Crisis en varios frentes amenazan el poder de Netanyahu
Israelíes se manifiestan contra la reforma judicial de Benjamín Netanyahu y su gobierno de coalición en Tel Aviv. Foto: Ilan Rosenberg/Reuters

En la tarde del viernes, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se encontró a sí mismo de pie al lado de una remota carretera en el vasto valle desértico que se extiende a lo largo de la frontera de la Cisjordania ocupada con Jordania.

Junto con su ministro de Defensa, Yoav Galant, Netanyahu estaba inspeccionando el lugar donde se había producido un tiroteo ese mismo día en el que murieron las hermanas británico-israelíes Maia y Rina Dee, de 20 y 15 años, y donde su madre Lucy, de 45 años, tuvo que luchar por su vida. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) siguen buscando al autor del ataque.

“También para este reto nos mantenemos unidos, unificados, seguros de nuestra rectitud”, dijo Netanyahu en unos comentarios difundidos por la televisión israelí. “Actuaremos juntos con el respaldo total de nuestras fuerzas”.

Desafortunadamente para el primer ministro, sus comentarios parecieron vacíos para muchos israelíes. Esta semana, Israel se enfrentó a brotes de violencia en casi todos sus frentes: Jerusalén Este, Cisjordania, la Franja de Gaza, Líbano y Siria.

La clase dirigente en materia de seguridad también se siente desconcertada por el súbito entendimiento entre Arabia Saudita –el peso pesado geopolítico de la región, con el que Israel busca establecer vínculos más estrechos– e Irán, el archienemigo del país.

Por si no fuera suficiente lidiar con las crisis fronterizas que se interponen, Israel también está experimentando una agitación sin precedentes en su propio país, provocada por el extremadamente polémico plan del gobierno de reformar el poder judicial.

Decenas de exaltos cargos de defensa, seguridad y servicios de inteligencia se oponen a las propuestas que debilitan al Tribunal Supremo argumentando que son antidemocráticas. Los reservistas militares más importantes de Israel, entre ellos casi todos aquellos que sirven en su unidad más importante de la fuerza aérea, se unieron a las protestas en todo el país e indicaron que se negarían a presentarse al servicio, lo cual disparó las alarmas sobre cuán confiable es la cadena de mando y la capacidad operativa.

Puede que Galant estuviera a su lado mientras ambos se comprometían a encontrar al asesino de las hermanas Dee, sin embargo, hace dos semanas, Netanyahu lo despidió después de que Galant se convirtiera en el primer alto cargo del gobierno en expresar sus objeciones a los cambios judiciales.

La presión pública rápidamente obligó al primer ministro a retractarse y a anunciar que se pospondría la legislación que debilita al Tribunal Supremo hasta después del receso de Pascua de la Knesset. No obstante, la persistente incertidumbre respecto al cargo de Galant y el nombramiento del incendiario ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, no transmiten exactamente fuerza y estabilidad, particularmente en estos momentos.

Los documentos filtrados del Pentágono que salieron a la luz el sábado sugiriendo que el Mossad, la agencia de espionaje de Israel, alentó a su personal y a la población israelí a participar en el movimiento de protesta, contribuyeron a aumentar la percepción entre los numerosos enemigos de Israel de que tal discordia interna representa una oportunidad.

“Serví en el ejército durante décadas y no observé un comportamiento tan imprudente como el de Netanyahu en estos momentos”, comentó Moshe Ya’alon, exministro de Defensa y jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, en un discurso pronunciado en una protesta realizada en Tel Aviv el sábado por la noche.

“Su obsesivo complot para derrocar la democracia de Israel representa una amenaza inmediata para la seguridad de Israel… Nuestros enemigos nos observan y está disminuyendo nuestra capacidad de disuasión”.

A pesar de los escándalos de corrupción y de su pintoresca vida privada, durante sus cinco mandatos anteriores como primer ministro Netanyahu fue considerado en general como una persona de confianza en lo que respecta a la seguridad de Israel.

Ahora, incluso entre la población derechista que votó a favor de la actual coalición de partidos extremistas y ultrarreligiosos, el decreciente apoyo sugiere que está desapareciendo esa imagen, y el líder israelí podría verse obligado una vez más a dejar el cargo.

Un total del 69% de los votantes le dio al gobierno una mala calificación en sus primeros 100 días en el cargo, según indicó una encuesta publicada por el canal Channel 12 de Israel el domingo.

Los medios de comunicación hebreos informaron el fin de semana que algunas fuentes gubernamentales sugirieron que se verían obligados a emprender una operación militar de gran magnitud en las próximas semanas, una vez finalizado el delicado periodo festivo de Pascua y Ramadán, que coincidieron este año, con el objetivo de reforzar la legitimidad de la coalición ante la opinión pública.

El actual gobierno de Israel fue elegido por su agenda que prometía orden y seguridad. Hasta la fecha, han ofrecido exactamente lo contrario.

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