediendo a las obras del rapero Tupac Shakur y del escritor Allen Ginsberg. Actualmente, los rusos más adinerados podrían decir lo mismo de sus Mercedes y BMW, disponibles para aquellos que estén dispuestos a pagar el precio.

Ararat Mardoyan, propietario de la empresa de intermediación de compra de automóviles “Auto Dealer University”, con sede en Moscú, ha importado varias docenas de autos de lujo a Rusia desde que empezó la guerra. Los pedidos se hacen desde Dubai, India, China o Sudamérica, explicó, y luego son enviados a Rusia a través de países como Armenia o desde el puerto iraní de Anzali. Es mejor evitar países “poco amistosos” como el Báltico o Georgia, añadió.

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Un estacionamiento para los nuevos vehículos cerca del Centro Técnico Kuntsevo en Moscú, Rusia, el 9 de junio de 2022. Foto: Yuri Kochetkov/EPA

“La demanda de automóviles occidentales existe. Es enorme”, comentó. Y los revendedores ahora son el único negocio en la ciudad. “Yo no lo llamaría importación paralela, la auténtica importación se detuvo por completo, así que esto es lo único que queda”.

Los clientes gestionan directamente la importación de vehículos como Mercedes, BMW y Range Rovers, señaló. “La demanda de autos de lujo es especialmente grande, autos que cuestan más de 100 mil dólares”, indicó. “Vendemos los autos un 20% más caros que antes”.

La nueva política está transformando el mercado ruso, planteando riesgos para empresas que ni siquiera han salido del país. Nikita, que antes trabajaba para un gran minorista electrónico, ha comenzado a importar cosméticos coreanos, como mascarillas y cremas faciales, que aún se venden en las principales tiendas.

“Si no fuera por la situación de la importación paralela, nuestra venta de estos productos no sería completamente legal”, comentó sobre su inventario, que incluye la marca Dr.Jart+. “Pero vemos que hay una gran oportunidad porque estas empresas tienen un margen de beneficio increíble”.

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Personas caminan frente a tiendas cerradas de Adidas, Reebok y otras en un centro comercial en San Petersburgo. Foto: AP

Nikita organizó las importaciones a través de Kirguistán, país que permite que los productos entren a la unión aduanera liderada por Rusia, antes de ser enviados por camión desde Bishkek a Moscú, un viaje que dura seis días

Nikita comentó que plataformas rusas de comercio electrónico como Ozon y Wildberries también estaban creando líneas de suministro parecidas a una escala mucho mayor y que están flexibilizando las restricciones impuestas a los vendedores para intentar cubrir la demanda de productos occidentales en Rusia.

También ha surgido una industria artesanal en mensajerías como Telegram, donde los vendedores se ofrecen a importar productos de lujo y electrónicos o incluso a gestionar complicadas transacciones financieras, por ejemplo, transferir dinero en efectivo entre Rusia y Estados Unidos a cambio de una comisión del 5%.

Nurbek, de Kirguistán, ha enviado cientos de productos de Apple a Rusia, muchos de los cuales son vendidos posteriormente en Telegram.

Hasta la fecha he comprado unos 300 iPhones y 100 MacBooks“, comentó, explicando que los adquirieron en Bishkek y que después los enviaron a Moscú a través de empresas de mensajería o por correo. “Conozco amigos que lo hacen en Kazajistán, Uzbekistán y otros países postsoviéticos. Me quedo con un 5% de la venta, así que estoy ganando mucho dinero. Es mejor que trabajar en la construcción o como taxista”.

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