Hallaron ‘químicos eternos’ en toda la sangre del cordón umbilical en 40 estudios
Biobanco, tubo que contiene células madre del cordón umbilical. Foto: Bsip Sa/Alamy

Se detectaron químicos PFAS (químicos eternos) tóxicos en todas las muestras de sangre del cordón umbilical de 40 estudios realizados en los últimos cinco años, reveló una nueva revisión de la literatura científica de todo el mundo.

Los estudios analizaron en conjunto casi 30 mil muestras, y muchos de ellos vincularon la exposición fetal a los químicos PFAS a complicaciones en la salud de los bebés no nacidos, de los niños pequeños y en etapas posteriores de la vida. Los resultados de los estudios son “alarmantes”, comentó Uloma Uche, investigadora de ciencias de la salud ambiental del Grupo de Trabajo Ambiental (EWG), que analizó los datos de los estudios revisados por pares.

“Incluso antes de llegar al mundo, ya estás expuesto a los PFAS”, señaló.

Los químicos PFAS, también conocidos como sustancias perfluoroalcalinas y polifluoroalcalinas, son un grupo de aproximadamente 12 mil sustancias químicas que se utilizan habitualmente para hacer que los productos sean resistentes al agua, las manchas y el calor. Se les denomina “químicos eternos” porque no se descomponen de forma natural y se acumulan en el cuerpo humano y en el medio ambiente.

El gobierno federal calcula que se encuentran en el 98% de la sangre de los estadounidenses. Estas sustancias químicas están asociadas a defectos de nacimiento, cáncer, enfermedades renales, problemas hepáticos y otros problemas de salud, y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) descubrió recientemente que ningún nivel de exposición a algunos tipos de PFAS presentes en el agua es seguro.

Los seres humanos están expuestos a estas sustancias químicas ubicuas a través de múltiples canales. Se calcula que los PFAS contaminan el agua potable de más de 200 millones de personas en Estados Unidos, y se han descubierto en niveles alarmantes en la carne, el pescado, los productos lácteos, las cosechas y los alimentos procesados. También se encuentran en una serie de productos de consumo cotidiano, como las baterías de cocina antiadherentes, los envases de alimentos, la ropa impermeable, los protectores de manchas como Scotchgard y algunos hilos dentales.

Los químicos PFAS presentes en los productos pueden ser absorbidos por la piel, ingeridos o respirados cuando se desprenden de los productos y se desplazan por el aire.

“La presencia de estas sustancias químicas también supone una amenaza para las personas embarazadas, ya que constituyen el primer contacto con los PFAS antes de que puedan pasar del útero al feto en desarrollo a través del cordón umbilical”, señaló Uche.

Los científicos se centraron en la sangre del cordón umbilical porque este es la vía que une a la madre con el bebé. Los hallazgos resultan especialmente preocupantes debido a que los fetos son “más vulnerables a estas exposiciones porque sus cuerpos en desarrollo no tienen los mecanismos necesarios para combatir las sustancias químicas”, añadió Uche.

Los estudios relacionaron la exposición fetal con un aumento del nivel total de colesterol y triglicéridos en los bebés, y con cambios en los ácidos biliares de sus cuerpos, lo que puede conducir a un mayor riesgo de problemas cardiovasculares posteriormente en su vida.

Algunos estudios también asociaron la exposición en la sangre del cordón umbilical con trastornos en la glándula tiroidea y en las células microbianas del colon.

Los químicos PFAS pueden permanecer en el organismo durante años o incluso décadas, y algunos estudios asocian la exposición fetal con repercusiones a lo largo de la infancia y la edad adulta, incluso en la función cognitiva, la función reproductiva, los cambios de peso, el eczema y la alteración del equilibrio de la glucosa.

Los estudios identificaron alrededor de 35 tipos diferentes de compuestos de PFAS, entre ellos algunos químicos más nuevos que la industria y algunos reguladores afirman que no se acumulan en el cuerpo. No obstante, la ciencia se ve limitada en el número de compuestos de PFAS que puede detectar en la sangre, por lo que es muy probable que se transmitan al feto un número mucho mayor de sustancias químicas.

El EWG señaló que la mejor protección consiste en que las mujeres eviten el uso de productos que contengan PFAS y utilicen filtros de ósmosis inversa o de carbón activado granulado que puedan filtrar las sustancias químicas, en caso de que se encuentren en el agua potable que bebe la madre.

Sin embargo, Uche comentó que los resultados destacan la necesidad de que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) prohíban todos los usos no esenciales de los PFAS, establezcan límites para todos los compuestos de PFAS presentes en el agua potable, detengan los vertidos industriales y establezcan límites para los PFAS presentes en los alimentos.

A pesar de las abrumadoras pruebas de que todos los PFAS estudiados son duraderos en el medio ambiente y tóxicos, la FDA y la EPA se han abstenido hasta la fecha de prohibir los usos no esenciales de estas sustancias químicas. El año pasado, la EPA lanzó un amplio plan diseñado para frenar el uso de las sustancias químicas y limitar la exposición, aunque los defensores de la salud pública señalan que no es suficiente para hacer frente a la situación. Además, se centra principalmente en cuatro de los 12 mil compuestos de los químicos PFAS.

“Soy madre de dos hijos, tengo uno de siete y otro de tres años, y saber que pude haber expuesto a mis hijos a los PFAS es alarmante”, comentó Uche. “Con esta revisión le decimos a la EPA y a la FDA que, por favor, tomen medidas sencillas para reducir la exposición a los PFAS, y para proteger a nuestros hijos”.

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