Advierte ONU que podría retirarse de Afganistán
Mujeres afganas esperan para recibir ayuda alimentaria en Kabul. Se calcula que dos tercios de la población afgana necesitan ayuda humanitaria. Foto: EPA

La ONU está dispuesta a tomar la “desgarradora” decisión de retirarse de Afganistán en mayo en caso de que no logre convencer a los talibanes de que permitan a las mujeres de la región trabajar para la organización, indicaron los funcionarios.

La advertencia surge después de que funcionarios de la ONU pasaran meses negociando con los líderes del grupo con la esperanza de persuadirlos de que introdujeran excepciones en un decreto de línea dura de este mes que prohíbe que las mujeres de la región trabajen para él, según indicó el director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner.

Esta amenaza de retirada surge en un momento en que se calcula que dos tercios de la población, es decir, 28 millones de personas, necesitarán ayuda humanitaria en 2023, y en que el gobierno estadounidense y otros miembros del G7 han amenazado con reducir la ayuda.

Los talibanes se niegan a cambiar su postura, anunciada en diciembre aparentemente por orden de su aislado líder, Hibatullah Akhundzada. Las mujeres constituyen aproximadamente un tercio del personal de las agencias de ayuda contratado a nivel local y también se les considera como las más vulnerables a las posibles reducciones de ayuda. El decreto también limita el acceso de las mujeres a la educación.

Los 3 mil 300 afganos empleados por la ONU –2 mil 700 hombres y 600 mujeres– permanecen en sus hogares desde el 12 de abril, fecha en que los talibanes indicaron que las mujeres afganas empleadas por la ONU ya no podían presentarse a trabajar. Sin embargo, siguen trabajando y se les pagará, señaló el vocero de la ONU, Stéphane Dujarric. El decreto talibán no afecta a los 600 empleados internacionales de la ONU, de los cuales 200 son mujeres.

“Es justo decir que en este momento todo el sistema de las Naciones Unidas tiene que dar un paso atrás y reevaluar su capacidad para operar ahí”, dijo Steiner. “Pero no se trata de negociar los principios fundamentales, los derechos humanos”. Y añadió: “Creo que no existe otra forma de expresarlo que no sea desgarradora. Quiero decir, si tuviera que imaginar que la familia de la ONU no se encontrara presente hoy en Afganistán, tendría ante mí estas imágenes de millones de niñas, niños, padres, madres, que básicamente no tendrán suficiente para comer”.

A pesar de las promesas iniciales de un gobierno más moderado que el que mantuvieron durante su anterior etapa en el poder en la década de 1990, los talibanes han impuesto un duro régimen desde que tomaron el poder en 2021 tras la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN después de dos décadas de guerra.

Los talibanes retomaron algunas de sus prácticas más infames, entre ellas las ejecuciones públicas y las restricciones de gran alcance en materia de derechos de la mujer y educación.

Steiner comentó que las nuevas restricciones impuestas este mes a las empleadas de la ONU significaban que se acercaba “un momento muy fundamental”. “Obviamente, nuestra esperanza y expectativa es que prevalecerá cierto sentido común al respecto”, señaló.

La posible retirada coincide con las predicciones de que la salida de la ONU y otras agencias podría afectar en mayor medida a las mujeres y los niños.

Un informe del International Crisis Group publicado en febrero indicó que las mujeres y las niñas solían recibir la porción más pequeña de alimentos en las familias afganas y que eran más vulnerables a la desnutrición y las enfermedades.

También expresó su preocupación respecto al impacto a largo plazo que tendría la retirada de los grupos de ayuda y otras organizaciones. “Si se van, es posible que los actores internacionales tengan dificultades para regresar a Afganistán en el futuro”, afirmó.

“Negociar el acceso a las comunidades rurales no es solo una cuestión de obtener el permiso de los talibanes; en muchos lugares, las ONG han cultivado relaciones con los lugareños durante años, incluso décadas. La reconstrucción del nivel de confianza del que gozan actualmente tras abandonar estas comunidades no sería una tarea fácil”.

La advertencia de la ONU aparece en medio de una situación compleja para las agencias de ayuda que trabajan en Afganistán, donde algunas de ellas decidieron suspender sus operaciones.

La ONU y otros grupos humanitarios se han aferrado a un pequeño número de excepciones que permiten que las mujeres trabajen en circunstancias específicas en los ámbitos de la salud, la educación y la nutrición, al tiempo que altos funcionarios de la ONU han intentado persuadir a los talibanes de que reviertan su decreto promulgado en diciembre, con escasas señales de éxito.

Associated Press contribuyó a este artículo.

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