Un estudio forense revela que el poeta chileno Pablo Neruda fue envenenado
Pablo Neruda habla con la prensa en París después de ser nombrado Premio Nobel de Literatura en 1971. Foto: Laurent Rebours/AP

Uno de los misterios más perdurables de la historia moderna de Chile puede haber quedado finalmente resuelto después de que los expertos forenses determinaran que el poeta chileno ganador del premio Nobel Pablo Neruda murió después de ser envenenado con una potente toxina, confirmando aparentemente décadas de sospechas de que fue asesinado.

Según la versión oficial, Neruda –que se dio a conocer como joven poeta con la colección Veinte poemas de amor y una canción desesperada– murió de cáncer de próstata y desnutrición el 23 de septiembre de 1973, solo 12 días después de que se produjera el golpe militar que derrocó al gobierno socialista democráticamente elegido de su amigo, el presidente Salvador Allende.

No obstante, algunas personas, entre ellas el sobrino de Neruda, Rodolfo Reyes, creen desde hace mucho tiempo que el poeta fue asesinado a causa de su oposición a la entonces incipiente dictadura de Augusto Pinochet.

Hace diez años, un juez chileno ordenó la exhumación de los restos del poeta después de que su exchofer, Manuel Araya, revelara que un Neruda agitado le llamó desde el hospital de Santiago donde estaba recibiendo tratamiento para decirle que le habían inyectado algo en el estómago mientras dormía. El poeta murió horas después.

Se enviaron muestras de los restos de Neruda a laboratorios forenses de cuatro países para su análisis, y en 2015 el gobierno chileno indicó que era “altamente probable que un tercero” fuera responsable de la muerte del poeta. Dos años después, un equipo de científicos internacionales dijo que estaban “100% convencidos” de que el poeta no murió de cáncer de próstata.

El lunes, Reyes comentó que las pruebas científicas habían demostrado que la toxina clostridium botulinum estaba presente en el cuerpo de su tío cuando murió, lo cual sugiere que efectivamente fue “envenenado” después del golpe de Estado. Está previsto que los resultados de los análisis de los expertos sean publicados en un informe el miércoles.

“Ahora sabemos que no había ninguna razón para que la clostridium botulinum estuviera ahí en sus huesos”, comentó Reyes a la agencia de noticias española EFE. “¿Qué significa eso? Significa que Neruda fue asesinado por medio de la intervención de agentes del Estado en 1973”.

La bacteria, que produce la neurotoxina que causa el botulismo, fue descubierta en uno de los dientes exhumados de Neruda en 2017. Reyes señaló que los análisis realizados por expertos de la Universidad McMaster de Canadá y de la Universidad de Copenhague establecieron que las bacterias no entraron en el cuerpo de Neruda desde el ataúd o sus alrededores.

“Encontramos la bala que mató a Neruda, y estaba en su cuerpo”, dijo Reyes a EFE. “¿Quién la disparó? Lo descubriremos pronto, pero no cabe duda de que Neruda fue asesinado por medio de la intervención directa de un tercero”.

El golpe de Estado de Pinochet, respaldado por Estados Unidos, durante el cual Allende se suicidó mientras las tropas irrumpían en el palacio presidencial, devastó a Neruda y lo llevó a planear un exilio en México.

Sin embargo, un día antes de su partida, fue trasladado en ambulancia al hospital en la capital chilena donde había recibido tratamiento para el cáncer y otras enfermedades. Murió ahí la noche del 23 de septiembre, supuestamente por los efectos fulminantes del cáncer de próstata que se le detectó por primera vez cuatro años antes.

No obstante, la versión oficial de los hechos que rodearon su muerte ha sido cuestionada con frecuencia. Gonzalo Martínez Corbalá, embajador de México en Chile en la época en que se produjo el golpe, comentó a la agencia de noticias Associated Press que había visto a Neruda dos días antes de su muerte y que el poeta pesaba casi 100 kg, lo cual contradice las afirmaciones de que estaba mortalmente desnutrido debido al cáncer que padecía.

El mes pasado, Araya explicó a la agencia de noticias AP que si Neruda “no se hubiera quedado solo en la clínica, ellos no lo habrían matado”.

El chofer indicó que él y la esposa de Neruda, Matilde Urrutia, se encontraban en la mansión de la pareja para recoger sus maletas con destino a México cuando el poeta llamó, pidiéndoles que regresaran rápidamente al hospital. Neruda falleció más tarde ese mismo día.

Tras la muerte de Neruda, Urrutia sostuvo que el poeta se mostró cada vez más agitado a medida que se enteraba de las primeras atrocidades de la dictadura y que fue la angustia del golpe de Estado lo que provocó su fallecimiento.

La larga investigación se topó con varios obstáculos, desde la falta de cooperación por parte de la clínica donde se administró la supuesta inyección hasta los problemas para financiar pruebas de laboratorio extranjeras.

En los años posteriores a la muerte de Neruda, gran parte de la atención se ha centrado en localizar a un misterioso “Dr. Price” que, aparentemente, estuvo de guardia en la clínica aquella noche. No obstante, en los registros del Sindicato de Médicos de Chile no había ninguna mención de este doctor, y finalmente se dedujo que lo habían inventado para obstaculizar las investigaciones.

Aunque su amigo Gabriel García Márquez lo describió como “el poeta más grande del siglo XX en cualquier idioma”, la reputación de Neruda se ha visto dañada en los últimos años debido a los detalles de su vida personal. El escritor no solo fue un violador confeso, sino que también fue un hombre que abandonó a su primera esposa y a la hija de ambos, Malva Marina, que nació con un trastorno neurológico y murió a la edad de nueve años.

En sus memorias publicadas a título póstumo, Confieso Que He Vivido, Neruda admitió haber violado a una mujer tamil que trabajaba como su sirvienta cuando fue enviado a Ceilán (Sri Lanka) como joven diplomático. Después de describir la violación, escribió: “Ella tenía razón al despreciarme”.

La confesión de la violación, que resurgió hace casi cinco años, provocó que activistas de derechos humanos se opusieran al intento de rebautizar el aeropuerto de Santiago en honor al poeta.

Hablando en aquel momento, la escritora y defensora de los derechos de la mujer Isabel Allende comentó a The Guardian que el comportamiento criminal y cruel de Neruda no devaluaba su obra.

“Me repugnan algunos aspectos de la vida y la personalidad de Neruda”, dijo. “Sin embargo, no podemos desestimar su obra. Muy pocas personas –especialmente hombres poderosos o influyentes– se comportan de forma admirable. Lamentablemente, Neruda era una persona imperfecta, como lo somos todos de una u otra manera”.

Associated Press contribuyó a este artículo.

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