Hago todo lo que puedo para relajarla, pero ahora solo tenemos sexo cuando ella lo inicia.
Mi esposa cree que está en su derecho traer a casa todas sus frustraciones del trabajo y descargarlas en mí. Cuando está estresada no tiene ganas de tener sexo y solo lo tenemos cuando ella lo inicia. He hablado muchas veces con ella sobre esta situación unilateral. He hecho cosas para ayudarla a reducir su estrés (masajes, mimos, satisfacer sus necesidades), pero solo ayudan un poco. Me encuentro en una fase en la que me siento insensible e indiferente. ¿Qué puedo hacer?
El estado de la relación general de una pareja afecta directamente su relación sexual, y el caso tuyo y de tu esposa lo ejemplifica exactamente. Estás exagerando en tu intento de tranquilizarla y complacerla, pero esto no está atacando la raíz de su estrés y está provocando que te sientas resentido con ella. Es probable que el estrés en sí mismo disminuya el deseo sexual, y esto se ve agravado por el hecho de que ella lleva esas frustraciones del trabajo a casa.
Es razonable compartir los problemas con la pareja y esperar que al menos escuche, pero cuando se convierte en una carga demasiado pesada, es el momento de poner límites. Insístele en que busque mecanismos para calmar su estrés y toma medidas para ayudarle a reducir su carga de trabajo, de modo que no seas tú quien tenga que cargar con todo. La insensibilidad y la indiferencia son síntomas de depresión, que en sí misma puede afectar de forma negativa la respuesta sexual de una persona. Actúa ahora antes de que surjan aún más problemas.
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