Benjamín Netanyahu agradece a los votantes, las encuestas de salida lo sitúan al frente en las elecciones en Israel
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Foto: Abir Sultan/EPA

El exprimer ministro israelí Benjamín Netanyahu agradeció a los votantes por el “enorme voto de confianza”, ya que su bloque religioso de derecha amplió su ventaja con aproximadamente el 80% de los votos contados en las quintas elecciones del país en cuatro años.

Su partido, Likud, aún no ha obtenido los resultados esperados. Sin embargo, el aumento del apoyo a sus nuevos aliados de extrema derecha, el Partido Sionista Religioso, y lo que parece ser un mal resultado para dos partidos proárabes y el partido de izquierda Meretz, significa que el exlíder envuelto en escándalos es actualmente el candidato con más posibilidades de poder formar un gobierno de coalición tras las elecciones del martes.

El mayor resultado de la noche fue el de los nuevos socios de Netanyahu, los Sionistas Religiosos, de extrema derecha, que se convirtieron en el tercer partido más importante. El principal candidato del partido, el extremista Itamar Ben-Gvir, lo celebró en una reunión de campaña exclusivamente masculina durante la noche en Jerusalén, donde sus partidarios ondearon banderas israelíes y corearon “Muerte a los terroristas”.

En su discurso en la sede de la campaña del partido Likud en las primeras horas del miércoles, después de que las encuestas de salida sugirieran una estrecha mayoría a favor de su bando, Netanyahu comentó que su bloque religioso de derecha estaba “vivo y coleando”.

“Estamos al borde de una victoria muy amplia”, dijo Netanyahu a los miembros y activistas del partido. “El pueblo quiere poder, no debilidad”.

El principal oponente de Netanyahu, el primer ministro centrista en funciones, Yair Lapid, insistió en que la contienda aún no había terminado, comentando a sus partidarios en la mañana del miércoles que “hasta que no se haya contado el último sobre, nada ha terminado y nada es definitivo”, añadiendo que “seguirá luchando para que Israel sea un Estado judío y democrático, liberal y progresista”.

La amplia facción antiNetanyahu de Lapid, que logró expulsar a Netanyahu del poder el año pasado, se encaminaba a obtener solo 54 escaños de los 120 que componen la Knéset, como sugerían las encuestas de salida. Sin embargo, los analistas señalaron en la mañana del miércoles que aún faltaba por contabilizar la mayoría de los votos en la ciudad izquierdista de Tel Aviv.

Los resultados finales podrían variar drásticamente a medida que se cuenten los votos, e incluso pequeños ajustes podrían impedir el regreso del Likud al poder. En la fragmentada política de Israel, ningún partido gana por sí solo la mayoría parlamentaria, y para gobernar es necesario establecer una coalición. Los resultados oficiales no se darán a conocer hasta la próxima semana, y las negociaciones entre los partidos pueden prolongarse hasta tres meses, tras los cuales se tendrían que convocar otras elecciones el próximo año.

Al igual que en las cuatro elecciones anteriores celebradas desde 2019, la encuesta del martes fue en gran medida un referéndum sobre si Netanyahu, envuelto en escándalos, era apto para el cargo. La participación registrada el martes fue mayor que la registrada desde 2015 en la contienda en la que había mucho en juego, ya que los votantes intentaron acabar con el paralizante estancamiento político de los últimos años.

Se preveía que los ciudadanos palestinos de Israel, que constituyen el 20% de la población del país, fueran un factor clave para bloquear el regreso de Netanyahu al cargo con la ayuda de la extrema derecha. En esta ocasión, no obstante, su voto estuvo dividido entre tres facciones diferentes, lo que significa que se desperdició un gran número de votos.

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Al parecer, el Partido Sionista Religioso de Itamar Ben-Gvir va a obtener el mayor porcentaje de votos de su historia. Foto: Jalaa Marey/AFP/Getty Images

Los Sionistas Religiosos son ya los claros ganadores de las elecciones, con 13 ó 14 escaños más, en comparación con los seis que obtuvieron en la votación de 2021. Es probable que el aumento del apoyo al partido de extrema derecha sea decisivo para llevar a Netanyahu a un tercer mandato como primer ministro.

Ben-Gvir, uno de los líderes de los Sionistas Religiosos, es un exseguidor del grupo terrorista prohibido Kach, que fue condenado por incitación al racismo. Ben-Gvir prometió apoyar la legislación que modificaría la ley, lo cual podría ayudar a Netanyahu a eludir la condena en su juicio por corrupción.

Netanyahu se ha enfrentado a las acusaciones de que dio un trato preferente a una importante empresa de telecomunicaciones israelí a cambio de artículos positivos en su página web de noticias, y de haber recibido regalos valorados en cientos de miles de dólares de parte de amigos ricos. Netanyahu niega las acusaciones, que según dicen sus incondicionales partidarios forman parte de una cacería de brujas. Los numerosos detractores de Netanyahu señalan que los intentos del exdirigente de socavar el sistema judicial israelí han dañado la fe de la población en las instituciones democráticas.

Ben-Gvir también expresó que abogaría por la deportación de los ciudadanos palestinos “desleales” a Israel, y que está a favor de la anexión total de la Cisjordania ocupada.

El aparente éxito del partido de extrema derecha vuelve aún más improbable la paz con los palestinos y sienta las bases para un posible conflicto con los socios internacionales de Israel.

Al parecer, Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos advirtieron al partido Likud sobre el hecho de que otorgar a los sionistas religiosos funciones de ministros del gabinete perjudicaría las relaciones bilaterales. Sin embargo, Netanyahu señaló que esa decisión no puede ser tomada por personas ajenas al gobierno.

Mohammad Shtayyeh, el primer ministro palestino, comentó que el ascenso de la extrema derecha israelí era “una consecuencia natural de las crecientes manifestaciones de extremismo y racismo en la sociedad israelí”.

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