‘Todos somos Mahsa Amini’: iraníes en Qatar 2022 expresan su ira

Cientos de aficionados iraníes llegaron el lunes al Estadio Internacional Khalifah de Doha, Qatar, con un secreto: querían que su selección perdiera.

“En mi corazón, no quiero que ganen”, comentó Mokhtar, de 59 años, haciendo una visible mueca de dolor al admitirlo. El valor propagandístico de derrotar al antiguo amo colonial de Irán, Inglaterra, simplemente sería demasiado irresistible para los asediados gobernantes del país, explicó.

“Los jugadores regresarían a casa y se reunirían con el presidente, los mullah los celebrarían”, explicó.

Los colores iraníes pintados en su rostro empezaban a agrietarse bajo el sol de la tarde. “Aun así espero que metan muchos goles”, comentó. “Pero que después pierdan”.

Para muchos iraníes, actualmente todo gira en torno al levantamiento popular que ha sacudido a su país durante los últimos dos meses y que ha dejado cientos de manifestantes muertos, entre ellos decenas de niños. La participación del Irán en el Mundial de Qatar no es inmune.

El equipo voló a Doha la semana pasada bajo un manto de críticas populares después de haberse reunido con el presidente iraní, Ebrahim Raisi, y de que algunos jugadores fueran fotografiados inclinándose ante el líder de la línea dura.

“Muchos dicen que esta no es nuestra selección nacional”, dijo Ali, de 42 años, de Qom. Su playera de la selección iraní estaba salpicada con una ilustración de varios impactos de bala, con la huella de una mano ensangrentada en la espalda.

“Creo que los obligaron (a reunirse con el presidente). Si los jugadores no cantan hoy el himno nacional, quizás las personas los perdonarán”.

Cuando sonó el himno nacional de Irán antes del comienzo del partido, los aficionados hicieron sonar sus bocinas en señal de desafío y los fuertes abucheos resonaron en todo el estadio de Qatar. La selección iraní entrelazó los brazos y miró a lo lejos, sin pronunciar palabra alguna, mientras los aficionados, algunos de ellos llorando, aplaudían su gesto silencioso.

Los signos del levantamiento estaban presentes por todas partes afuera del estadio. El mayor grupo de aficionados iraníes bailó con la bandera del león y el sol del gobierno prerrevolucionario del país. Decenas de personas se formaron para tomarse fotos con la insignia, prohibida en el país desde 1979.

Un aficionado inglés observaba, un poco desconcertado, aplicándose protector solar en la cara. “No lo he estado siguiendo con detalle, para ser sincero”, comentó.

A varias personas se les impidió meter la bandera en el estadio debido a las restricciones de la FIFA relativas a las declaraciones políticas, pero Dani Elahi logró meter la suya de todas formas. “La metí a escondidas”, explicó el iraní-estadounidense. “La saqué durante todo el partido”.

La leyenda del futbol iraní Ali Karimi no ha jugado un partido desde hace ocho años, pero en el exterior del Estadio Internacional Khalifa en la tarde del lunes, cientos de personas llevaban su nombre en la parte trasera de las playeras de su equipo.

Karimi ha sido una de las figuras públicas iraníes que más ha condenado públicamente el trato dado a Mahsa Amini, la joven de 21 años que fue detenida por la policía de la moral del país y que murió en el hospital días después, lo que desencadenó las protestas a nivel nacional que cumplen ya tres meses.

El excapitán de la selección iraní, que vive en Dubai, fue acusado en ausencia de delitos contra la seguridad nacional.

Sentadas en la sombra, en el límite del estadio, dos mujeres jóvenes que vestían playeras de Irán utilizaban marcadores para deletrear cuidadosamente la palabra “libertad” en la palma de sus manos. “Deseamos la victoria del otro equipo, porque este equipo no es representativo”, dijo una de ellas.

La mujer era de Shiraz y había reservado sus entradas y adquirido sus boletos antes de que comenzara el levantamiento. “Estos no son buenos tiempos para Irán, y este equipo no nos apoya”, comentó.

Proporcionó su nombre y, tras unos segundos, recapacitó. “No es seguro”, dijo. “Llámenos a las dos Mahsa. Todos somos Mahsa Amini”.

Otro trío usaba lentes de sol pintados con los colores de Irán y playeras rojas brillantes, cada una adornada con una sola palabra de la frase “Mujeres, vida y libertad”, que se ha convertido en el lema principal del levantamiento, y que estaba escrito en carteles sostenidos en alto en todo el estadio qatarí.

“El equipo de futbol ucraniano, apoya a su gente”, comentó Ehsan, procedente de Teherán. “Pero nuestro equipo no lo hace. No estamos motivados para estar en Qatar, pero este es nuestro deber. ¿Sinceramente? Yo apoyo a Inglaterra”.

Añadió que si había algún partidario del régimen iraní entre la multitud, ninguno se le había acercado para hacérselo saber. “Se quedan callados. Allí tienen el poder”, dijo. “Afuera de Irán, somos la mayoría”.