¿Quién va ganando la guerra en Ucrania y qué ocurrirá después?
Un equipo de artillería ucraniano en la región del Donbás prepara su cañón de 152 mm, capturado de manos rusas en los primeros días de la guerra. Foto: Scott Peterson/Getty Images

Hoy se cumple el primer aniversario de la invasión de Rusia contra Ucrania y el panorama luce muy diferente al de las primeras semanas de la guerra, cuando cientos de tanques rusos cruzaron la frontera y fuerzas aerotransportadas intentaron tomar el aeropuerto de Hostomel, ubicado a las afueras de Kiev, como punto de partida para tomar la capital.

A continuación, analizamos la situación del conflicto y lo que podría ocurrir después.

¿Rusia ya está llevando a cabo una nueva ofensiva?

Se han realizado evaluaciones contradictorias sobre la capacidad de Rusia para llevar a cabo una nueva ofensiva significativa. Aunque altos funcionarios ucranianos advirtieron en repetidas ocasiones desde antes de Navidad que Rusia planeaba lanzar una nueva gran ofensiva este año, la evidencia de los preparativos para una ofensiva similar a la de febrero de 2022, que incluyera un ataque blindado a gran escala, sigue siendo escasa.

El Ministerio de Defensa del Reino Unido también descartó en gran medida las recientes afirmaciones, procedentes de funcionarios de la OTAN, de que Rusia estaba acumulando aeronaves. Y aunque Rusia aumentó de forma considerable sus tropas de infantería –algunos cálculos sugieren que hay más de 300 mil soldados en Ucrania– no hay pruebas de que se estén reuniendo cientos de tanques en una región fuertemente vigilada por satélites espía.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, destacó el aumento de los esfuerzos rusos en el este como prueba del inicio de una “nueva ofensiva”, pero otros consideran que se trata de la continuidad de los esfuerzos que se han estado realizando desde hace meses. Los bombardeos rusos son menos intensos que en verano en los alrededores de Sievierodonetsk, cuando Moscú lanzaba 60 mil proyectiles al día.

A pesar de la movilización del año pasado, analistas como Phillips O’Brien, de la Universidad de St. Andrews, creen que las capacidades rusas están deterioradas debido a la guerra y que se equivocan aquellos que esperan que se produzca una repetición de la invasión inicial del año pasado.

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Vehículos militares rusos yacen en la nieve a las afueras de la ciudad de Bucha, Ucrania, destruidos en los primeros días de la guerra. Foto: Jeff J Mitchell/Getty Images

“Lo que ha ocurrido desde el 24 de febrero es que Ucrania se ha vuelto más fuerte y ha adquirido mejores sistemas y está a punto de conseguir más”, explica O’Brien. “Los rusos se han ido debilitando. Tienen más soldados pero su equipo es peor, sus soldados están peor entrenados de lo que estaban y sus suministros de munición son cada vez menores”.

O’Brien y otros dicen que hay pocas pruebas de que Rusia sea más capaz de llevar a cabo complejas operaciones de armas combinadas, integrando poder aéreo, blindaje y otros elementos, de lo que era hace un año.

¿Qué está ocurriendo en el este?

Una de las opiniones sobre los combates en el este –el sector más activo del conflicto– es que el aumento de los esfuerzos rusos en los alrededores de la ciudad de Bakhmut equivale a las denominadas operaciones de preparación para una futura ofensiva, quizás en primavera.

Otra opinión es que Rusia teme una nueva gran ofensiva ucraniana y que haya aumentado el ritmo de los ataques –a un costo extremadamente alto– para inmovilizar a las fuerzas ucranianas. Una tercera opinión consiste en que Rusia quiere tomar la ciudad de Bakhmut por motivos de propaganda, más que por algo significativo.

Probablemente hay algo de cierto en todas estas opiniones. Una advertencia es que los esfuerzos rusos no se centran únicamente en Bakhmut, sino en varios puntos a lo largo del frente oriental, desde la frontera con la región de Kharkiv hasta el sur ocupado, quizás para buscar puntos débiles.

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Michael Kofman, jefe de estudios sobre Rusia en el Center for Naval Analyses, en Virginia, Estados Unidos, destacó recientemente este punto en Twitter, escribiendo: “La ofensiva rusa consiste en unos 5-6 ejes de ataque centrados en el Donbás. En lugar de una gran ofensiva a lo largo de una parte del frente, se trata en cambio de una serie de batallas distribuidas de norte a sur, desde Luhansk hasta Bakhmut y el sur de Donetsk”.

“En este momento no parece que Rusia haya empleado reservas, y es probable que esté usando esas unidades para reemplazar a las bajas, o quizás esté esperando un avance para explotarlo. Dicho esto, no hay muchos indicios de que haya una mayor fuerza rusa adicional en espera“.

Lo que está claro es que los actuales esfuerzos rusos evidencian el deficiente liderazgo, logística y táctica que han caracterizado sus operaciones durante el último año, con un elevado número de bajas a cambio de una ganancia territorial muy modesta.

¿Se puede producir una ofensiva ucraniana?

Desde sus operaciones ofensivas del verano pasado en las provincias de Kharkiv y Kherson, el ritmo de las operaciones ucranianas ha sido moderado, aunque Ucrania sigue intentando lograr avances en la orilla oriental del río Dniéper, frente a la ciudad de Kherson.

Moscú también lleva tiempo anticipando nuevas iniciativas ucranianas, especialmente una ofensiva hacia el sur en la zona de Zaporizhzhia.

Los dirigentes políticos de Ucrania no ocultan su ambición de retomar el territorio ucraniano, incluida la Crimea ocupada, y gran parte de su reciente diplomacia para conseguir armas occidentales ha estado orientada en esa dirección.

Ha sido razonablemente eficaz a la hora de despistar a Rusia sobre sus objetivos, pero es evidente que Ucrania ha estado acumulando material, incluyendo vehículos de combate, y entrenando fuerzas para sus propias operaciones previstas, mientras buscaba disponer de tanques para encabezar algunos de dichos ataques.

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El presidente Volodímir Zelenski, con Rishi Sunak, se reúne con tropas ucranianas en el Reino Unido que están siendo entrenadas para comandar tanques Challenger 2. Foto: Reuters

Aunque Kiev ha hecho mucho hincapié en su necesidad de contar con 300 carros de combate principales, cabe señalar que durante el verano llevó a cabo ofensivas eficaces que le permitieron recuperar amplias zonas sin ellos.

Sin embargo, algunos en Occidente cuestionan la conveniencia de que Kiev se comprometa demasiado a defender Bakhmut y limite potencialmente con ello su capacidad para llevar a cabo una contraofensiva.

Esto quedó reflejado en los informes enviados al periódico Washington Post a principios de este mes, en los que se expresaba la preocupación de que “no fuera realista defender simultáneamente Bakhmut y lanzar una contraofensiva en primavera para retomar lo que Estados Unidos considera un territorio más crítico“.

¿Quién va ganando?

Existen diferentes maneras de evaluar esta cuestión. Ni Rusia ni Ucrania están cerca de lograr sus objetivos bélicos declarados, que en el caso de Ucrania implican la liberación de todo el territorio ocupado.

No obstante, durante los últimos 12 meses Moscú tuvo que desistir en repetidas ocasiones de sus ambiciones maximalistas –entre ellas, la destitución del gobierno ucraniano y la imposición de un régimen títere– para centrarse en la captura de toda la región del Donbás, en el este.

Además, las pérdidas rusas han sido enormes. Un cálculo reciente del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos sugiere que ha perdido entre el 40 y el 50% de su flota de tanques anterior a la guerra. Las bajas también han sido enormes, y la semana pasada se afirmaba que Rusia perdía 2 mil soldados por cada 100 metros ganados en el este. Aunque conviene ser cautelosos con estas cifras, los datos anecdóticos sugieren que Ucrania tiene una tasa de desgaste menor.

El general de más alto rango de Estados Unidos, Mark Milley, recientemente señaló que Rusia ya había perdido desde el punto de vista táctico y estratégico, pero sugirió que era poco probable que cualquiera de las partes estuviera cerca de lograr sus objetivos declarados.

Probablemente se puede afirmar que la trayectoria actual del conflicto evoluciona de forma mucho más favorable para Ucrania que para Rusia, y que la continua afluencia de nuevas armas procedentes de Occidente mantendrá esa trayectoria.

Sin embargo, Ucrania, como advirtió recientemente el jefe de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, depende en gran medida de Occidente en materia de armamento, incluidas las municiones de artillería, lo cual deja al descubierto una posible vulnerabilidad de Kiev en el este, donde la artillería ha dominado las batallas.

Tampoco se sabe a ciencia cierta hasta qué punto armas como los tanques de combate principales pueden contribuir a poner fin a la guerra, ni con qué rapidez.

Por ahora, la guerra continúa.

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