Prohíben uso del metro a mujeres que no usen ‘hiyab’ en Teherán
La Compañía de Metro de Teherán ya había anunciado que, en consonancia con las demandas del noble pueblo de Irán en relación con la cuestión del 'hiyab', iniciaría un proyecto de recordatorio verbal. Foto: Zuma/Rex/Shutterstock

Se crearán grupos de control del uso del hiyab (velo islámico) en el metro de Teherán y se negará la entrada a las mujeres que no lo usen, lo cual supondrá la prohibición de que algunas de ellas vayan a trabajar, informó la televisión estatal iraní.

La medida parece formar parte de una serie de iniciativas del gobierno encaminadas a obligar a los organismos públicos iraníes a asumir una mayor responsabilidad en el cumplimiento de las normas sobre el hiyab. Muchas mujeres iraníes, sobre todo en los centros urbanos, se han negado a cumplir las normas relativas al hiyab, en una muestra de que las protestas “mujeres, vida, libertad” que comenzaron en septiembre continúan de forma más individualizada.

La última amenaza de represión surge en un momento en que las estudiantes de escuelas secundarias de Teherán, Karaj y otras ciudades siguen denunciando ataques con veneno. Según se informó, al menos nueve escuelas fueron atacadas el domingo.

Según el diputado iraní Mohammad Hassan Asefari, un comité de investigación del gobierno señaló que los organismos de seguridad no habían podido identificar a los autores, mientras que el Ministerio de Salud todavía no había determinado la naturaleza del veneno utilizado en los ataques. El contraste entre el carácter urgente de las iniciativas para imponer el uso del hiyab y la incapacidad de los investigadores para utilizar las cámaras de seguridad para identificar a los responsables de los ataques con veneno ha enfurecido a los opositores del gobierno.

La Compañía de Metro de Teherán ya había anunciado que “en consonancia con las demandas del noble pueblo de Irán en relación con la cuestión del hiyab“, iniciaría un proyecto de recordatorio verbal en las estaciones de metro de Teherán y de las afueras. Sin embargo, las últimas imágenes difundidas por la televisión estatal iraní muestran cómo el personal del metro impide el acceso a las mujeres que intentan pasar por los torniquetes sin hiyab.

Masoud Darshti, director ejecutivo de la Compañía de Operaciones de Metro de Teherán y Suburbios, anunció la creación de una central de castidad e hiyab para emitir recordatorios. Indicó que su personal estaría obligado a aplicar cualquier orden policial, aunque añadió que aún no había recibido personalmente dicha instrucción de manera oficial.

Se han implementado diferentes normas en distintas estaciones y ciudades, y en las redes sociales se han difundido casos de mujeres sin hiyab a las que ya se les ha prohibido el acceso en ciudades como Isfahán.

El gobierno anunció el sábado que tenía previsto instalar cámaras en las calles y utilizar las cámaras de videovigilancia de tráfico existentes para detectar a las mujeres que incumplieran el código de vestimenta, además de la imposición de multas. La policía indicó que las infractoras recibirían “mensajes de texto de advertencia sobre las consecuencias”.

La medida, que se aplicará a partir del próximo sábado, tenía como objetivo “impedir la resistencia contra la ley relativa al hiyab“, según inicó el comunicado de la policía, difundido por la agencia de noticias del poder judicial Mizan y otros medios de comunicación estatales. El comunicado añadía que tal resistencia manchaba la imagen espiritual del país y propagaba la inseguridad.

El poder judicial manifestó que está dispuesto a imponer multas de un millón de tomanes (unos 429 pesos) a las mujeres llevadas ante los tribunales por no usar el hiyab. Los automóviles en los que las mujeres no usen el hiyab serán confiscados durante 20 días en caso de que la conductora haya cometido la infracción dos veces.

No obstante, algunos sectores de la clase dirigente clerical están actuando con cautela, pues saben que las medidas coercitivas de mano dura no eran populares incluso antes de la muerte bajo custodia policial de Mahsa Amini, una joven kurda iraní. Su muerte provocó protestas más generalizadas sobre el papel que desempeñan la religión y la “policía de la moral” especializada en Irán.

Reflejando el carácter delicado de la cuestión, Hojjat-ul-Islam wal-Muslimin Mohseni Ajei, jefe del sistema judicial, indicó el lunes que rechazaba un criterio uniforme y que era posible distinguir entre las mujeres que no se habían desviado mucho de los principios de la revolución y las que estaban bajo la influencia de gobiernos extranjeros.

El fiscal general y revolucionario de la provincia de Jorasán del Sur, Ali Nesai, señaló el domingo que las personas que viven en complejos residenciales tenían la responsabilidad de denunciar los casos de mujeres que infringen las normas. “Si en un edificio hay personas que rechazan el uso del hiyab y lo promueven, es preciso denunciarlo a la policía”, señaló.

Nesai añadió: “Si las personas en cualquiera de los organismos gubernamentales y privados intentan quitarse el hiyab, el jefe de ese departamento es responsable, y si esta acción ocurre en parques, el municipio es responsable, y en las universidades, esa universidad también es responsable”.

Una encuesta citada por Abbas Abdi, conocido columnista reformista, y realizada por el instituto de investigación del Ministerio de Orientación reveló que el 31% de los encuestados había observado un elevado número de iraníes que no usaban el hiyab. También mostró que solo el 10% de la población estaba a favor de que se multara a las infractoras, el 14% estaba a favor de una advertencia verbal, el 40% estaba a favor de la educación cultural y el 23% señaló que debería ser aceptado.

Abdi comentó que era probable que las cifras estuvieran alteradas, dado que se trataba de una encuesta oficial del gobierno y que la base de la encuesta parecía tener un sesgo en contra de las personas que se enteraban de las noticias a través de canales extranjeros por satélite.

El resultado coincide con una encuesta realizada el 22 de noviembre por el Blair Institute for Global Change, la cual reveló que el 78% de los encuestados de entre 20 y 29 años, el 68% de aquellos con edades comprendidas entre los 30 y los 49 años y el 74% de los mayores de 50 años estaban en contra de la imposición obligatoria del hiyab.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, vinculó la negativa al uso del hiyab con la obra de enemigos y espías extranjeros. En virtud de la ley islámica iraní, impuesta tras la revolución de 1979, las mujeres están obligadas a cubrir su cabello y a vestir ropa larga y holgada para disimular su figura. Las infractoras se han enfrentado a reprimendas públicas, multas o detenciones.

En un comunicado del Ministerio del Interior publicado el 30 de marzo se afirmó que no se daría marcha atrás en esta cuestión, y se describió el uso del velo como “uno de los fundamentos de la civilización de la nación iraní” y como “uno de los principios prácticos de la República Islámica”.

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