Una mujer saudita encarcelada fue condenada por ‘difundir mentiras a través de tuits’
El documento judicial indica que Noura al-Qahtani utilizó dos cuentas de Twitter anónimas. Foto: Dado Ruvić/Reuters

Una mujer saudita recientemente condenada a 45 años de prisión fue declarada culpable de utilizar internet y cuentas de redes sociales para “difundir mentiras a través de tuits”, entre otros presuntos delitos, según indica un documento judicial saudita recién obtenido.

Noura al-Qahtani, cuyo caso salió a la luz la semana pasada, es madre de cinco hijas, entre ellas una con discapacidad, tiene casi 50 años y padece problemas de salud, según los documentos judiciales.

El documento, que describe la sentencia de Qahtani dictada por un tribunal penal especial, fue compartido con The Guardian por Abdullah Alaoudh, director para el Golfo de Dawn, un grupo a favor de la democracia con sede en Washington fundado por el periodista saudita asesinado Jamal Khashoggi.

Los documentos judiciales revelan –por segunda vez en varias semanas– una sentencia drástica contra una mujer aparentemente ordinaria que utilizaba las redes sociales para expresar su apoyo a los disidentes, pero que no participaba personalmente en actividades políticas. La sentencia contradice la imagen pública que el gobierno saudita y sus seguidores han intentado fomentar de que las mujeres gozan de mayor libertad personal bajo el gobierno del líder saudita de facto, Mohammed bin Salman.

El mes pasado, un tribunal de apelación saudita condenó a Salma al-Shehab, estudiante de doctorado de la Universidad de Leeds y madre de dos hijos, a 34 años de prisión por tener una cuenta de Twitter y por seguir y retuitear a disidentes y activistas. Shehab fue detenida y condenada después de haber regresado a su país, Arabia Saudita, para pasar sus vacaciones. La sentencia fue ampliamente condenada y el Departamento de Estado de Estados Unidos indicó que mantuvo varias conversaciones con sus homólogos sauditas para tratar el caso.

En el caso de Qahtani, el documento judicial establece que utilizó dos cuentas de Twitter anónimas. Al parecer, una de las cuentas, @Najma097, estuvo activa por última vez el 4 de julio de 2021 y sigue otras 293 cuentas de Twitter. Algunos tuits parecen criticar al príncipe Mohamed y apoyar los derechos de los presos políticos.

Qahtani fue sentenciada por varios cargos, entre ellos el de intentar ” difamar” al príncipe heredero y al rey Salman; el de “alentar la participación en actividades que dañan la seguridad y la estabilidad de la sociedad y del Estado”; el de expresar su “apoyo” a la ideología de aquellos que desean “desestabilizar” el reino; el de haberse unido a un grupo dedicado a estas causas en Twitter y seguirlas en YouTube. También fue condenada por “insultar” los símbolos y funcionarios del Estado, por pedir la liberación de detenidos y por obstruir la investigación sobre su uso de las redes sociales al “destruir y ocultar el celular utilizado en el delito”.

También fue condenada por poseer un libro prohibido, que fue escrito por Salman Alaoudh, un conocido clérigo reformista –y padre de Abdullah Alaoudh de Dawn– que a su vez está cumpliendo cadena perpetua en una prisión saudita. Salman Alaoudh se encuentra encarcelado desde 2017 luego de que hiciera un llamado a la paz en Twitter tras la aplicación del bloqueo contra Qatar liderado por Arabia Saudita.

El libro que supuestamente poseía Qahtani no era uno de los libros políticos de Alaoudh. Fue descrito por Abdullah –quien reside en Estados Unidos– como un libro sobre la superación personal y la lucha contra el egoísmo dentro de uno mismo.
“Es un libro muy apolítico”, comentó Abdullah Alaoudh.

El documento judicial también menciona un análisis técnico realizado por funcionarios estatales, pero no incluye ninguna información sobre la forma en que las autoridades sauditas identificaron el nombre de usuario de Twitter que –supuestamente– usaba Qahtani.

Twitter no respondió de forma inmediata una solicitud para conocer sus comentarios.

Funcionarios estatales sauditas se infiltraron en la empresa de redes sociales de Estados Unidos en 2014 y 2015. Los fiscales estadounidenses han descrito el modo en que la infiltración de los funcionarios, que eran empleados de Twitter, pero recibían una remuneración secreta por parte de altos funcionarios del gobierno saudita, llevó a las autoridades sauditas a acceder a información sobre disidentes anónimos que utilizaban Twitter dentro del reino.

La empresa permitió que Bader al-Asaker, un alto asistente del príncipe Mohamed, descrito por los fiscales estadounidenses como el autor intelectual de la infiltración saudita, mantenga su cuenta verificada de Twitter.

El documento judicial señala que Qahtani fue condenada inicialmente a 13 años de prisión en relación con sus “crímenes”. La sentencia fue extendida a 45 años después de que un fiscal se quejara durante su apelación de que la sentencia original era demasiado indulgente.

El documento judicial revela que Qahtani presentó una defensa ante el tribunal, incluyendo que no era una terrorista y que no planeaba un ataque terrorista ni formaba parte de una organización terrorista. También declaró que tenía casi 50 años, que no tenía antecedentes y que se arrepentía de haber publicado sus tuits.

El tribunal de apelación, según muestra el documento, no solo elevó su condena a 45 años, sino que le impuso una prohibición de viajes de 45 años efectiva una vez que salga de la cárcel, cuando tenga aproximadamente 100 años. Su hija con discapacidad tiene 10 años y padece un trastorno genético que le genera discapacidades del desarrollo.

La embajada de Arabia Saudita en Washington no estuvo inmediatamente disponible para ofrecer un comentario. Según la fecha del documento judicial, la nueva sentencia fue dictada el 9 de agosto de 2022.

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