‘El fin de una era’: cómo se vio el funeral de la reina Isabel II en todo el mundo
Un pasajero del metro de París parado frente a la estación George V, que fue rebautizada para el día del funeral de la reina Isabel II. Foto: Christophe Petit-Tesson/EPA

Melbourne, Australia

Mientras las puertas de la Abadía de Westminster se abrían para que los invitados ocuparan sus asientos, al otro lado del mundo, los australianos se sentaban frente a sus televisiones para ver el histórico acontecimiento.

Los bares ingleses situados en el distrito central comercial de Melbourne estaban prácticamente vacíos mientras transmitían el funeral en pantallas grandes.

Rick Tonk, de West Yorkshire, lo vio en la taberna Charles Dickens Tavern con sus padres. “Pasaremos un rato aquí simplemente asimilando el ambiente y podremos despedirnos”, comentó Tonk. “Ha sido muy solemne, para muchas personas de todo el mundo. Estarán observando”.

Dijo que fue extraño estar tan lejos de casa mientras se desarrollaba un acontecimiento histórico como este, y aunque su muerte no fue una completa sorpresa, se sintió como si hubiera ocurrido de la nada.

“Realmente es el cambio de una página, el amanecer de una nueva era, el simple hecho de decir adiós a la única persona que ha sido nuestra monarca durante tanto tiempo”, comentó Tonk.

El propietario de la taberna, John Davie, comentó que la cobertura que precedió al funeral había “diluido” el interés en Australia. “La cobertura que se ha realizado antes del que probablemente es el día más importante de todos, probablemente no le ha hecho ningún favor”, dijo Davie. “Mientras que en el Reino Unido las personas se forman durante días para presentar sus respetos. Creo que aquí la gente está un poco agotada. Es mucho que asimilar”.

Puede que los bares estuvieran tranquilos, no obstante, los australianos de todo el país –tanto monárquicos como republicanos– sintonizaron la televisión para ver el evento. Algunos simplemente querían “ver el momento histórico”, mientras que otros se maravillaban con la ceremonia.

“Imagínate tener la responsabilidad de la distribución de los asientos para esto”, publicó en Twitter Ebony Bennet, subdirectora del Australia Institute.

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Personas viendo el funeral de la reina en Federation Square en Melbourne. Foto: Asanka Ratnayake/Getty Images

A primera hora del día, algunas iglesias organizaron pequeñas misas para no coincidir con el funeral.

La sacerdote Jennifer Furphy, de 68 años, de St Agnes Black Rock, dirigió a su congregación en la oración por la reina Isabel II, leyó fragmentos de algunos de sus discursos navideños y habló sobre lo que significó su muerte.

“Hablamos de cómo queríamos honrar realmente su memoria y su fe cristiana, y de cómo vivió una vida de servicio a su país y a la Commonwealth”, explicó Furphy. “Los feligreses de aquí son migrantes de Inglaterra, tienen familia allá y conexiones reales con la cultura. Creo que era importante honrar eso”.

Furphy comentó que era un momento de la historia que deseaba respetar, al tiempo que reconoció que para muchos australianos de las Primeras Naciones, la corona y su sucesión evocaban un doloroso pasado de colonialismo.

Para muchos australianos de su generación, especialmente las mujeres trabajadoras, la reina también era un símbolo de fortaleza, ya que compaginaba su papel como monarca y madre. “Siempre he sentido que la reina era una buena líder, y siempre he sentido que era bueno que lo dirigiera una mujer”, dijo Furphy. “Será muy diferente tener un rey ahora”. Cait Kelly

París, Francia

La república francesa ha mostrado un interés inusual y sin precedentes por la muerte y el funeral de la reina Isabel II en los últimos 11 días. El presidente francés, Emmanuel Macron, quien realizó un emotivo y respetuoso homenaje a la monarca británica, diciendo que para los franceses simplemente era “la” reina, publicó en Twitter un video en blanco y negro de la reina Isabel en el Elíseo y con los sucesivos presidentes y el sencillo mensaje: “Gracias, su majestad”. El video comenzaba con la reina deseando una larga amistad entre los dos países.

TF1, uno de los principales canales de televisión franceses, transmitió una “edición especial” llamada L’Adieu (El adiós) que cubrió todo el funeral con una solemne traducción al francés y un comentarista británico que admitió haber cantado Dios salve al rey en el estudio cuando se cantó dicha canción en la Abadía de Westminster. El canal contó con varios reporteros a lo largo del recorrido.

La estación de metro de París Jorge V fue rebautizada temporalmente como Isabel II 1926-2022.

Numerosas personas en Francia han destacado cómo la reacción de Francia a la muerte de la reina pone fin a la pregunta que Liz Truss, la primera ministra de Reino Unido, parecía incapaz de responder: si Macron era “amigo o enemigo”. Peter Ricketts, exembajador británico en París, salió en la televisión francesa diciendo que Truss había cometido un “grave error”. “Es el momento de rectificar y confirmar que somos amigos y aliados”, señaló.

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Personas observan el funeral de la reina en el bar Cricketer en París el lunes. Foto: Michel Euler/AP

Varios periódicos nacionales y locales dedicaron una vez más sus portadas a la despedida real. El titular de Le Parisien fue “Isabel II: el funeral del siglo”. El periódico indicó: “Todo el mundo mira hoy a Londres, donde se llevará a cabo el funeral de la reina”.
La portada de Le Figaro incluía una foto del ataúd y el título: “El mundo entero se reúne en memoria de Isabel II”.

Los periodistas franceses entrevistaron a personas que se encontraban en el exterior de la abadía, en la ruta del cortejo fúnebre y en los bares situados a lo largo de la ruta.

A los comentaristas no se les escapó que el cortejo fúnebre se detuvo en el Arco de Wellington, en recuerdo del duque de Wellington y su derrota contra Napoleón Bonaparte y los franceses en Waterloo.

Algunos destacaron con evidente admiración la calma británica y la capacidad de formarse pacientemente durante largos periodos de tiempo. Kim Willsher

Nueva York, Estados Unidos

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Viendo el funeral de la reina en la taberna Churchill en Nueva York. Foto: Adam Gabbatt

Han pasado casi 250 años desde que Estados Unidos anunció su independencia de la monarquía británica, sin embargo, en la ciudad de Nueva York en la mañana del lunes había muchos indicios de que sigue existiendo cierto afecto.

Una mezcla de estadounidenses fanáticos de la familia real, turistas británicos que portaban banderas y periodistas de la televisión local que se apresuraban a llenar la Churchill Tavern, un bar británico ubicado a unas pocas cuadras al sur del Empire State Building, para ver el funeral de la reina, la multitud observó una hora de silencio mientras la monarca era enviada a su destino.

A pesar de ser una hora temprana –el Churchill abrió sus puertas a las 5:30 de la mañana–, los asientos eran escasos y las personas permanecían de pie a medida que iban llegando. Los dolientes fueron recibidos por una figura de un beefeater de tamaño real situada en el exterior, y un ambiente serio y respetuoso en el interior.

“Creo que nunca antes había visto el bar en silencio durante una hora y 10 minutos –ni tampoco querría que lo estuviera–, pero había algo bastante surrealista sobre ello, y muy respetuoso, y profundamente conmovedor, en realidad”, comentó Sinead Naughton, una irlandesa que es propietaria del Churchill con su esposo británico.

El Churchill, un local típico del centro de Manhattan, con una larga barra de madera que se extiende a lo largo de un lado y asientos dispersos enfrente, se distingue de otros bares gracias a su franja de fotos y cuadros de la reina Isabel.

Naughton comentó que muchos de los clientes habituales eran británicos, y que el bar había estado abierto durante todos los eventos británicos importantes desde que abrió hace 11 años. Naughton dijo que sintió que “teníamos que” abrir con motivo del funeral.

A primera hora, los asistentes conversaban, pero cuando el ataúd de la reina se dirigía a la Abadía de Westminster, el bar quedó en silencio. A las 6 de la mañana, cuando comenzó el servicio, solo se escuchaba el tintineo ocasional de las tazas de café del bar mientras el personal mantenía a los clientes abastecidos.

Algunos de los presentes se habían vestido para la ocasión, entre ellos Jean Shafiroff, quien lucía un gran sombrero negro. Shafiroff, una estadounidense que forma parte de la junta directiva de distintas organizaciones benéficas, contó que conoció al príncipe Harry en 2019 en un evento benéfico en Londres. Ella asistió al funeral de Margaret Thatcher en 2013, pero Shafiroff explicó que “el funeral de la reina es una invitación más difícil de conseguir”.

Shafiroff comentó: “Su alteza real la reina Isabel II fue un gran modelo para todas las personas del mundo. Sus 70 años de servicio fueron extraordinarios. Necesitamos más modelos a seguir como ella”. Adam Gabbatt

Kenia

El funeral de la reina Isabel, que se llevó a cabo el lunes, fue recibido con una respuesta bastante apagada en Kenia, lo que contrasta con la avalancha de reacciones que se produjo tras la noticia de su muerte, la cual provocó tanto el duelo como la ira en el país del este de África.

El presidente de Kenia, William Ruto, se unió a otros líderes mundiales para asistir al funeral de la reina, y las principales cadenas de noticias transmitieron el servicio. Sin embargo, aunque su despedida acaparó la atención de gran parte del mundo, no suscitó un gran interés nacional. En las calles y en internet, todo transcurrió como de costumbre.

La monarca más longeva de Gran Bretaña se convirtió en reina en Kenia, después de recibir la noticia del fallecimiento de su padre mientras se encontraba de gira real con su difunto esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Algunos kenianos recuerdan con cariño la primera visita “de cuento de hadas” de la reina.

“Es el fin de una era”, comentó Paul Ochieng, de 49 años. “Crecimos viendo a la reina, y ella se convirtió en reina aquí, así que existe un poco de cariño hacia ella”.

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Los invitados asisten a una proyección en vivo del funeral de la reina Isabel en la residencia del alto comisionado británico en Nairobi, Kenia. Foto: Monicah Mwangi/Reuters

No obstante, para otros ella era un doloroso recordatorio del brutal pasado colonial de Gran Bretaña, durante el cual casi 1.5 millones de kenianos fueron obligados a ir a centros de detención y sometidos a torturas y otras atrocidades en la década de 1950, durante la represión del imperio británico contra los Mau Mau, luchadores por la libertad de Kenia que se oponían al dominio colonial. La violenta represión contra los Mau Mau se produjo al comienzo del reinado de Isabel, y muchos de los crímenes fueron cometidos en su nombre. Al enfrentarse a la presión legal, el gobierno del Reino Unido aceptó, en 2013, pagar 20 millones de libras a las víctimas de los actos de tortura en Kenia.

“Nos están haciendo gaslit para llorar por alguien que veló por nuestro sufrimiento colectivo”, comentó Suhayl Omar, de 24 años, un investigador keniano del Museo del Colonialismo Británico. “El hecho de que los dirigentes kenianos hayan considerado oportuno declarar el luto nacional es una muestra del ciclo continuo de violencia colonial al que todavía nos enfrentamos”. Caroline Kimeu

India

Al igual que la respuesta a la muerte de la reina Isabel II fue apagada en India, se produjo poca conmoción respecto a su funeral.

A diferencia de otros países del sur de Asia, que enviaron a sus jefes de gobierno para asistir al funeral, el primer ministro de la India, Narendra Modi, no asistió, y en su lugar viajó a Reino Unido el jefe de Estado protocolario, el presidente Droupadi Murmu. Ninguna cadena de televisión india transmitió el funeral, y no hubo proyecciones públicas.

Sin embargo, hubo algunas personas en India que lo vieron desde la intimidad de sus hogares. Alexander Balakrishnan, de 24 años, estudiante en Delhi, que nació en Reino Unido pero se mudó a India cuando tenía cuatro años, comentó que siempre había sido un ávido observador de todos los acontecimientos reales, desde las bodas hasta los jubileos, ya que le daba una sensación de conexión con el lugar donde había nacido.

“He estado pegado a la televisión durante los últimos 10 días, viendo la cobertura de la fila y de todas las personas que compartían sus recuerdos de la reina”, explicó Balakrishnan. “Me pareció que el funeral fue muy conmovedor y sencillo, que supongo es como ella quería. Había una sensación de carácter definitivo, sentías que era el último adiós. Fue triste, pero también sabes que ella vivió una vida grande y plena”.

Balakrishnan comentó que la monarquía británica sigue siendo una institución que causa divisiones en India. “Creo que el 50% de la gente considera que la familia real es solo un símbolo del imperio; piensan que hemos terminado con ellos, que no queda patriotismo ni conexión con ellos en la India. El otro 50% los considera ultra celebridades. Por eso, algunas personas aquí lamentan la muerte de la reina como la persona más famosa del mundo”.

La respuesta apagada al funeral de la reina en India se debió en parte a este complejo legado, señaló Balakrishnan, pero creía que también había más factores culturales.

“Creo que una de las razones por las que ha habido tan poca respuesta al funeral aquí se debe a que las personas en la India están muy acostumbradas a que los funerales se realicen con mucha rapidez”, explicó. “Se hace el mismo día o al día siguiente, así que esta idea de que se haga 10 días después es algo difícil con lo que se puede identificar la gente”.

Yasmin Kaura, de 43 años, profesora de pilates en Delhi, fue una de las personas que se sintió conmovida por la muerte de la reina y vio su funeral en privado en su casa.

“Me he sentido muy triste los últimos días cuando veía a la gente presentar sus respetos”, comentó. “Pero hoy, durante el funeral, sentí que todos estaban listos para despedirse. Incluso en esa catedral, que normalmente parece tan grande e intimidante, de alguna manera se sentía pequeña y acogedora, como un funeral muy íntimo”.

Kaura añadió: “A través de guerras y pandemias y disparates de la prensa sensacionalista, nunca dejó que la provocaran y se mantuvo fuerte a través de todo. Y no olvidemos que la reina Isabel siempre fue una mujer inmersa en un mundo de hombres, pero nunca dejó que eso se notara. Resulta difícil no admirar eso. No habrá una reina durante al menos otra generación, y no sé si alguien lo volverá a hacer tan bien como ella”. Hannah Ellis-Petersen

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Un hombre ofrece pétalos de flores delante de una foto de la difunta reina Isabel II cerca del monumento a la Victoria en Calcuta. Foto: Piyal Adhikary/EPA


Jamaica

El obispo Herro Blair, que se reunió con la reina en dos ocasiones, se despertó el lunes a las 3:30 de la madrugada para asegurarse de no perderse ni un minuto de su última despedida.

“Me conmovió la sobriedad del momento”, dijo el obispo de 76 años por teléfono desde Kingston. “No importaba de quién fuera, del país que fuera, todos se mostraron muy dignos. Todos le rindieron homenaje de la forma en que debería ser honrada”.

“Podría haber derramado una lágrima; se me humedecieron los ojos porque me conmovieron no solo sus manos, sino su vida”.

La reina ascendió al trono en 1952, una década antes de que Jamaica se independizara de Gran Bretaña. Muchas personas que viven en la isla caribeña ahora quieren romper los lazos con la monarquía. Como el huso horario de Jamaica tiene seis horas menos que el de Reino Unido, el funeral de Estado fue principalmente una atracción para los más madrugadores y los devotos de la monarquía.

Blair, presidente y fundador de la asociación Deliverance Evangelistic Association, añadió: “Me atrevería a decir que la mayoría de los jamaiquinos se levantaron para verlo esta mañana. Creo que, aunque vamos a convertirnos en una república en algún momento, tarde o temprano, la mayoría de los jamaiquinos todavía, si es que no aman la monarquía, aman a la reina”.

Sin embargo, Carrol Richard, coach de vida espiritual, señaló que muchas personas asocian a la familia real con el colonialismo británico y la esclavitud. Comentó: “Hay mucha gente que todavía está decepcionada –y la decepción alcanza diversos grados de enojo– respecto a lo que sentían que la reina representaba y lo que sentían que debería haber representado. Es probable que esas personas ni siquiera vean el funeral”.

Richard, de 63 años, sí lo sintonizó y se sintió maravillado por el espectáculo. “La realeza es una experiencia increíble. Es toda la fastuosidad, el orden y la disciplina. Todos están extremadamente controlados y hacen su parte pero, más que eso, es la veneración que muchos rindieron a la reina lo que realmente me llamó la atención”.

Mikael Phillips, de 50 años, un parlamentario de la oposición que en 2020 presentó una moción que apoyaba la destitución de la monarca, señaló: “Fue una excelente despedida para alguien que ha servido toda su vida como reina y como madre. Se llevó a cabo con precisión y de forma adecuada a la vida que vivió”.

“Pero en mi mente me pregunté cómo habría sido si hubiéramos dado ese paso hacia la república y qué nos depara el futuro. Es el fin de una era para nosotros como país, para la Commonwealth y para el pueblo británico, solo hay que considerar qué nos depara el futuro y qué enfoque adoptará el nuevo rey ante lo que tiene por delante”. David Smith

Islas Salomón

Los residentes de las Islas Salomón con equipos de televisión presentaron sus últimos respetos a su jefa de Estado, viendo los acontecimientos en Londres y Windsor desde el exprotectorado británico en el Pacífico. Mientras algunas personas salían a realizar sus actividades sociales habituales y a disfrutar de la brisa marina, también se instalaron pantallas grandes en el recinto de la iglesia anglicana ubicada en la capital, Honiara, para que sus miembros presentaran sus respetos, mientras otros acudían al casino Pacific, un conocido recinto de la ciudad.

Una de las personas que lo vieron fue Connie Grouse, de 67 años, quien trabajaba para la corporación Solomon Islands Broadcasting Corporation en la época de la independencia de las islas, en 1978.

“Como alguien que creció cuando la reina comenzó a reinar, esto es muy emotivo para mí porque esta noche me senté recordando mis días de juventud, ya que le tengo un gran respeto a la reina”, comentó. “Que nuestra reina Isabel, la monarca que ha reinado durante más tiempo, descanse en paz. Estoy muy feliz de poder presenciar el cortejo fúnebre de nuestra jefa de Estado y me alegra poder ver este momento histórico”.

La sensación de estar viviendo la historia también se extendió a otros espectadores en el casino. Timothy Asi, de 40 años, describió el servicio fúnebre como un momento histórico para él y comentó que se sintió privilegiado al verlo. “Hoy es un día que considero pasará a la historia para mí. Me siento muy orgulloso de decir que, cuando envejezca, me sentaré y les contaré con gusto historias sobre el funeral a mis futuros nietos”. Señaló que tenía un gran respeto por la difunta reina como jefa de la Commonwealth.

Wasi Vaekesa, de 27 años, dijo: “Hoy es un día triste y también histórico para mí”. Georgina Maka’a.

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