¿Debería preocuparme saltarme el desayuno?
Diversos estudios han confirmado que la el ayuno intermitente es ideal para bajar de peso. Foto: Alexander Spatari/Getty Images

En cierto modo, tiene sentido que el desayuno debería ocupar un lugar en la jerarquía alimentaria que otras comidas no ocupan. La clave está en el nombre: literalmente, se “rompe” el “ayuno” y el cuerpo pasa de un estado de privación a su primer aporte calórico significativo.

Sin embargo, la idea de que el desayuno sea la comida más importante del día realmente surgió en la misma época en que John Harvey Kellogg promocionaba los cereales como alternativa a la impureza moral, con la sugerencia de que la carne y los alimentos muy condimentados exacerbaban los impulsos pecaminosos. Por tanto, si no desayunas, ¿realmente te estás exponiendo al fracaso, dietético o de otro tipo? Y, considerando los resultados que se ofrecen para las diversas formas de ayuno, ¿podría incluso ayudar de alguna manera?

Bueno, en primer lugar, la relación entre saltarse el desayuno y perder –o aumentar de– peso no es nada clara. Un análisis de varios estudios a corto y largo plazo publicado en 2021 llegó a la conclusión de que existían “pruebas mínimas de que el hecho de no desayunar pueda provocar un aumento de peso y originar sobrepeso y obesidad”.

Un poco más preocupante resulta la evidencia de que el hecho de no desayunar podría significar que se come peor en general: una investigación de la Universidad Estatal de Ohio, que incluyó a más de 30 mil estadounidenses, llegó a la conclusión de que las personas que no desayunan con frecuencia pierden nutrientes importantes, entre ellos las vitaminas A, B1, B2, B3, C y D. También descubrió que los participantes que no desayunaban eran más propensos a comer más azúcar y carbohidratos en el transcurso de un día normal, y a comer más bocadillos.

Sin embargo –y que lo impriman en una playera– la correlación no es causalidad, y todo lo que esto significa en realidad es que el tipo de personas que suelen saltarse el desayuno también suelen ser aquellas que no comen tan bien el resto del día. No se trata de una relación inevitable, así que si puedes omitir el cereal Weetabix, pero compensarlo durante el resto del día, ¿no hay problema?

Respuesta corta: probablemente. “Según mi experiencia, las personas que no desayunan pueden caer en la mentalidad de pensar que, como ‘ahorran’ calorías a primera hora, pueden darse un gusto el resto del día”, señala Aroosha Nekonam, entrenadora personal certificada de Ultimate Performance. “Y como tienen tanta hambre, caen en la tentación de comer alimentos ricos en azúcar y carbohidratos para obtener una gratificación instantánea, lo cual eleva su nivel de azúcar en la sangre y los hace sentir perezosos cuando disminuye su nivel de azúcar en la sangre. Sin embargo, en el caso de las personas que no caen en esta tentación, hay estudios que sugieren que saltarse el desayuno o prolongar el ayuno puede reducir los indicadores de inflamación, estrés oxidativo y presión arterial”.

Los ayunos más prolongados también pueden desencadenar un proceso llamado autofagia, que consiste en la eliminación de las células dañadas del organismo. Algunos investigadores están estudiando la posibilidad de que esto pueda reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, no obstante, las pruebas distan mucho de ser concluyentes, y el hecho de saltarse el desayuno por sí solo probablemente no activa el proceso.

El mensaje que debemos llevarnos es que no existe ningún beneficio claro en saltarse el desayuno o en comerlo, siempre y cuando lo que se coma sea saludable en primer lugar. “Uno de los aspectos más importantes que debe entender la gente es el motivo por el que quiere saltarse el desayuno”, señala Nekonam. “Algunas personas tienen más energía y son más productivas con el estómago vacío a primera hora de la mañana, o simplemente no tienen hambre cuando se despiertan. Si estás intentando ganar músculo, entonces el hecho de no desayunar es un no obvio: necesitas energía, y es completamente contraproducente”.

Lo que hay que recordar, comenta Nekonam, es asegurarse de que cuando finalmente se rompe el ayuno, se ingieren los alimentos adecuados. Cada comida debe incluir entre 20 y 30 g de proteínas magras, además de verduras y grasas “saludables”. Y añade: “Comer un tazón de cereales altamente procesados puede tener un efecto fisiológico y psicológico muy diferente en la salud en comparación con un corte magro de una res alimentada con hierba o unos huevos de granja, independientemente de si se come a las 9 de la mañana o a la 1 de la tarde”.

Ah, y por cierto, aunque los Corn Flakes de Kellogg’s pudieran evitar tus impulsos pecaminosos, eso no necesariamente sería bueno para ti de cualquier manera. Pero ese es un tema para otra columna.

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