Hallan más documentos clasificados en mansión de Trump
Al parecer, Donald Trump no desempeñó un papel directo en la manipulación indebida de una caja con las agendas de la Casa Blanca hallada en diciembre en su complejo turístico de Mar-a-Lago, en Florida. Foto: Andrew Harnik/AP

Los abogados de Donald Trump encontraron una caja que contenía agendas de la Casa Blanca, entre ellas algunas marcadas como clasificadas, en su complejo de Mar-a-Lago en diciembre, debido a que una asistente junior del expresidente la trasladó desde otra oficina ubicada en Florida después de que el FBI completara el registro de la propiedad.

Al parecer, el expresidente no desempeñó un papel directo en la manipulación indebida de la caja, aunque sigue siendo investigado por la posible retención indebida de documentos de seguridad nacional y obstrucción a la justicia.

Dos fuentes familiarizadas con el asunto informaron sobre esta recuperación, de la que no se había reportado anteriormente. Conocida internamente como ROTUS, abreviatura de Recepcionista de los Estados Unidos, la asistente junior guardó inicialmente la caja en un bungalow remodelado para invitados en Mar-a-Lago llamado “cabaña de tenis”, después de que Trump dejara el cargo, y al poco tiempo se la llevó a una oficina que rentaba el gobierno en la zona de Palm Beach.

La caja permaneció en la oficina rentada por el gobierno, desde la que la asistente junior trabajó durante la mayor parte de 2022, lo cual explica la razón por la que ni el abogado de Trump que registró Mar-a-Lago en junio en busca de documentos clasificados ni los agentes del FBI que registraron la propiedad en agosto encontraron los documentos.

Aproximadamente en el momento en que Trump regresó a Mar-a-Lago desde su club de golf de Bedminster, en Nueva Jersey, a finales del verano, la asistente junior fue informada de que la iban a reubicar a una oficina en la antesala del propio despacho de Trump en Mar-a-Lago, que anteriormente perteneció a la asistente de alto nivel Molly Michael.

La asistente junior recogió sus pertenencias de trabajo –incluida la caja– de la oficina rentada por el gobierno y las llevó a su nuevo espacio de trabajo en Mar-a-Lago aproximadamente en septiembre. En ese momento, se intensificaba la investigación penal del Departamento de Justicia sobre la retención de documentos de seguridad nacional por parte de Trump.

Varias semanas después de que la asistente junior se trasladara a su nuevo espacio de trabajo, los fiscales federales comunicaron a los abogados de Trump en octubre que sospechaban que el expresidente todavía tenía en su poder documentos adicionales marcados como clasificados a pesar de que el FBI había registrado Mar-a-Lago el 8 de agosto.

El equipo legal de Trump contrató posteriormente a dos contratistas privados con autorización de seguridad para que registraran las propiedades de Trump en las fechas próximas al Día de Acción de Gracias: La Torre Trump en Nueva York, Trump Bedminster y una unidad de almacenamiento externa donde aparecieron dos documentos adicionales marcados como “SECRETO”, informó The Guardian.

Sin embargo, el Departamento de Justicia no quedó satisfecho y presionó al equipo legal de Trump para lograr que los contratistas llevaran a cabo el tercer registro conocido de Mar-a-Lago a principios de diciembre, momento en el que los contratistas descubrieron la caja que contenía las agendas presidenciales, algunas de ellas marcadas como clasificadas.

El equipo jurídico de Trump alertó al FBI, el cual envió agentes federales a recoger la caja y su contenido al día siguiente. Unas semanas después, los abogados de Trump comenzaron a analizar si podían conocer mejor el nivel de sensibilidad del reducido número de agendas marcadas como clasificadas, ya que la asistente junior mantuvo la custodia exclusiva de la caja durante todo ese periodo. Fue en ese momento cuando la asistente junior reveló por primera vez que podía averiguar exactamente cuáles eran, porque Michael –cuya oficina heredó después de que esta dejara el equipo político de Trump a finales de verano– le había dicho que escaneara todas las agendas en su laptop.

Un abogado de la asistente junior declinó realizar comentarios en la noche del jueves. Cuando el equipo legal de Trump informó al Departamento de Justicia sobre los archivos subidos a la laptop, los fiscales federales exigieron la laptop y su contraseña, advirtiendo que de lo contrario procederían a obtener una citación del gran jurado para citar a la asistente junior a Washington para que les concediera el acceso a la computadora. A fin de evitar una citación, el equipo legal de Trump accedió a entregar la laptop en su totalidad el mes pasado, aunque no permitieron que los fiscales federales la recogieran en Mar-a-Lago y la entregaron justo afuera de las puertas de la propiedad.

Posteriormente, en enero –cuando el Departamento de Justicia recuperó la laptop–, los fiscales federales de la oficina del abogado especial de la investigación de Trump, Jack Smith, emitieron una citación del gran jurado en busca de un folder marcado como “Reunión informativa vespertina clasificada” observado en la recámara del expresidente, informó primero The Guardian.

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