Elton John habla sobre cómo ayudó a Britney Spears a volver a cantar

Este mes de julio, en un pequeño estudio en un sótano de Beverly Hills, rodeada de velas, luces de colores, teclados y su nuevo esposo, Britney Spears reinició su carrera musical. Seis años después de su último álbum, y nueve meses después de que fuera liberada de la tutela que había regido su vida durante 13 años, se encontraba en el estudio del productor Andrew Watt, grabando sus partes del tema “Hold Me Closer”, un dueto con Elton John que mezcla su éxito más importante, “Tiny Dancer” de 1971, con su canción de 1992 “The One” (y una pizca de “Don’t Go Breaking My Heart” de 1976).

Spears llegó con su voz preparada y sus ideas claras sobre su contribución, y logró su interpretación en menos de dos horas. “Cantó fantásticamente”, comenta John desde su casa en el sur de Francia. “Todos decían que no creían que ella pudiera seguir cantando. Pero yo dije que era brillante cuando empezó, así que creo que puede hacerlo. Y lo hizo, y yo quedé tan entusiasmado con lo que hizo”.

Lanzada el día de hoy, la eufórica “Hold Me Closer” sucede a “Cold Heart”, el dueto de 2021 de John con Dua Lipa, que combinó sus éxitos “Rocket Man“, “Sacrifice”, “Kiss the Bride” y “Where’s the Shoorah” y que lo convirtió en el primer artista solista en situar un sencillo en el Top 10 del Reino Unido” en seis décadas diferentes. “Quiero sacar uno todos los años para tener un disco divertido y alegre de verano”, explica John. Después de que él y Watt crearan el nuevo remix de Tiny Dancer, no sabían a quién invitar como vocalista. Entonces el esposo de John, David Furnish, tuvo una idea. “Dijo que sería maravilloso que Britney Spears lo hiciera”, explica John, mientras ambos se sientan uno al lado del otro el día después de que él sorprendiera a los comensales de un restaurante de Cannes con una presentación improvisada de la canción. “Dije, es una idea increíble. Ella no había hecho nada en mucho tiempo. Desde hace mucho tiempo, yo seguía lo que le ocurría”.

John ha sido un admirador desde el primer día. “Ella simplemente sacaba discos increíblemente brillantes”, comenta. “Cantaba y bailaba maravillosamente”. Se conocieron por primera vez en su fiesta de visualización de los premios Oscar de su fundación contra el sida en 2013, y ella era “encantadora, adorable”. Y ambos coincidieron en sus respectivas residencias en Las Vegas, ella en el Planet Hollywood, él en el Caesars Palace. Pero aunque con frecuencia se alojaban en el mismo edificio de departamentos, “en realidad no nos veíamos”, explica John.

Considerando lo que ahora sabemos, resulta difícil imaginar que muchas personas vieran a Spears en esa época. En su aterrador testimonio en una audiencia judicial sobre su tutela en junio de 2021, Spears comentó que la castigaron y la obligaron a tomar litio por haber rechazado una nueva coreografía durante la residencia, y se comparó a sí misma con una esclava, ganando millones para las personas que controlaban el acuerdo, entre ellas su padre, Jamie Spears, mientras ella misma recibía una cantidad semanal de 2 mil dólares.

En enero de 2019, la cantante canceló la residencia y anunció una “pausa laboral indefinida”. Poco después, el movimiento #FreeBritney se popularizó, convencido –de forma acertada, según se descubriría– de que Spears era explotada y abusada. En septiembre de 2021, el periódico New York Times estrenó el documental Framing Britney Spears, en el que detalló su lucha contra su padre. John lo vio. “Se olvida que ella fue la mayor estrella de todo el mundo en ese momento. Y ver lo que le ocurrió me hace enojar mucho. Lo que le pasó a ella no debería haberle pasado a nadie”.

Una jueza liberó a Spears de su tutela en noviembre de 2021. Al mes siguiente, la cantante comentó que sus experiencias la dejaron asustada de la industria musical, y que no tenía intención de retomar su carrera. “No volver a hacer mi música es una forma de decir ‘jódanse'”, escribió en Instagram. Sin embargo, no necesitó que la convencieran para unirse a John en el dueto, explica él.

“Hoy en día es muy difícil para los jóvenes músicos arrancar una carrera. Pero yo soy el tío Elton. Pueden llamarme por teléfono”.

Spears tenía previsto volar a Londres para grabar con John, sin embargo, se encontraba en plena luna de miel tras su boda con el modelo y actor iraní-estadounidense Sam Asghari –tras la restricción de casarse o gestionar su propio control de natalidad en virtud de la tutela–, por lo que grabó con Watt en su estudio en Los Ángeles. Él nunca la había conocido. Cuando ella llegó, hablaron de la música que les gustaba. “Me preguntó quiénes eran mis artistas favoritos –Prince– y yo le pregunté cuáles eran los suyos. Ella respondió Elton John”, relata Watt. “La canción significó mucho para ella, y lo puedes escuchar en su interpretación vocal. Canta con toda su alma“.

Fue como si no hubiera pasado el tiempo desde la última vez que Spears pisó un estudio, añade Watt. “Estaba muy preparada. Había pasado tiempo trabajando en la canción y sabía cómo quería hacerlo”. Para construir la canción, explica meticulosamente, tomó la guitarra de Tiny Dancer, originalmente enterrada tan abajo dentro de la mezcla que casi no se podía escuchar, y jugó con el ritmo. Al extraer el bajo y las cuerdas originales y al acelerarlas, le dio un aire de música disco. Para amplificar esa sensación de trascendencia, puntualizó la canción mediante una muestra de “hold me closer”, que asciende hasta el cielo. Y John tocó un nuevo piano “Rhodes” (esas son sus voces originales).

Watt tiene 31 años, la mejor edad para haber sido un gran admirador de Spears en su infancia, con sus pósters pegados en la pared. Ahora se encontraba ante una de las estrellas del pop más importantes de todos los tiempos, grabando su voz rasposa, estroboscópica e instantáneamente identificable en la misma habitación. “Ella es increíble en cuanto a la estratificación de su voz y el doblaje, lo cual es una de las cosas más difíciles de hacer. Realmente se exigió a sí misma, vocalmente. A veces, cuando produces, lo mejor que puedes hacer es no decir nada, así que solo la dejé hacer lo suyo. Es muy buena para reconocer cuando tiene la toma correcta. Ella tomó todo el control”.

Spears grabó primero las partes de falsete y después las líneas en las que canta. Watt nunca tuvo que pedirle que hiciera algo, y observó cómo ella misma se exigía a sí misma. “No dejaba de repetir: ‘No, otra vez, otra vez, otra vez'”. Entonces tuvo una “idea increíble”, comenta. “Quiso escuchar la música un montón de veces y empezó a hacer todas sus increíbles improvisaciones que hacen que el tema sea muy ella. ‘Tiny Dancer’, con su voz, ya es bastante especial, pero luego se puso a hacer todas estas increíbles versiones”.

Una vez finalizada la grabación, Spears fue “increíblemente específica” sobre cómo quería que se mezclará su voz y sus niveles, explica. “Se mostró muy cooperativa y tuvo muy buenas ideas en cuanto a la producción. Es una experta en música para hacerte bailar”. (La principal forma de presentación de Spears en los últimos años ha consistido en publicar videos de baile autocoreografiados en Instagram). “Muchas de sus canciones son la perfección del pop, ha trabajado con los más grandes de todos los tiempos y ha creado un pop atemporal. Experimentamos acelerando la grabación y subiendo ciertos elementos del sonido para hacerla vibrar y que te den ganas de bailar”.

Tomando en cuenta que Spears ha dicho que se sintió impotente en el proceso de crear su propia música durante la tutela, debió sentirse liberada para ejercer su maestría en el estudio, insinúo. “En realidad no entramos en eso”, comenta Watt. “Ella llegó para cantar y grabar. Es muy profesional. Y si era algo que ella pensaba, lo puso todo en la grabación”.

Más tarde, John admite que fue necesario convencer a Spears de que lanzar el tema era lo correcto. (El 25 de agosto, la cantante publicó en Twitter que estaba “un poco abrumada… ¡¡¡es un gran asunto para mí!!!”). “Tuvimos que conseguir que ella aprobara lo que hizo”, explica. “Ha estado fuera tanto tiempo, existe mucho miedo porque la han traicionado muchas veces y realmente no ha estado en la mira del público oficialmente desde hace mucho tiempo. La llevamos de la mano durante todo el proceso, asegurándole que todo va a salir bien.

“Me emociona mucho poder hacerlo con ella porque si es un gran éxito, y creo que así puede ser, le dará mucha más confianza de la que ya tiene y se dará cuenta de que las personas realmente la quieren y se preocupan por ella y quieren que sea feliz. Eso es todo lo que cualquiera en su sano juicio desearía después de que haya pasado por un momento tan traumático”.

A John no le resulta ajeno ayudar a músicos que atraviesan dificultades, ya sea en su vida personal o profesional, desde George Michael, Robbie Williams y Geri Horner (Halliwell) en los años 90 hasta artistas contemporáneos como Lewis Capaldi, Oliver Sim de The xx y Sam Fender. Lo motivan los recuerdos de sus propias luchas, comenta. “Es difícil cuando eres joven. Britney estaba rota. Yo estaba destrozado cuando estuve sobrio. Me encontraba en un lugar horrible. He experimentado ese sentimiento de rotura y es horrible. Y por suerte, llevo 32 años sobrio y es lo más feliz que he sido. Ahora tengo la experiencia para poder aconsejar a las personas y ayudarlas porque no quiero ver a ningún artista en un lugar oscuro. Muchos artistas, uno pensaría que tienen una gran autoestima, pero no es así, y es por eso que subimos al escenario y recibimos los aplausos, y después bajamos del escenario y regresamos al punto de partida”.

John desea que los músicos “disfruten lo que hacen y sientan que valen la pena”, explica. “Merecen ser felices y ser amados y contar con la afirmación de alguien como yo. Cuando fui por primera vez a Estados Unidos, recibí afirmaciones de Leon Russell, George Harrison, The Band, Neil Diamond, me hizo muy feliz. Te hace ver que les importaba y me dio la validación de que lo que estaba haciendo estaba bien”.

El apoyo de los colegas es una parte: ¿debería estar mejor regulada la industria para apoyar a los músicos y evitar la explotación? “Para empezar, es necesario tener un buen representante”, responde John. “Alguien que esté contigo las 24 horas del día, todos los días, alguien que crea en ti. Se trata de tender la mano. Yo nunca pedí ayuda porque pensé que era demasiado orgulloso, que me haría sentir débil. Muchos de estos artistas no piden ayuda, de modo que me entero, llamo y nos reunimos”.

“En realidad, no sé mucho de la industria musical. Cada uno tiene un caso diferente. Hoy en día es muy difícil para los músicos jóvenes arrancar una carrera. Sam Fender lo hizo con su segundo disco. Little Simz ha sido fantástica, pero no pudo ir a Estados Unidos porque no tenía dinero para realizar su gira, lo cual supone un desastre para ella porque a su disco le está yendo bastante bien en Estados Unidos. Así que existe mucha presión. Así es. Pero yo soy el tío Elton. Pueden llamarme por teléfono”.

En cuanto a Spears, escribió en Twitter antes del lanzamiento que está aprendiendo que “cada día es un borrón y cuenta nueva para intentar ser una mejor persona y hacer lo que me hace feliz… Quiero ser intrépida como cuando era más joven”.

“La rehabilitación es algo muy maravilloso para cualquier persona“, comenta John. “Y solo cruzo los dedos para que esto le devuelva la confianza en sí misma para que regrese al estudio, haga más discos y se dé cuenta de que es condenadamente buena”.

Hold Me Closer ya está a la venta.