‘No tenemos tiempo que perder’: Ban Ki-moon critica insuficiente financiamiento climático
Ban Ki-moon en un foro sobre seguridad climática celebrado el año pasado en Madrid. Foto: Mariscal/EPA

El exsecretario general de la ONU Ban Ki-moon advirtió que el mayor fondo mundial para ayudar a los países en vías de desarrollo a hacer frente a la crisis climática sigue siendo una “cáscara vacía”, a pesar de las promesas hechas durante décadas por los países ricos.

“Necesitamos ver una aceleración masiva en la movilización de los billones de dólares que se necesitan para alejar al mundo del colapso climático”, señaló. El financiamiento internacional para el clima por parte de los países ricos a los países pobres es entre cinco y 10 veces menor de lo que se necesita, según la ONU. En 2020, el dinero destinado a ayudar a los países más pobres a adaptarse a la crisis climática ascendió a 29 mil millones de dólares (unos 534 mil millones de pesos), cifra muy inferior a los 340 mil millones de dólares (unos 6 billones de pesos) anuales que se podrían necesitar en 2030.

El mayor de estos fondos, el Fondo Verde para el Clima, asciende a 11.4 millones de dólares. Las ONG también acusan a los países ricos de falsificar la contabilidad y conceder préstamos en lugar de subvenciones.

Ban, diplomático surcoreano, ocupó el cargo de octavo secretario general de la ONU de 2007 a 2016; su primera iniciativa importante fue instar a la acción contra el cambio climático en la cumbre de Bali de 2007. Dos años después, en la Cop15 de Copenhague, los países ricos prometieron proporcionar 100 mil millones de dólares anuales de financiamiento climático a los países en vías de desarrollo cada año hasta 2020.

No obstante, Ban comentó: “Después de 14 años, no ha pasado nada”. La guerra en Ucrania, así como los conflictos en la región de Tigray, Etiopía, Yemén y Afganistán, han desviado la atención de la crisis climática, añadió. “La crisis más crítica es el cambio climático, que está ocurriendo con mucha más rapidez de lo que se piensa. No tenemos tiempo que perder”, también dijo.

Ban no estuvo de acuerdo con los críticos que consideraron que la COP27, celebrada en Egipto el año pasado, había sido un fracaso. “Fuimos capaces, después de décadas, de llegar a un acuerdo sobre pérdidas y daños. Eso fue un gran éxito”, indicó.

Pero ahora correspondía a los Estados la “responsabilidad moral” de convertir las palabras en hechos, añadió, para ayudar a los países más pobres a adaptarse al calentamiento global y mitigar las pérdidas y daños que ya sufrieron a causa de la crisis climática.

“He instado a los líderes políticos: eleven sus niveles de ambición política y después encuentren la manera de proporcionar el apoyo financiero. Es su responsabilidad moral”, dijo. “A medida que nos acercamos a la COP28 en los Emiratos Árabes Unidos, se deben acelerar nuestros esfuerzos en materia de mitigación y adaptación climática”, añadió.

Conocido por su diplomacia discreta durante su etapa como secretario general, Ban cofundó posteriormente el Centro Ban Ki-moon para Ciudadanos Globales (BKMC) en 2017, con el fin de empoderar a mujeres y jóvenes para alcanzar los objetivos climáticos y de desarrollo.

El hecho de dejar su cargo en la ONU, explicó, significaba que ahora podía hablar con más contundencia sobre la emergencia climática; por ejemplo, cuando en 2020 calificó la retirada de Donald Trump del Acuerdo de París como “moralmente irresponsable”. “Muchas personas me consideran una persona amable y dócil”, señaló Ban. “Pero cuando se trata del clima me vuelvo mucho más apasionado y en ocasiones me enojo. Me abstuve de expresar mi ira como secretario general. Pero ahora soy una persona jubilada. Me enojó mucho que Trump, cuando era presidente, se retirara del acuerdo de París sobre el cambio climático”. La retirada de Trump fue políticamente poco visionaria, científicamente incorrecta y moralmente irresponsable, señaló.

Ban, de 78 años, presidente también del Centro Global de Adaptación, es un defensor de los pequeños agricultores, quienes en el África subsahariana y algunas partes de Asia producen el 80% de los alimentos, pero solo reciben el 1.7% del financiamiento climático. “Esto es irracional”, señaló y luego agregó: “Qué injusticia. Si queremos un mundo libre de hambre al tiempo que nos adaptamos al cambio climático, tenemos que situar a los pequeños agricultores en el centro”.

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