La casa flotante más antigua de Ámsterdam será retirada del canal
El Dogger (en la foto, en primer plano) es considerado hermoso por algunas personas y una monstruosidad por otras, explicó su propietario. Foto: Panther Media/Alamy

La casa flotante más antigua de los canales de Ámsterdam será retirada tras no poder pasar por debajo de los puentes bajos que la rodean.

El Dogger, construido en 1865, es un antiguo barco que transportaba agua potable a las cervecerías de la ciudad. Se cree que se instaló en el canal Prinsengracht en 1888.

Su propietario, Jeroen Elsen, de 55 años, comenta que no es posible asegurar el barco. Una de las razones de ello radica en que la embarcación no puede salir del canal para ser reparada, ya que es demasiado alta para los puentes que la rodean.

El fondo del Dogger no ha salido del agua en 134 años, a pesar de que debería hacerlo cada siete años. El exterior oxidado de la embarcación sugiere que ha estado abandonada por mucho tiempo.

En 1996, se salvó de la demolición después de que un reportaje de radio propiciara una campaña pública de apoyo. En años recientes, una embarcación turística golpeó al Dogger, lo cual provocó que se llenara de agua y tuviera que ser bombeado continuamente.

El barco será retirado del canal en los próximos días. Elsen señaló que no se podía arriesgar a que el barco se hundiera en el Prinsengracht, pero que consideraba que la medida era una tragedia.

Comentó al periódico Het Parool: “Estamos hablando de 96 toneladas de acero y cemento. Si se hunde, lo hará en medio de la fosa, bloqueando el paso. Entonces tendré problemas muy grandes respecto a mi responsabilidad”.

Los intentos de conseguir un seguro han fracasado, explicó. “Me preguntaron por teléfono: ‘¿Desde cuándo está el barco fuera de su lugar?’ Respondí: ‘1888’. ‘¿1988?’ ‘No, 1888’. Entonces se terminó la conversación. No es posible asegurarlo”.

Elsen comentó que tenía entendido que algunos habitantes de la exclusiva zona central de Ámsterdam, situada en los alrededores del canal Prinsengracht, se habían quejado de que la embarcación era una monstruosidad. “Otras personas piensan que es un barco precioso. Les parece terrible, como a mí, que desaparezca de este lugar”, señaló.

Para trasladar el Dogger bajo los puentes del canal, será necesario desmontar gran parte del mismo. “El barco está, por así decirlo, pelado, desvestido”, dijo Elsen. “Esto es arqueología. Algunas cosas irán al basurero, otras las conservaremos porque creo que son históricamente interesantes”.

Lilian Huizinga, quien vivió en el barco entre 1985 y 1992 con sus hijos y su entonces novio, comentó: “La gente ya me decía: ¿vas a vivir en ese viejo cadáver? Pero disfruté mucho estar aquí. Mis hijos y yo queríamos despedirnos. Ellos crecieron aquí”.

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