El gobierno de Colombia presenta un plan de impuestos a los ricos para combatir la pobreza
El presidente Gustavo Petro pretende destinar los impuestos recaudados a iniciativas de lucha contra la pobreza, a la educación universitaria pública gratuita y a otros programas de bienestar social. Foto: Luisa González/Reuters

El nuevo gobierno de izquierda de Colombia propuso un ambicioso plan para imponer impuestos a los ricos en una iniciativa para combatir la pobreza en uno de los países con mayor desigualdad de las Américas.

En caso de aplicarse, la legislación, de estilo Piketty, propuesta por el presidente Gustavo Petro podría recaudar más de 11 mil 500 millones de dólares al año para financiar las iniciativas de lucha contra la pobreza, la educación universitaria pública gratuita y otros programas de bienestar social.

Petro, un exguerrillero que se convirtió en el primer dirigente de izquierda del país, llegó al poder con una serie de promesas centradas en el progreso social, en un momento en que el país sudamericano todavía se ve asolado por la agitación económica provocada por la pandemia.

En caso de ser aprobado, el plan aumentaría los impuestos de las personas de mayores ingresos del país –aproximadamente el 2% de la población colombiana–, recortaría los beneficios fiscales de los más ricos y lucharía contra la evasión fiscal.

El incremento de los impuestos aumentaría gradualmente conforme crezcan los ingresos. Se añadiría un impuesto anual sobre la riqueza de los ahorros y las propiedades que superen los 630 mil dólares, y se incorporaría un impuesto del 10% sobre algunas de las principales exportaciones de Colombia –petróleo, carbón y oro– cuando los precios superen un determinado límite.

“Esto no debe ser considerado como un castigo o un sacrificio”, señaló Petro. “Simplemente es un pago solidario que una persona afortunada hace a una sociedad que le ha permitido generar riqueza”.

El impuesto sobre la riqueza fue una de las principales promesas de Petro durante su campaña y representaría un importante paso hacia el cumplimiento de su audaz agenda política, la cual ha suscitado esperanza en algunos y escepticismo en otros.

También forma parte de un debate más extenso que se está desarrollando en todo el mundo en un momento en el que las desigualdades globales son cada vez mayores.

“Esto no solo ocurre en Colombia”, dijo el economista Álvaro Pardo. “Se trata de una gran conversación en cualquier país, las ideas de equidad y progreso, la idea de que aquellos que tienen más tienen que pagar más. Estos son los conceptos universales en los que nos basamos”.

La propuesta de Petro provocó alarma en el sector privado y en la élite política del país, quienes sostienen que el impuesto disminuirá la inversión, expulsará a los creadores de empleos del país y –según el ultraconservador expresidente Álvaro Uribe– podría agravar la pobreza.

“Apoyamos todas estas iniciativas para que el país supere la pobreza”, comentó Uribe después de una reunión con Petro este verano. “Pero no a costa de debilitar al sector privado”.

No obstante, en el momento crítico del conflicto armado del país, que ha durado décadas, Uribe impuso un impuesto temporal similar para financiar su guerra contra el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El año pasado, entre el creciente resentimiento hacia el predecesor de Petro, Iván Duque, otra propuesta de reforma fiscal desencadenó meses de protestas contra el gobierno, las cuales se convirtieron en símbolo de un descontento social más profundo y de las desigualdades endémicas.

“Fue una especie de tormenta perfecta entre la oposición política al gobierno, las dificultades económicas posteriores a la pandemia y la respuesta del gobierno”, señaló Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis. “Bajo este gobierno, las cosas son diferentes”.

Este proyecto de ley, comentó, “tiene un carácter más progresivo”, ya que elimina exenciones clave que, según dice él y los economistas, han permitido que las personas más ricas paguen menos impuestos que el colombiano promedio.

También tiene un carácter más permanente en comparación con otros impuestos sobre la riqueza. Esta medida tendrá que pasar ahora por el Congreso, donde es probable que sea aprobada.

La propuesta fue una medida bien recibida por muchos colombianos que han tenido la sensación de quedar al margen.

Marlon Mendoza, un empresario afrocolombiano de la costa caribeña, fue uno de los 1.6 millones de colombianos que, durante la pandemia, quedaron expulsados de la clase media y regresaron a la pobreza.

“Los pobres se hicieron más pobres y los ricos más ricos”, señaló.

Él pasó de tener una oficina y una casa en la ciudad de Cartagena a regresar a las calles sin pavimentar de su pueblo natal situado en las afueras de la ciudad, luchando para vivir al día.

Algunos observadores advierten que el plan fiscal solo abordará la punta del iceberg.

Pardo comentó: “El reto es gigantesco porque implica romper una estructura que ha existido durante décadas, una estructura que favorece a los sectores ricos y a las grandes empresas. Va a ser muy difícil”.

Sin embargo, es ese crecimiento doloroso el que tiene que ocurrir, señala Mendoza.

“Esta es una idea nueva. Los seres humanos, no solo los colombianos, nos hemos acostumbrado al statu quo. A la larga, si eso nos perjudica, cuesta apartarse de lo que estamos acostumbrados”, comentó. “Pero si no lo hacemos, nunca habrá un cambio”.

Síguenos en

Google News
Flipboard