Mike Pence testifica ante gran jurado sobre asalto al Capitolio
Mike Pence, exvicepresidente, testificó este jueves durante aproximadamente siete horas en una sesión a puerta cerrada en Washington D.C. Foto: Drew Angerer/Getty Images

Mike Pence testificó ante un gran jurado federal el jueves en Washington sobre los intentos de Donald Trump de anular los resultados de las elecciones de 2020, según indicó una fuente familiarizada con el asunto, un día después de que un tribunal de apelaciones rechazara una moción de último momento que pretendía bloquear su comparecencia.

El testimonio del exvicepresidente duró aproximadamente siete horas y se llevó a cabo a puerta cerrada, lo que significa que aún se desconocen los detalles de lo que les dijo a los fiscales que escuchan las pruebas del caso.

Su comparecencia supone un momento de consecuencias constitucionales y potencial peligro legal para el expresidente. Pence está considerado como un testigo importante en la investigación penal liderada por el abogado especial Jack Smith, ya que Trump lo presionó para que rechazara de forma ilegal los votos del colegio electoral a favor de Joe Biden en la sesión conjunta del Congreso, además de que estuvo en la Casa Blanca reunido con legisladores republicanos que discutieron las objeciones que se presentarían contra la victoria de Biden.

Las dos interacciones son un asunto de especial interés para la investigación de Smith, ya que su oficina está analizando si Trump intentó obstruir de forma ilícita la certificación y defraudó a Estados Unidos al intentar anular los resultados de las elecciones de 2020.

Pence sugirió en privado a los asesores que ofrecería un relato lo más completo posible de lo que ocurrió dentro y fuera de la Casa Blanca en las semanas previas al ataque del 6 de enero contra el Capitolio, así como de la forma en que se informó a Trump que sus planes podrían violar la ley.

Su comparecencia tuvo lugar la mañana siguiente de que el tribunal de apelaciones de Estados Unidos para el circuito de Washington D.C. rechazara un recurso legal de emergencia que pretendía bloquear el testimonio de Pence alegando privilegios ejecutivos, y después de que Trump se quedara sin medios para llevar el asunto al pleno del circuito de Washington D.C. o a la Corte Suprema.

El gobierno ha estado intentando obtener el testimonio de Pence desde hace meses, inicialmente con solicitudes enviadas por el Departamento de Justicia el año pasado y posteriormente a través de una citación del gran jurado emitida por Smith, quien heredó la complicada investigación penal sobre los esfuerzos de Trump para permanecer en el poder.

La citación fue impugnada de forma inmediata por los abogados de Trump, que invocaron el privilegio ejecutivo para limitar el alcance del testimonio de Pence, así como por el abogado de Pence, que argumentó que su papel como presidente del Senado el 6 de enero significaba que estaba protegido del escrutinio legal del poder ejecutivo.

El nuevo juez en jefe del tribunal estadounidense, James Boasberg, denegó en gran medida ambas solicitudes de limitar el alcance del testimonio de Pence, y emitió una clara respuesta negativa para Trump y un fallo más matizado para Pence que confirmaba que estaba protegido parcialmente por las protecciones en materia de discursos o debates.

No obstante, Boasberg determinó que la protección de la libertad de expresión y de debate no lo eximían de testificar sobre cualquier caso de posibles actos delictivos.

El equipo del exvicepresidente se negó a impugnar el fallo. No obstante, el equipo legal de Trump no estuvo de acuerdo y presentó una moción de emergencia que fue denegada a última hora del miércoles por los jueces Gregory Katsas, Patricia Millett y Robert Wilkins.

A partir de varias semanas después de las elecciones de 2020, Trump intentó persuadir a Pence de que lo ayudara a revertir su derrota utilizando su papel, en gran medida ceremonial, de presidente del Senado el 6 de enero para rechazar la lista legítima de electores de Biden e impedir su certificación.

Este esfuerzo dependía en gran parte de que Pence aceptara listas falsas de electores a favor de Trump –ahora una parte importante de la investigación penal– para crear un pretexto que permitiera sugerir que los resultados de las elecciones eran de algún modo cuestionables e impedir que Biden fuera proclamado presidente.

La campaña de presión involucró a Trump, pero también fue obra de otros varios funcionarios pertenecientes y ajenos al gobierno, entre ellos el abogado de Trump, John Eastman, otros abogados afiliados a la campaña de Trump, como Sidney Powell y Rudy Giuliani, y docenas de miembros republicanos del Congreso.

Pence también fue el único que mantuvo conversaciones privadas con Trump el día anterior al ataque contra el Capitolio y el día del mismo, circunstancia que los investigadores del comité selecto del 6 de enero de la Cámara de Representantes llegaron a considerar el año pasado como una conspiración de la que el expresidente tuvo al menos cierto conocimiento previo.

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