La oposición turca acusa a Rusia de interferencia electoral
El candidato a la presidencia de Turquía, Kemal Kilicdaroglu, celebra un mitin en Bursa antes de las elecciones presidenciales del domingo. Foto: Murad Sezer/Reuters

El principal candidato de la oposición de Turquía acusó a Rusia de interferencia electoral días antes de que se lleven a cabo las elecciones más importantes de la última generación en el país.

Kemal Kilicdaroglu, del Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal rival del actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, acusó a Rusia de crear videos falsos y material falso, aparentemente en referencia a un supuesto video sexual falso del candidato Muharrem Ince, publicado un día antes de que se retirara de la contienda.

“Si desean que nuestra amistad continúe después del 15 de mayo, saquen sus manos del Estado turco”, indicó Kilicdaroglu, añadiendo: “Nosotros seguimos estando a favor de la cooperación y la amistad”.

El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, rechazó las acusaciones de interferencia electoral. “Declaramos de forma oficial: no se puede hablar de ninguna interferencia”, indicó. “Si alguien le proporcionó tal información al señor Kilicdaroglu, es un mentiroso”.

Los votantes turcos acudirán a las urnas el 14 de mayo para elegir al presidente y al parlamento. La reelección de Erdogan le otorgaría el mandato de concentrar aún más el poder en torno a su cargo, reprimir a los opositores y utilizar su posición de influencia en el escenario mundial para fortalecer su control en el país.

Las encuestas actuales sugieren un resultado muy reñido en las elecciones presidenciales, en las que uno de los candidatos debe obtener más del 50% de los votos para ganar de forma absoluta, de lo contrario la contienda pasará a una segunda vuelta dos semanas después de las primeras elecciones.

Erdogan, que anteriormente arremetió contra el embajador estadounidense Jeff Flake por reunirse públicamente con Kilicdaroglu, declaró que “Turquía enviará un mensaje a Occidente con estas elecciones”. Su ministro del Interior, Suleyman Soylu, fue incluso más lejos, pues calificó las elecciones del 14 de mayo como “un intento de golpe político por parte de Occidente”.

La coalición opositora integrada por seis partidos y liderada por Kilicdaroglu hizo campaña bajo la promesa de introducir reformas y desmantelar el extenso sistema de control que Erdogan ha construido a lo largo de dos décadas.

Bajo el liderazgo de Erdogan, Turquía se convirtió en un sistema presidencial respaldado por una extensa red de patrocinio leal a su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que rechazó un intento de golpe militar en 2016 y que con frecuencia tachó a sus oponentes de enemigos del Estado.

Erdogan también incrementó la presencia de Turquía en el extranjero y remodeló su economía a según su visión, supervisando grandes proyectos de infraestructuras y desarrollo, aunque también una crisis económica en la que el valor de la lira turca se redujo a la mitad solo en el último año.

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Una imagen del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, en el lateral de un autobús en Estambul en el periodo previo a las elecciones del domingo. Foto: Dylan Martinez/Reuters

“A medida que nos acercamos a las elecciones, me siento emocionada, pero también responsable del destino de 85 millones de personas de toda Turquía”, comentó Canan Kaftancioglu, una miembro destacada del CHP, que actualmente se enfrenta a la prohibición de participar en la política después de que un tribunal la acusara de insultar a Erdoğan.

A pesar de la prohibición, Kaftancioglu sigue trabajando, y ayuda a Kilicdaroglu en su lucha por la presidencia supervisando las iniciativas para garantizar unas elecciones justas.

“Creo que estas elecciones serán un ejemplo, no solo para Turquía, sino para todo el mundo. Por primera vez, un régimen autoritario será derrocado por la democracia”, señaló. “Si lo logramos, será un ejemplo para otros países que están luchando por sus propias democracias”.

La posibilidad de que se produzca una contienda de una sola vuelta, con un posible vencedor ya desde el domingo, aumentó ligeramente tras la retirada de Ince, dejando únicamente el escaso margen de votos en poder del ultranacionalista Sinan Ogan, del Partido de la Victoria (Zafer Partisi), como único obstáculo para que cualquiera de los dos candidatos alcanzara la cifra mínima para pasar a una segunda vuelta.

En lo que respecta a las elecciones parlamentarias, las encuestas también sugieren que la coalición de Erdogan podría perder su mayoría de gobierno, sin embargo, la oposición debe ganar la mayoría en el parlamento y la presidencia para garantizar la consecución de su objetivo principal de devolver a Turquía a la democracia parlamentaria.

“No confiamos en el Consejo Electoral Supremo, no obstante, tomamos todas las precauciones”, señaló Kilicdaroglu durante una entrevista reciente, en la que describió la forma en que el CHP y sus socios en la oposición asignan observadores electorales a cada urna y que realizarán un recuento paralelo el día de las elecciones con el fin de garantizar una votación justa. “A pesar de todo, ganaremos”, señaló.

Para la oposición, tanto su supervivencia como la propia democracia están en juego; el socio de coalición de Erdogan, Devlet Bahceli, recientemente declaró que la oposición podría ser sentenciada a “cadena perpetua o a recibir balazos en el cuerpo”.

La campaña electoral ha estado plagada de actos violentos contra figuras de la oposición, como el disparo de una bala dentro de las oficinas locales del CHP en una ciudad, un día después de que un grupo lanzara piedras contra los seguidores y el autobús de campaña de la principal figura de la oposición y alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu.

“Estas son las elecciones que determinan si Erdogan será considerado un presidente electo con tendencias autocráticas que posteriormente perdió y dejó el poder, en las que la historia es una de la resiliencia de la democracia turca. O, son unas elecciones en las que después de todo lo que él ha hecho, con Osman Kavala (un filántropo) en prisión, con Selahattin Demirtas (un líder político kurdo) encarcelado, con docenas de periodistas detenidos, Erdoğan gana de nuevo y regresa para hacer esto durante otros cinco años”, señaló Nate Schenkkan, de Freedom House.

Se prevé que las elecciones presidenciales sean reñidas, y que incluso una diferencia de unos pocos puntos porcentuales podría influir en qué candidato puede afirmar que la votación fue justa y proporciona un mandato inequívoco, o en si el resultado pasará a una segunda vuelta dos semanas después.

Se espera que este resultado dependa parcialmente de los votantes kurdos, entre ellos el considerable porcentaje que ahora apoya a Kilicdaroglu después de que el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) de mayoría kurda e ideología izquierdista decidiera no postular un candidato presidencial, y su líder encarcelado Demirtas apoyara a Kilicdaroglu.

El resultado también dependerá en gran medida de los votos emitidos en las 11 provincias turcas profundamente afectadas por dos fuertes terremotos que mataron a más de 50 mil personas, destruyeron infraestructuras y desplazaron a millones de personas.

El gobierno se opuso a los esfuerzos emprendidos para permitir que las personas registradas como votantes en la zona del terremoto pudieran votar en otro lugar, obligando a quienes deseaban emitir su voto a regresar a las zonas destruidas por el terremoto el día de las elecciones.

“Se trata de un gran problema y, honestamente, no tenemos ni idea de qué ocurrirá”, señaló Nuran Yilmaz, subjefe del partido CHP en la ciudad costera de Antalya, cuya familia, residente en la provincia más meridional de Hatay, se vio desplazada por el terremoto y se verá obligada a regresar allí para votar.

“Nuestro partido está trabajando en ello, pero nos veremos obligados a pagar para viajar a Hatay. Toda mi familia, mi hermana y mi hermano viajarán a Hatay y pagarán su propio viaje, solo para votar”.

En medio de las preocupaciones sobre la imparcialidad de las próximas elecciones, Schenkkan señaló que esto era distinto de si las elecciones debían ser consideradas como libres. “Creo que la imparcialidad ya no es objeto de debate, dado que Erdogan hace un uso desproporcionado de los medios de comunicación estatales, controla los principales medios de comunicación audiovisuales e impresos, censura las redes sociales y encarceló a Demirtas, existen muchas razones por las que estas elecciones no son justas”, indicó.

“Pero la libertad es discutible, por una parte no son realmente libres, ya que el partido HDP no es realmente libre de competir, están encarcelados sus líderes más destacados y muchos de sus miembros, y el ambiente general de represalias contra este partido afecta a la libertad de elegir que tienen la mayoría de los votantes. La libertad en las urnas se rige por la autoridad electoral, por lo que la votación podría desarrollarse libremente pero aún así ellos podrían cambiar las reglas al final”.

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