La bebé nacida entre los escombros del terremoto de Siria recibe el nombre de Aya y tiene un nuevo tutor
Una bebé recién nacida que fue encontrada aún atada por el cordón umbilical a su madre y sacada con vida de entre los escombros de una casa afectada por el terremoto en el norte de Siria recibió el nombre de Aya, que significa señal de Dios. Foto: Rami Al Sayed/AFP/Getty Images

Una bebé siria cuya madre murió tras darla a luz bajo los escombros de su casa durante el terremoto de esta semana ya tiene nombre: Aya, que en árabe significa “una señal de Dios”.

Dado que sus padres y todos sus hermanos murieron, su tío abuelo, Salah al-Badran, la acogerá cuando la den de alta en el hospital.

Sin embargo, la propia casa de Salah al-Badran, ubicada en la ciudad de Jenderis, en el noroeste de Siria, también quedó destruida. Él y su familia lograron escapar del edificio, pero ahora las 11 personas viven en una tienda de campaña, explicó al-Badran a la agencia de noticias Associated Press.

“Después del terremoto, nadie puede vivir en su casa o edificio. Solo el 10% de los edificios de aquí son seguros para vivir en ellos y en los demás no se puede vivir”, explicó, comunicándose a través de mensajes de voz.

Los equipos de rescate de Jenderis descubrieron a Aya en la tarde del lunes, más de 10 horas después del terremoto, mientras excavaban entre los escombros del edificio de departamentos de cinco pisos donde vivían sus padres. Enterrada bajo el concreto, la bebé aún estaba unida por el cordón umbilical a su madre, Afraa Abu Hadiya, que murió junto con su esposo y sus otros cuatro hijos. La bebé fue trasladada de emergencia a un hospital de la cercana ciudad de Afrin.

Abu Hadiya probablemente dio a luz a la niña y después murió unas horas antes de que fueran hallados, explicó el doctor Hani Maarouf, del hospital Cihan en Afrin. “La llamamos Aya, para que podamos dejar de llamarla recién nacida”, señaló Maarouf. Su estado mejora cada día y no sufrió daños en la columna vertebral, como se temía en un principio, indicó.

Aya es uno de los incontables huérfanos que dejó el terremoto de magnitud de 7.8 registrado el lunes, que causó la muerte de más de 21 mil personas en el norte de Siria y el sudeste de Turquía. El terremoto que se produjo antes del amanecer derrumbó miles de edificios de departamentos mientras los residentes despertaban de su sueño.

Sin embargo, a pesar de los días transcurridos desde que decenas de miles de personas, o más, quedaron atrapadas entre los escombros, todavía se siguen realizando rescates. En Turquía, más de 80 horas después del terremoto, Melda Adtas, de 16 años, fue sacada con vida, dejando a su padre exultante y llorando, y a la nación en luto celebrando una inusual buena noticia tras el temblor de magnitud de 7.8 del lunes.

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Personal de emergencia rescata a Melda Adtas, de 16 años, de entre los escombros de un edificio derrumbado en Hatay, sur de Turquía, el jueves.
Foto: Bülent Kılıç/AFP/Getty Images

“¡Querida, querida!”, gritaba el padre mientras los equipos de rescate sacaban a la adolescente de entre los escombros de una casa en Antakya, una ciudad de una de las provincias más afectadas, Hatay.

Los equipos de rescate tardaron cinco horas en salvar la vida de la adolescente, después de que unos vecinos que habían escuchado ruidos procedentes de las paredes desplomadas avisaran.

Cuando los rescatistas hallaron a Melda, estaba atrapada bajo una pared que se había derrumbado.

El hombre que dirigía las labores de su rescate se llamaba Suleyman y era miembro de un grupo de mineros del Mar Negro que se dirigieron al sur para ayudar. Sin él, dijeron sus compañeros, no habría sido posible llevar a cabo la operación. Suleyman conoce bien los espacios oscuros y estrechos.

Trabajando en silencio para mantener el contacto con Melda, los rescatistas eliminaron un obstáculo tras otro, mientras los espectadores observaban ansiosos.

Entonces, de repente, llegaron hasta la joven, fría y llena de moretones, pero muy viva, y la llevaron con mucho cuidado hasta una ambulancia que la esperaba.

Una vez que Melda estuvo a salvo en la ambulancia, muchos abrazaron, besaron y felicitaron a los rescatistas. Algunos no pudieron contener las lágrimas.

“No hemos trabajado en vano, sacamos a una niña de entre los escombros”, comentó una de las personas.

Con información de Associated Press y Agence France-Presse.

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