¿Quieres comprar un Oscar? El misterioso caso de los Oscar desaparecidos
Marlon Brando con su Oscar a mejor actor por 'Nido de ratas' en 1955... se desconoce el paradero de esta estatuilla. Foto: Michael Ochs Archives/Getty Images

En marzo de 2000, tres semanas antes de la 72ª edición de los Premios de la Academia, todo el cargamento de estatuillas de los Oscar de ese año –55 estatuillas chapadas en oro de 24 quilates y marcadas individualmente– desapareció misteriosamente en el trayecto desde el fabricante en Chicago a Los Ángeles. La historia se convirtió brevemente en una sensación del mundo del espectáculo: la Academia estableció una línea telefónica de denuncia disponible las 24 horas del día, la empresa de transporte ofreció una recompensa de 50 mil dólares y el FBI intervino en el asunto. Sin embargo, los culpables no eran criminales expertos: resultaron ser un par de repartidores amantes de lo ajeno, pero demasiado parlanchines, que se toparon con el cargamento y pensaron que habían encontrado oro. Fueron detenidos a los pocos días y el espectáculo continuó.

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Mary Pickford con su Oscar de la 2ª edición de los Premios de la Academia en 1930. Foto: NBC/NBCUniversal/Getty Images

Si estos ladrones hubieran podido vender de alguna manera los Oscar en el mercado, se habrían llevado una gran sorpresa. El precio de 55 estatuillas nuevas de los Oscar es de 55 dólares (unos mil pesos). Desde 1951, todos los ganadores de un Oscar deben firmar un acuerdo por el que se comprometen a “no vender ni deshacerse de la estatuilla del Oscar, ni permitir que sea vendida o deshecha por mandato de la ley, sin antes ofrecer su venta a la Academia por la suma de 1 dólar”. Esta norma también es aplicable para todo aquel que reciba o herede el Oscar de otra persona.

A pesar de las normas impuestas por la Academia, todavía existe un pequeño pero lucrativo comercio de estatuillas de los Oscar. Los coleccionistas anónimos las buscan, compran y venden en secreto. Algunas de ellas cambiaron de manos por millones de dólares. Y bastantes de ellas han desaparecido sin dejar rastro. De hecho, se trata de un mundo bastante turbio. No existe una base de datos oficial que indique a quién le pertenece cada uno de los más de 3 mil 200 Oscar concedidos hasta la fecha, ni con qué frecuencia cambian de dueño.

“Diría que aproximadamente 150 estatuillas fueron vendidas de forma pública o semisecreta en el transcurso de los años”, señala Caroline Ashleigh, experimentada subastadora y experta en tasaciones. “Por precios que oscilan aproximadamente entre los 10 mil y los 1.5 millones de dólares. Y se han presentado aproximadamente una docena de demandas por posibles ventas de estatuillas de los Oscar en la historia reciente”.

El comercio empezó de lleno en 1993, cuando la familia de Vivien Leigh subastó su Oscar a mejor actriz por Lo que el viento se llevó por la llamativa cifra de 563 mil dólares. Como se trataba de una estatuilla anterior a 1951, la Academia no pudo hacer nada, no obstante, emitió un comunicado en el que decía “lamentar el tráfico de Oscars. Las estatuillas son símbolos del reconocimiento por parte de sus colegas de la excelencia en la realización cinematográfica… La Academia sigue preocupada y analizará todas las opciones legales a su alcance en relación con cada venta”.

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Vivien Leigh con su Oscar a mejor actriz por Lo que el viento se llevó en 1940 … posteriormente fue vendido por 536 mil dólares. Foto: Bettmann/Archivo Bettmann


Muchos aspirantes a vendedores posteriores cayeron en la trampa de esas “opciones legales”. En 2008, por ejemplo, tres herederos de la estrella del cine mudo Mary Pickford (una de las fundadoras originales de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas) vieron bloqueados sus intentos de vender el premio de Pickford a mejor actriz que obtuvo en 1930 por Coquette (Coqueta) y un Oscar honorífico que recibió en 1976. La Academia alegó con éxito en el juicio que el acuerdo que Pickford firmó en 1976 incluía ambas estatuillas.

Algunos Oscar serían casi dignos de una película biográfica. El Oscar a mejor guión de 1942 de Orson Welles por Ciudadano Kane, por ejemplo, fue denunciado como perdido por su hija Beatrice en 1988. La Academia le entregó uno de repuesto, solo para que reapareciera el original. Welles se lo había dejado a un director de fotografía llamado Gary Graver cuando lo utilizaba como utilería en su película Al otro lado del viento. Graver intentó venderlo en 1994, alegando que Welles se lo había entregado como pago, pero Beatrice intervino y lo recuperó, lo que significaba que ahora tenía dos Oscar por Ciudadano Kane. Cuando intentó subastar el original en 2003, la Academia trató de impedirlo, aunque no lo logró (los tribunales al final dictaminaron que Beatrice podía vender el original, pero no el repuesto). Al parecer, Welles lo vendió por una suma no revelada unos años después. Posteriormente, en 2011, reapareció y fue subastado por 862 mil dólares por un vendedor anónimo a un comprador anónimo.

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El Oscar ‘juvenil’ de Judy Garland. Foto: PA Images/Alamy

La venta del Oscar “juvenil” único de Judy Garland de 1940 por El mago de Oz (que era más pequeño que la estatuilla estándar) dio lugar a otro drama judicial. Podría ser considerado uno de los objetos más coleccionables de la historia del cine, salvo que el esposo de Garland, Sid Luft, también lo reportó como perdido en 1958. Una vez más, la Academia proporcionó un repuesto, que Luft intentó vender en 1993, 24 años después de la muerte de Garland. La Academia obtuvo una orden judicial que prohibía la venta, de modo que Luft supuestamente se lo regaló a su hija, Lorna. Más tarde, en el año 2000, el Oscar original de Garland, de 1940, apareció en las manos de un comerciante de souvenirs, con un precio de salida de 3 millones de dólares. Como de costumbre, la Academia obtuvo una orden de restricción, tras lo cual Luft y el vendedor negaron tener realmente el Oscar de 1940. Nunca se resolvió el misterio.

Este tipo de disputas parecen ocurrir cada pocos años. Precisamente el mes pasado, se impidió que una mujer vendiera el Oscar a mejor guión que David Ward ganó en 1974 por El Golpe, como parte del pago de las deudas que Ward le debía a la mujer. En su lugar, los tribunales sentenciaron que solo podía venderlo a la Academia por 10 dólares, como había acordado Ward cuando recibió el premio.

Los Oscar anteriores a 1951 son puestos a la venta de forma legítima con regularidad, aunque sin aportar demasiada claridad al negocio. En 2012, por ejemplo, se subastó una colección de 15 Oscar por un total de 3 millones de dólares. No se proporcionó el nombre de los compradores y solo se identificó al vendedor como un “hombre de negocios del área de Los Ángeles con vínculos con la industria del entretenimiento”. El pasado mes de julio, la casa de subastas Heritage Auctions vendió el Oscar de 1930 del director de fotografía Clyde de Vinna por White Shadows in the South Seas, el segundo Oscar de la historia concedido a mejor fotografía, por 228 mil dólares. (“La estatuilla presenta una ligera pérdida de brillo y pequeños raspones”). Como es habitual, no se identificó ni al comprador ni al vendedor.

¿Quién los colecciona? Y, ¿existe un mercado clandestino? Siempre corren rumores, comenta Ashleigh. “Es bastante difícil hacerlo públicamente, a menos que se trate de piezas anteriores a 1951”, explica. “Pero sobre todo, se debe a que son auténticos cinéfilos. Aman toda esa cultura. Y si tienen el dinero, van a intentar encontrar algo en el mercado clandestino”.

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Hattie McDaniel con su Oscar a mejor actriz de reparto por Lo que el viento se llevó. En aquella época se entregaba una placa por este premio. Foto: John Kobal Foundation/Getty Images

Algunos compradores lo hicieron público: en 2003, el mago David Copperfield compró en una subasta el Oscar a mejor director de Michael Curtiz por Casablanca por 232 mil dólares. Al parecer, lo guardaba en su cuarto, alegando sin ironía: “Los objetos deberían estar donde son más útiles”. En lo que podría ser su mayor truco de magia, Copperfield revendió la estatuilla por más de 2 millones de dólares en 2012. Otro coleccionista sumamente conocido pagó la cifra récord de 1.5 millones de dólares por el Oscar a mejor película de Lo que el viento se llevó en 1999: Michael Jackson.

Otros compradores de alto nivel tuvieron motivaciones más puras. Entre 1996 y 2001, Steven Spielberg compró los Oscar que pertenecían a Clark Gable (por Sucedió una noche) y Bette Davis (por las películas Jezabel y Peligrosa) por un total de 1.4 millones de dólares. Donó las tres estatuillas a la Academia. Kevin Spacey hizo lo mismo cuando compró el Oscar de 1946 a mejor banda sonora de George Stoll por Anchors Aweigh en 2001.

Entonces, ¿cuántos Oscar posee la Academia? Se negó a precisarlo. Hay veinte estatuillas exhibidas en el Museo de la Academia Cinematográfica en Los Ángeles (donde se celebró la ceremonia de los Oscar de este año), aunque varias de ellas son prestadas. La estatuilla de Clark Gable, de Spielberg, está en exhibición, pero no las de Bette Davis. ¿Dónde están las demás?

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Shirley Temple entrega a Walt Disney su Oscar especial por Blancanieves, que incluye siete mini estatuillas, en febrero de 1939. Foto: Masheter Movie Archive/Alamy

En otros lugares se pueden ver muchísimos Oscar. En el Walt Disney Family Museum en San Francisco se pueden contemplar 27 de los premios de Walt Disney, entre ellos el premio especial de 1939 que recibió por Blancanieves, que incluía siete pequeños mini-Oscars. Las cuatro estatuillas a mejor actriz de Katharine Hepburn están en la National Portrait Gallery en Washington DC. En el Victoria and Albert Museum en Londres se encuentran las estatuillas de Vivien Leigh por Un tranvía llamado deseo y la de Paul Scofield por Un hombre de los dos reinos. Y convenientemente, el premio a mejor actor de reparto de Frank Sinatra por De aquí a la eternidad se halla en el restaurante Sinatra del complejo Wynn en Las Vegas.

Resultan más intrigantes las estatuillas que nadie ha visto en décadas. El premio a mejor actriz de reparto de Hattie McDaniel por Lo que el viento se llevó –el primero que ganó una actriz afroamericana, aunque no se trataba de una estatuilla, sino de una placa– estuvo expuesto en la Universidad Howard en Washington DC. hasta 1970, año en que desapareció. Olympia Dukakis perdió la suya (mejor actriz de reparto por Hechizo de luna, 1988) en un robo en 1989. El ladrón llamó por teléfono posteriormente y pidió un rescate, aunque nunca se realizó el intercambio. También están desaparecidos los dos premios de Marlon Brando por Nido de ratas y El Padrino (el que Sacheen Littlefeather se negó a aceptar), el de Matt Damon por En busca del destino, el de Angelina Jolie por Inocencia interrumpida, el de Frank Capra por su documental Prelude to War. Y unos años después de la muerte de Michael Jackson, en 2009, los abogados admitieron que “el patrimonio no sabe dónde se encuentra la estatuilla de Lo que el viento se llevó“. Quizás está languideciendo, al estilo de Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, entre las muchas posesiones del cantante; o quizás está en manos de un coleccionista sospechoso, junto con todos los demás Oscar desaparecidos. Tal vez un ladrón maestro de Oscar ha estado trabajando inadvertidamente todo este tiempo sin que nadie se diera cuenta.

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Sacheen Littlefeather rechaza el Oscar a mejor actor en nombre de Marlon Brando en 1973, mientras Roger Moore y Liv Ullmann observan. Se desconoce el paradero de este Oscar. Foto: Ts/Keystone USA/REX/Shutterstock

No obstante, la Academia aprendió una lección del fallido robo de los Oscar de 2000: en caso de que otro cargamento de Oscar se caiga de la parte trasera de un tráiler, al parecer guarda una reserva de estatuillas de emergencia en una caja fuerte ubicada en un lugar secreto, por si acaso. Esperemos que estén bien guardadas.

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