Me gustan las películas animadas, ¿soy infantil?
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Me gustan las películas animadas, ¿soy infantil?
Película: The House / Netflix.

Cada año, la celebración del Día del Niño y la Niña en México plantea la misma pregunta: ¿en realidad estamos festejando a los pequeños o acaso los adultos aprovechamos el 30 de abril para apapachar a nuestro niño interior? No pasa nada si cambiamos nuestra foto de Facebook por una de nuestra infancia o si nos autorregalamos algo en esta fecha, solo hay que tener presente que la inmadurez emocional le provoca daños muy reales al mundo.

De acuerdo con el sitio de Psychology Today, el egoísmo, la manipulación, el drama exagerado y los arranques de ira son características de la inmadurez emocional, y la experimentamos todos los días a través de la violencia por motivos de raza, género o identidad sexual, los ataques que padecemos en las redes sociales, la desobediencia que se escuda en teorías de conspiración o el malestar que provocan las protestas de carácter político.

En el mundo adulto, todo aquello relacionado con los niños es descalificado como una conducta “infantil”, pero conforme la sociedad se ha ido transformando algunos de estos comportamientos se han vuelto socialmente aceptables. Tomemos como ejemplo el gusto por los cómics y las películas animadas. Antes se pensaba que los adultos que preferían estos productos eran personas inmaduras, pero ahora que la economía depende tanto de este tipo de contenidos la percepción ya es otra.

Un estudio de mercado en Estados Unidos de Fortune Business Insights valuó a la industria de los cómics en 8.49 billones de dólares durante 2020 y proyectó que para 2028 crecerá a 12.81 billones, mientras que una encuesta realizada por Statista sobre los hábitos del consumidor con respecto a las películas basadas en cómics de superhéroes, reveló que en el periodo de 2018 a 2021 cuatro de cada 10 entrevistados dijo que volverían a ver una película así. Por su parte, el mercado global de la animación en 2020 fue valuado en 354.7 billones de dólares, una cifra que podría alcanzar hasta los 642.5 billones para 2030.

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Tampoco es cierto que a todas las personas nos gusten las películas animadas. Expertos opinan que la razón por la que algunos dejamos de conectar con este tipo de historias es, precisamente, porque se les percibe como algo relacionado con una etapa que tiene que ser superada; es decir, se piensa en la animación como algo para niños. Y, por otro lado, porque a la mayoría de la gente le resulta más fácil conectar con actores reales, pues para poder disfrutar cualquier historia el público necesita ejercer la “suspensión de la incredulidad”, algo que se complica cuando son dibujos animados y no personas.

En la opinión del cineasta mexicano Juan Medina, el éxito de las películas animadas “es una respuesta a nuestros hábitos de consumo”. Colaborador de Guillermo del Toro en la próxima adaptación de Pinocho y autor del cortometraje Tío, realizado con la misma técnica de animación stop motion y que cuenta una historia no necesariamente dirigida a los niños, con temas como las desapariciones forzadas y la explotación infantil, Medina asegura que “durante toda nuestra infancia tuvimos contacto con la animación que llegaba de Estados Unidos y de Japón, y los papás pensaban que las caricaturas servían para que los niños se estuvieran en paz frente a la televisión. Pero desde siempre ha existido otra animación que no está al alcance del entendimiento de los niños”.

Un estudio realizado por trabajadores sociales para la editorial científica Springer analizó varias películas realizadas por Disney entre 1937 y 2020 y encontró que hay padres de familia que utilizan estas producciones para hablar con sus hijos y sensibilizarlos sobre temas como la amistad y las relaciones familiares (otros estudios han demostrado que los clásicos de Disney están plagados de prejuicios y estereotipos). Siete de las películas más vistas en Estados Unidos durante el confinamiento por Covid fueron películas animadas, aunque irónicamente, en seis de ellas no hay presencia de los padres de los personajes principales. El estudio afirma que, si a los niños se les permite continuar viendo películas de Disney, es necesario que los padres se involucren.

La industria cinematográfica se sigue reponiendo del impacto de la pandemia y durante el fin de semana del 22 al 24 de abril, la película más taquillera en Estados Unidos fue The Bad Guys (Los tipos malos), una historia animada que superó a películas como la nueva entrega de Fantastic BeastsThe Northman y The Unbearable Weight of Massive Talent, encendiendo otra vez las alertas en Hollywood. Hay que mencionar que, después de tres semanas en exhibición, Sonic the Hedgehog 2, otra historia dirigida al público infantil que combina actores con animación CGI, se mantiene en el segundo sitio.

En el panorama ya se avecina una invasión de producciones animadas que llegarán a salas de cine y plataformas digitales por igual, con estilos muy variados, en distintos formatos y no siempre dirigidas a los niños, con títulos como The House, Apollo 10 ½ Magic: The Gathering (Netflix); Spine of the Night y Mad God (Shudder); Stillwater y Central Park (Apple TV Plus); el estreno en México de la nominada al Oscar, Flee, y los futuros lanzamientos de Lightyear (junio), Luck (agosto) y Pinocho, de Guillermo Del Toro (diciembre).

En una entrevista para el boletín de la UNAM, Ricardo Trujillo, académico de la Facultad de Psicología, explicó que la prolongación de la transición de la niñez a la adultez en México se debe a la falta de desarrollo y justicia social: “es mejor considerar diversos ángulos y no verlo únicamente como un problema individual”, explicó. “Los jóvenes están inmersos en un escenario que no les ofrece oportunidades de tener dominio sobre su propia vida, un buen trabajo o independencia del núcleo familiar (…) La sociedad es el síndrome y no el joven”.

Otros investigadores coinciden en que la infantilización de la cultura y de las audiencias es un fenómeno que va más allá de la responsabilidad del individuo. De acuerdo con el profesor en sociología, Simon Gottschalk, autor del libro The Terminal Self: “el fracaso de los adultos para alcanzar la madurez emocional, social y cognitiva no es por sus fallas sino por diseño”.

BREVES

En HBO Max se puede ver la serie The Baby, una divertida producción inglesa que combina el terror y la comedia para hablar de temas como la maternidad y la paternidad responsable.

Siguiendo con el tema del día, por fin estrena en cines la película C´mon C´mon (Siempre adelante), protagonizada por Joaquín Phoenix y el niño actor Woody Norman. Una película en blanco y negro que vale mucho la pena.

También en cines, Nicolas Cage se interpreta a sí mismo en The Unbearable Weight of Massive Talent (El peso del talento), una comedia de acción que ha recibido muy buenas críticas.

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