Renuncia viceprimer ministro de GB por acusaciones de acoso laboral

Dominic Raab renunció a sus cargos de viceprimer ministro y secretario de Justicia de Gran Bretaña después de que un informe oficial sobre acusaciones de intimidación revelara que Raab actuó de forma “intimidatoria” con los servidores públicos.

La investigación realizada por Adam Tolley KC, un destacado abogado especializado en derecho laboral, señaló que, en varias ocasiones, Raab fue “más allá” de lo apropiado a la hora de transmitir sus comentarios críticos y que insultó el trabajo realizado por los servidores del Ministerio de Justicia.

Tolley consideró que, aunque Raab no tenía la intención de disgustar o humillar a los servidores, a estos les resultaba “irracionalmente difícil tratar con él”, ya que en ocasiones se comportaba de forma “brusca”, y aunque había regulado su nivel de brusquedad, “debería haber cambiado antes su actitud”.

También descubrió que Raab, que asistió a cuatro interrogatorios en el transcurso de la investigación de cinco meses sobre las acusaciones de conducta intimidatoria en el Ministerio de Justicia y otros departamentos de Whitehall, actuó con una “conducta irracionalmente y persistentemente agresiva” cuando fue ministro de Relaciones Exteriores.

Raab publicó en la mañana del viernes una airada carta de renuncia en la que señaló que las conclusiones del informe sobre su conducta sentaban un “peligroso precedente” al establecer un límite “tan bajo” para los casos de intimidación, pero que quería “mantener su palabra” de renunciar si el informe lo encontraba culpable”.

Raab se había enfrentado a múltiples quejas formales sobre el trato que daba a los servidores, entre ellas afirmaciones, reveladas primero por The Guardian, de que intimidaba y denigraba al personal, haciendo que algunos llegaran a llorar o les provocara vómitos antes de las reuniones.

La salida de un aliado político tan cercano supone un duro golpe para Rishi Sunak, que se enfrenta a ciertos cuestionamientos sobre su criterio después de que los servidores públicos señalaran que hubo “problemas” con Raab en sus anteriores departamentos antes de que decidiera reincorporarlo al gobierno.

En su carta dirigida a Raab, Sunak señaló que su viceprimer ministro se había comprometido “apropiadamente” a renunciar en caso de que el informe constatara cualquier tipo de conducta intimidatoria. “Has cumplido tu palabra”, añadió.

“Pero es evidente que ha habido deficiencias en el proceso histórico que han afectado negativamente a todos los implicados. Deberíamos aprender de esta situación cómo manejar mejor estos asuntos en el futuro”.

El ministro continuó elogiando la trayectoria de Raab en varios departamentos del gobierno, así como su apoyo durante la campaña por el liderazgo conservador. “Tu renuncia no debería hacernos olvidar tu historial de resultados tanto en este gobierno como en administraciones anteriores. Estos logros deberían enorgullecerte enormemente”.

Sunak se enfrentó en el pasado a críticas por permitir que Raab –el segundo miembro de su gabinete obligado a renunciar en medio de acusaciones de conducta intimidatoria después de Gavin Williamson el año pasado– permaneciera en su cargo mientras concluía la investigación de Adam Tolley KC, un destacado abogado especializado en derecho laboral.

Una fuente del gobierno indicó que Downing Street tenía previsto publicar el informe, junto con la decisión de Sunak sobre el futuro de Raab, en la tarde del viernes, sugiriendo que Raab se “adelantó a la decisión” del primer ministro.

Sin embargo, Raab dijo que los detalles del informe, que fue entregado a Sunak en la mañana del jueves, “desestimaban todas menos dos de las acusaciones formuladas en mi contra” y que esas conclusiones eran “erróneas y sentaban un peligroso precedente para la conducta de un buen gobierno”. Defendió la capacidad de los ministros para “dar su opinión crítica directa sobre los informes y las propuestas… con el objetivo de marcar los estándares e impulsar la reforma que los ciudadanos esperan de nosotros”.

No obstante, recalcó que: “lamento sinceramente cualquier tipo de estrés u ofensa no intencionada que hayan podido sentir los servidores como consecuencia del ritmo, los estándares y el desafío que aporté al Ministerio de Justicia”.

Raab afirmó que el informe de Tolley concluyó que “ni una sola vez, en cuatro años y medio, insultó o le gritó a alguien, y mucho menos arrojó algo o intimidó físicamente a alguien, ni intentó denigrar de forma intencional a nadie”.

Tolley pareció criticar el caso presentado contra él, señalando que “al establecer un límite tan bajo para la intimidación, esta investigación sienta un peligroso precedente”.

Raab añadió: “Esto fomentará la presentación de quejas falsas contra los ministros y tendrá un efecto desalentador sobre aquellos que impulsan el cambio en nombre de su gobierno y, en última instancia, del pueblo británico”.

Raab indicó que le había comunicado a Sunak “una serie de irregularidades” en relación con la revisión de su conducta, entre ellas “la filtración sistemática a los medios de comunicación de afirmaciones sesgadas e inventadas”, lo que supone una infracción de las normas de la investigación y del código de los empleados públicos.

En un indignado artículo de opinión publicado en el periódico Telegraph, Raab describió posteriormente la investigación como una “saga kafkiana” e insinuó que el resultado animaría a algunos servidores a atacar a los ministros que “negocian con firmeza”, “llevan a cabo reformas audaces” y “perseveran a la hora de exigir responsabilidades a los servidores”.

“Si ese es ahora el límite para la intimidación en el gobierno, será el pueblo de este país el que pagará el precio”, añadió.

Algunos diputados conservadores temen personalmente que la gestión de este asunto por parte de Sunak, tras el escándalo fiscal de Nadhim Zahawi, pueda socavar aún más su promesa de inculcar “integridad, profesionalismo y responsabilidad en todos los niveles” de su gobierno, al tiempo que intenta dejar atrás la era de Boris Johnson.

Sunak sugirió en febrero que si Tolley llegaba a la conclusión de que su viceministro no había estado a la altura de lo que se espera de alguien en su cargo, sería despedido. No obstante, la función del abogado se limitaba a “establecer los hechos” de la conducta de Raab y correspondía al primer ministro tomar la decisión sobre si debería ser sancionado.

Sunak comentó en aquel momento: “Cuando me presenten conclusiones independientes concluyentes de que alguien de mi gobierno no ha actuado con la integridad o los estándares que yo esperaría de esa persona, no dudaré en tomar medidas rápidas y decisivas”. Raab también había indicado que respetaría los hallazgos de la investigación.

Tolley entrevistó a decenas de miembros del propio personal de Raab en calidad de denunciantes o testigos, o bien presentaron pruebas escritas en el marco de la investigación, que Sunak inició el pasado mes de noviembre. Tolley también entrevistó a los tres altos servidores que trabajaron con Raab cuando este ocupó cargos en el gabinete.