Jacinda Ardern: los malos tratos y las amenazas contribuyeron a la renuncia de la primera ministra
Jacinda Ardern habla con los medios de comunicación un día después de anunciar su renuncia como primera ministra de Nueva Zelanda. Foto: Ben Mckay/EPA

Jacinda Ardern comentó que durmió profundamente tras su sorprendente renuncia “por primera vez en mucho tiempo”, mientras crecen las especulaciones de que los abusos y amenazas contra la primera ministra contribuyeron a su dimisión.

Hablando brevemente con los periodistas afuera del aeropuerto de Hawke’s Bay, Ardern comentó que sentía “una variedad de emociones” y que no se arrepentía de haber dejado el cargo.

“Por supuesto me siento triste, pero también tengo una sensación de alivio”.

El jueves, la primera ministra señaló que los abusos o amenazas contra ella y su familia no fueron un factor decisivo en su decisión de renunciar, y que simplemente “ya no (tenía) suficiente en el tanque para hacerle justicia”.

No obstante, destacados líderes políticos y figuras públicas de Nueva Zelanda dicen que la “denigración constante”, los abusos y los ataques personales contribuyeron a ese agotamiento, y algunos diputados comentan que la primera ministra fue “expulsada de su cargo”, y piden que Nueva Zelanda reexamine su cultura política.

“Es un día triste para la política en el que una destacada líder ha sido expulsada de su cargo por la constante individualización y denigración”, dijo la colíder del Partido Maorí, Debbie Ngarewa-Packer, tras la sorpresiva renuncia de Ardern el jueves.

“Su whānau (familia) ha aguantado los ataques más feos en los últimos dos años con lo que creemos que es la forma más degradante de política que jamás hemos visto”.

La exprimera ministra Helen Clark, la primera mujer electa como dirigente de Nueva Zelanda, señaló que Ardern se enfrentó a ataques “sin precedentes” durante su mandato.

“Las presiones sobre los primeros ministros siempre son grandes, pero en esta era de redes sociales, clickbait (ciberanzuelo) y ciclos mediáticos 24/7, Jacinda se ha enfrentado a un nivel de odio y fuertes críticas que, en mi experiencia, no tiene precedentes en nuestro país”, señaló. “Nuestra sociedad podría reflexionar ahora provechosamente sobre si quiere seguir tolerando la excesiva polarización que está convirtiendo a la política en una vocación cada vez menos atractiva”.

Cómo el mundo se enamoró de Jacinda Ardern, video

En 2022, la policía de Nueva Zelanda informó que las amenazas contra la primera ministra casi se triplicaron en tres años. Aunque la policía no pudo determinar los motivos de cada una de las amenazas, los documentos que hizo públicos mostraban que el sentimiento antivacunas era uno de los factores impulsores de varias amenazas, y que la oposición a la legislación relativa a la regulación de las armas de fuego tras el tiroteo masivo del 15 de marzo de 2019 en Christchurch era otro factor.

A principios de 2022, la ocupación de los jardines del parlamento de varias semanas en contra del mandato de vacunación se convirtió en un violento motín en el que los manifestantes pidieron la ejecución de la primera ministra. Las protestas, aunadas al aumento de las amenazas y los abusos contra la primera ministra y otros diputados, llevaron al parlamento de Nueva Zelanda, habitualmente abierto y accesible, a reforzar las medidas de seguridad.

Durante el año pasado, varios hombres fueron detenidos, recibieron advertencias formales o se enfrentaron a cargos penales por amenazar con asesinar a Ardern, y uno de ellos fue declarado culpable de sabotaje en un intento de destrucción de las conexiones de la red eléctrica del país. Las apariciones públicas de la primera ministra atraen cada vez más a pequeños grupos de manifestantes, que en ocasiones se comportan de forma abusiva.

En un desagradable incidente, manifestantes a bordo de un auto persiguieron la furgoneta de la primera ministra, gritando obscenidades y que era “nazi”, y en un momento determinado la obligaron a salir a la banqueta; en febrero de 2022, manifestantes vociferantes volvieron a perseguir la furgoneta de la primera ministra por una entrada cuando esta visitó una escuela primaria.
Kate Hannah, directora del Disinformation Project, que monitorea el extremismo en internet en el centro de investigación Te Pūnaha Matatini, comentó que el programa había observado un aumento significativo de material abusivo y amenazante dirigido contra Ardern, y creía que probablemente había contribuido a que la dirigente dejara el cargo.

“El alcance de lo que hemos observado en los últimos tres años es tan grande que es imposible que no haya sido un factor que contribuyera, para cualquier persona”, señaló.

“Lo que vemos ahora son insultos absolutamente normativos, extremadamente vulgares y violentos… un uso increíblemente violento de imágenes relacionadas con amenazas de muerte”.

Jacinda Ardern renuncia como primera ministra de Nueva Zelanda en un sorprendente anuncio, video

En el anuncio de su renuncia el jueves, se le preguntó a Ardern en qué medida las amenazas contra su seguridad habían influido en su decisión. “Sí tienen cierto impacto. Al fin y al cabo somos humanos, pero esa no fue la causa de mi decisión”, indicó.

“Soy humana, los políticos son humanos. Damos todo lo que podemos durante el tiempo que podemos. Y entonces llega el momento. Y para mí, es el momento”, dijo.

Ahora, empieza la carrera para que el Partido Laborista encuentre un sustituto para Ardern. Su caucus se reunirá el domingo para votar por los candidatos a nuevo dirigente. El candidato debe obtener dos tercios de los votos del caucus para conseguir el liderazgo, de lo contrario, la votación se llevará a cabo entre todos los miembros del partido. El ganador final será el encargado de liderar el partido en las difíciles elecciones que se llevarán a cabo el 14 de octubre.

Chris Hipkins, de 44 años, es el principal candidato, después de que Grant Robertson, suplente de Ardern, se retirara rápidamente de la carrera.

Otros nombres que se barajan son el de la ministra de Justicia, Kiri Allan, una de las principales diputadas laboristas maoríes, y el del ministro de Inmigración, Michael Wood. Ninguno de los tres ha confirmado hasta el momento que vaya a postularse en las elecciones.

Allan, una exabogada especializada en derecho mercantil que se incorporó al parlamento en 2017, ha sido considerada como la posible primera primera ministra maorí de Nueva Zelanda.

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