Jürgen Wittdorf: una galería revive el arte homoerótico de la época del comunismo
Under the Shower (Bajo la ducha) (1964). Foto: Cortesía: Privatsammlung Berlin und Schloss Biesdorf

Siete hombres se lavan el sudor de sus tonificados cuerpos en una ducha comunitaria. A menos que entrecierres los ojos y confundas una barra de jabón fuertemente agarrada con otra cosa, sus miembros están suspendidos en una proximidad tentadora, pero nunca llegan a tocarse.

El grabado en linóleo de 1963 del artista alemán Jürgen Wittdorf, perteneciente a una serie titulada Youth and Sport, puede parecer sacado de una novela gráfica para adultos o de los viriles dibujos del icono de la liberación homosexual Tom of Finland.

Sin embargo, la sensual escena de la ducha nunca pretendió escandalizar, ni siquiera cuando se escondían los anhelos de los hombres a plena vista: encargado por el Estado de Alemania Oriental, un grabado enmarcado estuvo colgado durante años en la escalera de la academia de deportes de Leipzig y posteriormente fue reproducido en un periódico del movimiento juvenil socialista dirigido por el régimen.

Sesenta años después, la tensión visible entre el conformismo exterior y el deseo oculto es lo que impulsa el resurgimiento de Wittdorf, quien cayó en el olvido tras el colapso de la República Democrática Alemana y murió en la pobreza en Berlín hace cuatro años. En el que habría sido su 90 cumpleaños, una primera retrospectiva en la galería del Palacio de Biesdorf ha sido un éxito sorprendente, atrayendo a 13 mil 400 visitantes al barrio de Marzahn de Berlín desde su inauguración a principios de septiembre.

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Sports Students’ Builders Brigade (Brigada de Constructores de Estudiantes de Deportes) (1964). Foto: Cortesía: Schwules Museum Berlin und Schloss Biesdorf

“Lo que hace que la obra de Wittdorf sea tan fascinante no es únicamente su maestría”, comentó Karin Scheel, curadora de la muestra junto con el director de la galería Stephan Koal, “también es la vida vivida que podemos vislumbrar a partir de estas imágenes, de una sexualidad que fue reprimida y después aceptada“.

Aunque la República Democrática Alemana despenalizó los actos sexuales entre hombres en 1968, un año antes que en Alemania Occidental, existían pocos lugares públicos en los que los homosexuales y las lesbianas pudieran vivir sin control. A principios de los años 60 se llevaron a cabo campañas políticas contra los “bares eróticos”, y el nudismo no se convirtió en un movimiento mayoritario hasta los años 70.

“En lo que respecta a la homosexualidad, el este era tan burgués como el oeste”, comentó Andreas Sternweiler, un amigo de Wittdorf que curó su primera exposición individual en el Schwules Museum de Berlín en 2012.

El arte, sin embargo, era un lugar en el que se les permitía a los hombres celebrar los cuerpos masculinos, sobre todo en un estilo realista socialista que convertía el físico saludable en un fetiche.

Wittdorf tuvo sus primeras experiencias sexuales con otros hombres en 1963, cuando trabajaba en el Youth and Sport Cycle, y ese mismo año salió del closet con algunos amigos cercanos y colegas artistas.

Su fascinación por la forma masculina lleva al espectador a grupos de ciclistas, nadadores olímpicos o constructores en un descanso para comer. Sus mujeres son más distantes, con los brazos cruzados sobre el pecho.

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Swimmers (Nadadoras) (1964). Foto: Por cortesía: Sammlung Linkersdorff, Berlin und Schloss Biesdorf

Wittdorf había ganado sus primeros admiradores dos años antes, con una serie de grabados en madera titulada Cycle for Youth. Los jóvenes, especialmente, se podían reconocer en sus imágenes de adolescentes besándose en los callejones, parejas jóvenes conduciendo motocicletas o padres con caras renovadas haciendo malabares con sus hijos y bolsas de las compras.

“Le interesaba mucho el anhelo de expresión individual de los jóvenes”, señaló Jan Linkersdorff, expupilo de Wittdorf.

“Las personas que aparecen en estos cuadros son seguras de sí mismas por derecho propio, no por las banderas rojas que portan ni por los símbolos políticos que blanden”, comentó Scheel, de Cycle for Youth, del que se vendieron miles de ejemplares.

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Young Couple, part of the Cycle for Youth series (1961). Photograph: Cortesía: Schwules Museum Berlin und Schloss Biesdorf

Los adultos mayores de Alemania del Este, particularmente, se mantuvieron escépticos: los críticos consideraron que los jóvenes de la serie Cycle for Youth estaban demasiado occidentalizados; los lectores de los periódicos escribieron cartas quejándose de un cuadro en el que un joven mantenía las manos dentro del bolsillo durante un beso de ensueño con una mujer en enaguas. Sternweiler comentó que el cuadro era principalmente autobiográfico: una expresión temprana de su frialdad ante el otro sexo.

Aunque Wittdorf se sentía incómodo con las normas sociales de Alemania Oriental, nunca se rebeló de forma abierta contra el sistema. Fue miembro del partido gobernante, la Unidad Socialista, desde 1957, y se ganó la vida impartiendo clases de dibujo para guardias fronterizos y policías, que le encargaron un mural para la cantina de su sede en Berlín. La mezcla de artistas y trabajadores en “círculos” creativos formaba parte de un programa estatal para tender un puente entre los intelectuales y el proletariado.

La retrospectiva del Palacio de Biesdorf, que estará abierta hasta febrero de 2023, incluye retratos de punks con cabello verde junto a hombres con uniforme, colgados en la salvaje distribución de cuadros “estilo petersburgués” del suelo al techo que el propio Wittdorf practicaba en su hogar. Un tierno retrato de Lenin se encuentra, de forma un tanto incómoda, apartado del resto, colocado arriba de la puerta del elevador.

Con el colapso de la República Democrática Alemana, se agotaron los ingresos de Wittdorf procedentes de la enseñanza. Ya con 60 años, siguió impartiendo clases de dibujo para amigos desde su departamento, pero finalmente se vio obligado a vender su colección privada de antigüedades y obras de otros artistas para poder llegar a fin de mes.

Después de su muerte, las obras que quedaban apiladas en su departamento de Berlín fueron vendidas en una subasta de liquidación de casas con el fin de saldar las deudas pendientes, y su expupilo Linkersdorff ganó la puja.

No obstante, la vida fuera del estado socialista regulado no estuvo marcada únicamente por la decepción. “Estaba resentido por su propia oscuridad artística, pero también disfrutaba la libertad que había ganado”, explicó Sternweiler, cuya exposición de 2012 supuso para Wittdorf una muestra de su propio resurgimiento en los últimos años de su vida. “La escena homosexual de Berlín Occidental era más diversa, y eso es algo que él apreciaba”.

Las obras de los últimos años de Wittdorf retoman sus alineaciones masculinas favoritas, con hombres ahora vestidos con chaparreras y correas de cuero, sin que ni el artista ni el sujeto se empeñen en ocultar su excitación.

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