‘No la quería en mi vida’: cómo romper con un amiga
La ruptura nunca es fácil... Ilustración: Eleni Kalorkoti

En un reciente video viral, la psicóloga neoyorquina Arianna Brandolini fue calificada como “insensible” por algunos de los usuarios después de que publicara en TikTok una guía sobre cómo romper con un amigo. Mientras ella afirmaba que frases como “he atesorado nuestra época de amistad” y “no tengo capacidad para invertir” podían ser útiles, otros discreparon. A algunos incluso les pareció que su enfoque era tan “frío y poco sincero” que dijeron que preferirían que les hicieran ghosting.

Aunque es evidente que el enfoque clínico no es para todo el mundo, romper una amistad no suele ser fácil, independientemente de la manera en que se decida hacerlo. Entonces, ¿cuáles son las mejores y más éticas opciones para poner fin a una amistad? ¿Se pueden resolver las diferencias? ¿Y cuándo es esencial marcharse?

Explicar, pero sin hablar como terapeuta

Cuando se trata de conversaciones difíciles, la psicóloga y psicoterapeuta Anna Sergent comenta que es mejor evitar el tipo de lenguaje que normalmente utilizan los terapeutas. “El lenguaje terapéutico no es nuevo. Incluso ya en los años 40, el pediatra Donald Winnicott explicaba conceptos psicológicos a las personas a través de la radio”, explica.

“Empezó como algo positivo, para ayudar a las personas a entender las conductas de sus hijos. Sin embargo, cuando se utiliza en una conversación de ruptura, crea una barrera entre tú y la persona. Es posible que la persona se sienta intimidada o no entienda lo que quieres decir. Es mejor dar ejemplos concretos de las cosas que crees que no han funcionado”.

Si la persona se molesta, Sergent explica que deberías reiterar que no pretendes ser hiriente y al mismo tiempo dejar claro el motivo por el que la amistad te está afectando negativamente. “Escucha sus argumentos para ver si se pueden resolver las cosas, pero si estás absolutamente seguro de que no quieres estar en esa relación, es más amable mantenerte firme. Aferrarse a una amistad por culpa no es algo positivo para ninguno de los dos”.

La psicoterapeuta cognitivo-conductual Navit Schechter señala que, cuando comuniques tus inquietudes, es importante que te responsabilices de tus propios sentimientos. “Por ejemplo, si crees que alguien está siendo egoísta, no hagas acusaciones ni utilices etiquetas; explica exactamente qué te hacen sentir sus comportamientos y que, como consecuencia, quieres poner fin a la relación”.

Se trata de una técnica que le funcionó a Amy, de 39 años, cuando terminó una amistad de seis años. “Mi amiga me llamó justo cuando estaba a punto de dar a luz”, relata. “Sus padres le habían pagado un viaje de seis semanas al extranjero y ella se estaba quejando de que no le pagarían la renta mientras estuviera fuera. Ni siquiera me preguntó cómo estaba”.

A Amy le pareció típico de la actitud egoísta de su amiga. Unas semanas después, le envió un mensaje a su amiga explicándole exactamente los motivos por los que le molestaba su comportamiento, y le dijo que quería poner fin a la amistad. “Ella no entendía la razón por la que no había sacado el tema antes, pero creo que hasta entonces no lo había reconocido completamente. Aquel incidente realmente me hizo reflexionar sobre su comportamiento en el pasado”.

Las dos no se hablan desde hace años, sin embargo, Amy no se arrepiente de su decisión. “Tenía muy claro qué había fallado y por qué no la quería en mi vida. Simplemente no podía confiar en ella y eso es algo que necesito de una amistad”.

Deja que la amistad vaya a la deriva

En algunas situaciones, Schechter sugiere que puede ser más apropiado simplemente dejar que la amistad “se enfríe de forma natural”. “Vivimos en una sociedad emocionalmente evasiva, en la que a las personas les gusta ocultar sus sentimientos, razón por la que a algunas personas les resulta más fácil hacer ghosting”, explica. Pero esto puede ser doloroso para la persona que lo recibe, además de hacer que las cosas resulten incómodas en los grupos mutuos. “Si le has aplicado ghosting a alguien por completo, otros amigos pueden sentir que están en el medio o que tienen que elegir un bando”, señala. Para mantener la paz, puedes optar por simplemente ver a esa persona con menos frecuencia.

A diferencia de las relaciones románticas, que suelen ser monógamas, Schechter comenta que a veces es más fácil alejarse de los amigos. “Las amistades pueden cambiar con el tiempo. Está perfectamente bien tener amigos a los que ves una o dos veces al año o solo en grupo”, explica. “Siempre puedes entablar nuevas relaciones si sientes que te estás perdiendo algo, por ejemplo, amigos con intereses comunes”.

Ammanda Major, responsable de calidad de servicios y práctica clínica de la organización benéfica de servicios de orientación Relate, comenta que es posible resolver algunos problemas adoptando una relación como la de los conocidos. “En el caso de los amigos de la infancia, es habitual que las vidas de las personas tomen rumbos muy distintos. Pero, ¿es necesario cortar por completo con esa persona? ¿O podrías cambiar de postura? Aunque señala que cada situación es única, si hay espacio para mantener a alguien en tu vida, aunque sea a cierta distancia, podría resultar una opción más sana y menos reactiva a largo plazo. “También te da la opción de retomar esa amistad posteriormente”.

No tengas miedo de dejar una amistad abusiva

En ocasiones, permanecer en una amistad es demasiado perjudicial y te pone en riesgo de sufrir daños físicos o mentales. En estas poco frecuentes situaciones, Schechter explica que puede ser aceptable hacerle ghosting o bloquear a alguien, en caso de que esa persona pueda suponer un peligro para ti o haya hecho algo imperdonable. “Entre las situaciones específicas en las que la mejor solución podría ser marcharse de forma abrupta figuran los ataques no provocados, como el maltrato físico o verbal, la intimidación o una gran traición, como engañarte con tu pareja”.

Para Ellie, que tiene unos 40 años, terminar una amistad de 30 años fue algo doloroso, pero cree que, en última instancia, fue la decisión correcta. “Ella podía tener cambios de humor extremos y ser posesiva y exigente. Cuando venía a mi casa, o bien mi pareja o yo permanecíamos sobrios por si ella bebía demasiado y se volvía volátil”. Con el tiempo, empeoró su comportamiento.

“Un día, se volvió verbalmente abusiva y me dijo que era una madre horrible y que mis hijos y mi esposo me odiaban. Ya lo había dicho antes, pero esta vez ella estaba sobria. Desde ese momento, supe que nunca volveríamos a hablar”.

Aunque todavía extraña a su amiga, Ellie comenta que su salud mental ha mejorado notablemente desde que puso fin a la amistad. “No me arrepiento de nuestra ruptura, porque ahora estoy en paz”.

Considera las alternativas

No obstante, antes de poner fin a una amistad, es importante reconocer que puede existir una razón más profunda por la que un amigo puede desencadenar sentimientos negativos. Como explica Major: “En 30 años de terapia, nunca he utilizado palabras como ‘tóxico’ para describir a personas o situaciones”, señala. “En su lugar, intentamos analizar los comportamientos para determinar la razón por la que una acción provoca malestar. A veces, es más fácil transferir tu dolor a otra persona y creer que ella es la causa de tu angustia cuando surgen problemas o desacuerdos”.

Sarah, de 42 años, reconoce que antes solía dejar a sus amigos “demasiado rápido”. “Tuve muchos traumas al crecer, lo cual me llevó a tener baja autoestima”, explica. “Empecé a darme cuenta de que me dejaba pisotear en mis relaciones y que daba más de lo que recibía de ellas”. Como consecuencia, empezó a actuar de forma contraria y a apartarse de la gente si sentía que se estaban aprovechando de ella. Después de reflexionar sobre sí misma, se dio cuenta de que en ocasiones sus acciones eran más un indicio de sus propias inseguridades. “Empecé a darme cuenta de que la gente tiene capacidades diferentes y que no siempre se trata sobre mí”.

Schechter explica que una buena comunicación puede ayudar a evitar la ruptura de una amistad difícil. “La ruptura con un amigo, especialmente con un amigo de mucho tiempo, parece una acción bastante extrema”, comenta. Y, aunque las personas puedan creer que el acto supremo de autocuidado es alejarse, Schechter sostiene que la compasión, por uno mismo y por los demás, podría ser más poderosa. “Por ejemplo, si un amigo te exige que siempre vayas a los lugares que le convienen a ese amigo, puede ser una buena idea hablar con él y entender la razón por la que está ocurriendo esto. Al mismo tiempo, comunícale por qué es difícil para ti y las razones por las que preferirías que la situación se volviera más equilibrada”.

En un mundo tan polarizado, las discusiones sobre opiniones políticas son otra de las razones habituales por las que se rompen las amistades. En los casos en los que alguien se muestre profundamente intolerante con tu estilo de vida, sus puntos de vista te hagan sentir inseguro o sus opiniones inciten al odio o la agresión, probablemente la mejor solución sea marcharse.

“Lo mejor es ser abierto y honesto, y decirle a la persona que ya no sientes que los valores de ambos coincidan y que no puedes justificar la amistad”, explica Sergent. En cuanto a los desacuerdos cotidianos, Sergent comenta que cierto nivel de fricción puede ser saludable. “En ocasiones, la gente cree que necesita salir con un determinado tipo de persona, y cancela su amistad con personas que tienen creencias o intereses diferentes. Pero puedes descubrir cosas nuevas sobre ti mismo estando con gente que es diferente”.

Se cambiaron algunos nombres.

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