Niños que nacen tras un parto inducido pueden sacar peores calificaciones
La mayoría de los embarazos finalizan de forma natural entre las 37 y las 42 semanas con el inicio espontáneo del parto, pero aproximadamente uno de cada cinco nacimientos en el Reino Unido es inducido de forma artificial. Foto: David Jones/PA

Los niños nacidos tras un parto inducido pueden obtener peores calificaciones en los exámenes escolares a los 12 años, sugiere un estudio. Aunque el impacto en el rendimiento individual es pequeño, los investigadores señalaron que esto debería incitar a los equipos médicos a “pensarlo dos veces” antes de iniciar artificialmente el parto en embarazos que, por lo demás, son sanos.

La mayoría de los embarazos finalizan de forma natural entre las semanas 37 y 42 con el inicio espontáneo del parto, pero aproximadamente uno de cada cinco nacimientos en el Reino Unido es inducido de forma artificial. En ocasiones existen importantes motivos médicos para hacerlo, como que la salud de la madre o del bebé esté en peligro, pero en otros casos se puede ofrecer a las mujeres la inducción del parto porque aparentemente su bebé está sano, pero está retrasado.

Pese a que estudios anteriores sugerían que la inducción del parto a las 41 semanas puede reducir ligeramente el riesgo de que el bebé muera o sufra problemas graves poco antes o después de nacer, no analizaban los efectos a largo plazo en el niño, tales como si la inducción afecta su desarrollo cerebral, señaló Wessel Ganzevoort, ginecólogo y profesor asociado del centro médico de la Universidad de Ámsterdam, en los Países Bajos.

Para investigar esta cuestión, él y sus colegas combinaron los datos de los embarazos con los resultados de pruebas estándar tomadas cuando 226 mil 684 niños holandeses cursaron el último año de primaria, es decir, alrededor de los 12 años. Todos los niños nacieron sanos, entre las semanas 37 y 42 de gestación, tras embarazos que no presentaron complicaciones, no obstante, en algunos casos el parto de la madre fue inducido, mientras que en otros se produjo de forma natural.

El estudio, publicado en la revista Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica, reveló que, en todas las etapas de gestación hasta la semana 41 inclusive, los niños nacidos tras un parto inducido obtuvieron aproximadamente un punto menos en las calificaciones de los exámenes escolares, en comparación con los niños nacidos tras una política de “esperar a ver qué ocurre”. “Para el individuo, estos resultados no cambian su vida, pero fueron muy consistentes a lo largo de estas últimas semanas de embarazo. Sugieren que estas intervenciones no son irrelevantes para el futuro”, señaló Ganzevoort.

En los Países Bajos, por ejemplo, los exámenes escolares son utilizados para ayudar a elegir cuál de los tres tipos de escuela secundaria asistirán los niños, y el estudio descubrió que un 10% menos de niños nacidos de un parto inducido recibieron consejos escolares que les permitirían acceder a la universidad.

La sospecha de Ganzevoort es que la inducción del parto provoca que un porcentaje de bebés nazcan antes de estar completamente desarrollados, lo que da lugar a una forma muy leve de nacimiento prematuro. “Algunos fetos estarán ‘terminados’ a las 36 semanas, mientras que otros no lo estarán hasta las 42 semanas. Si estaban programados para ser lo suficientemente maduros como para iniciar su propio parto a las 42 semanas y nacen a las 39, en realidad son tres semanas prematuros”.

Ganzevoort recalcó que la decisión de inducir el parto siempre dependía de un equilibrio entre riesgos y beneficios para el niño y la madre. Comentó: “Si existen otros riesgos mayores que se avecinan, entonces esta forma muy leve de nacimiento prematuro puede ser aceptable, pero si no existen otras razones importantes (para inducir el parto), quizás deberíamos pensarlo dos veces”.

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