Cinco escenarios de cómo podría terminar la guerra en Ucrania
Miembros de una unidad de artillería ucraniana disparan contra posiciones rusas en los alrededores de Vuhledar, en la región de Donetsk, en diciembre. Foto: Chris McGrath/Getty Images

La guerra de Ucrania cumple un año sin un final inmediato a la vista. Ambas partes quieren seguir luchando, y una paz negociada parece ser algo muy lejano. Entonces, ¿cómo podría terminar la guerra? A continuación, presentamos cinco escenarios a considerar:

La ofensiva rusa triunfa

Rusia logra un avance en el este, ya sea muy pronto, antes de que Ucrania disponga de su armamento occidental en unas semanas, o después de que fracase una contraofensiva ucraniana. La principal ventaja de los invasores es su número de tropas disponibles, alrededor de 300 mil, casi todas ellas ya asignadas a Ucrania. Algunos expertos ucranianos temen una operación de embolsamiento (movimiento de pinza) que rodee el Donbás y el Este desde la ciudad de Sumy, en el norte, y la de Velyka Novosilka, en el sur, lo cual permitiría que Rusia ocupara la mayor parte de las cuatro provincias ucranianas que proclamó de forma unilateral haber anexado. En este punto, Rusia podría pedir un alto al fuego para conservar lo que tiene y llevar a cabo una campaña de defensa para consolidar su maltrecho ejército.

No obstante, es difícil imaginar a Rusia atacando desde zonas muy occidentales, en vista del penosamente lento avance en los alrededores de Bakhmut y del catastrófico intento de tomar la ciudad de Vuhledar. Actualmente, los servicios de inteligencia occidentales calculan que Rusia está sufriendo mil bajas al día. Todavía se especula con la posibilidad de que el Kremlin intentará llevar a cabo una nueva movilización, y otro motivo de preocupación es que Beijing pueda empezar a enviar suministros a Rusia de forma encubierta.

Ucrania se abre paso

Ucrania está reuniendo una fuerza de más de 100 tanques Leopard 1 y 2 occidentales, además de otros, y una cantidad similar de vehículos blindados que espera utilizar en cuanto cese la temporada primaveral de lodo, para abrirse paso a través de las líneas defensivas rusas en una ofensiva de día D. La estrategia obvia es intentar destruir el corredor ferroviario y de carreteras que une a la propia Rusia con la Crimea ocupada, aislando así a la península de su territorio interior, con un ataque en dirección a Melitopol o Berdansk. Si esto se combina con otro ataque contra el puente de Kerch, de 19 km, ya reparado, Crimea quedaría cada vez más aislada y vulnerable.

La esperanza es que semejante demostración de fuerza militar pueda obligar entonces a Rusia a sentarse a la mesa de negociaciones, sin embargo, el beligerante discurso de Vladimir Putin de esta semana difícilmente sugiere que se trate de un líder dispuesto a llegar a un acuerdo a corto plazo. En realidad, si Ucrania va a obligar a Rusia a retirarse de todo su territorio ocupado, es probable que se necesiten varias ofensivas más, muchos meses como mínimo, y un cambio drástico en la mentalidad del Kremlin. Lo preocupante en este caso es que incluso esto es demasiado optimista, aunque es la estrategia que los líderes occidentales parecen estar vendiendo a sus audiencias.

“Existe un problema real en este caso, en el sentido de que es posible que nos sintamos demasiado alentados por los primeros éxitos de Ucrania en el contraataque del año pasado”, señaló James Nixey, experto en Rusia del centro de estudios Chatham House.

Estancamiento

La muy esperada contraofensiva ucraniana de primavera progresa poco o nada durante la primavera y el verano, en parte porque Occidente no logra suministrarle armamento suficiente. El resultado es una lucha prolongada cuya intensidad disminuirá gradualmente a medida que los rusos se queden sin municiones y se reduzca el reabastecimiento de Ucrania. Aumentaría entonces la presión sobre Kiev para entablar negociaciones, no necesariamente por parte de Occidente, pero quizá liderada por China.

No obstante, es muy poco probable que Ucrania ceda formalmente algún territorio, dado el apoyo popular a la resistencia contra la invasión rusa. Por lo tanto, lo más probable es que no se llegue a una paz negociada, sino a un conflicto que se consolide en torno a las líneas de control. “Se terminaría con algo entre un conflicto congelado y una guerra eterna, en la que ninguna de las partes tiene la energía o la economía para ganar”, señaló Nixey.

Esto tendría aspectos similares a la situación posterior a las incursiones rusas iniciales en Ucrania en 2014, pero en esta ocasión Occidente se enfrentaría a un implacable y gran actor hostil en Moscú. Ucrania, por su parte, necesitaría años de apoyo occidental para garantizar que su frontera oriental se mantenga estable.

El cansancio de Occidente

Rusia espera poder involucrar a Occidente en una larga guerra de poder que cansará a los países, primero desde el punto de vista militar y después político. Eso sería un reflejo de lo que ocurrió en Afganistán cuando, después de 20 años, Estados Unidos se retiró, devolviendo el país a los talibanes.

Hasta ahora, los países occidentales han mostrado una fuerte unidad en su deseo de ayudar a Ucrania a expulsar a Rusia. Pero si Joe Biden es derrotado en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 por Donald Trump u otro candidato partidario del aislacionismo, esto podría representar graves problemas para el esfuerzo bélico de Ucrania.

Estados Unidos ha proporcionado 46 mil millones de dólares (unos 800 mil millones de pesos) de apoyo militar a Ucrania, y Europa (incluido el Reino Unido) 18.7 millones de euros, según datos del Kiel Institute de Alemania.

“Fue indiscutiblemente valiente que Biden, un hombre de 80 años, visitara Kiev, pero tampoco estoy convencido de que considere a Ucrania como una cuestión electoral que le permita ganar”, comentó Nixey.

Cambio de liderazgo

Las guerras no suelen tener un final predecible, y el fracaso en la consecución de las victorias previstas con frecuencia conduce a un repentino cambio de gobierno. Ucrania parece ser muy dependiente de Volodímir Zelenski en lo que respecta a su diplomacia pública, pero él no dirige en detalle su estrategia militar y el deseo de luchar del país es muy profundo. En cuanto a Rusia, Nixey señaló: “Putin probablemente se encuentra en la posición más arriesgada en la que ha estado jamás”, pero añadió que, no obstante, el control del presidente sobre el Kremlin y el país parece seguir siendo sólido.

Incluso si Putin fuera derrocado de forma inesperada, dista mucho de ser obvio que cualquier sucesor quiera retirarse de Ucrania. En cualquier caso, cuanto más se prolongue la guerra en Ucrania, más probabilidades habrá de que ocurra algo inesperado, en cualquiera de los dos bandos.

Síguenos en

Google News
Flipboard