Olvida tu correo, haz bien las maletas y no juegues Monopoly, consejos para unas grandes vacaciones
Foto: Franck Allais/The Guardian. Escenografía: Hattie Newman

Gasta tu dinero en espacio en lugar de en viajes

“Todos los mamíferos se vuelven agresivos cuando están hacinados”, señala la psicóloga clínica Linda Blair. “Ahorra dinero en viajes de larga distancia e inviértelo en cambio en un alojamiento de tamaño generoso donde no estén unos encima de otros. Todos necesitan un lugar donde refugiarse: así es como se mantienen bajos los niveles de estrés”.

No aspires a la perfección

En los anuncios, las vacaciones son un montaje mágico de risas tintineantes y adorables niños chapoteando en el agua observados por mamá y papá que están tomados de la mano en un camastro doble. En la vida real, todos los camastros están ocupados desde las 7:30 de la mañana y los niños empapan a todos cuando se lanzan a la alberca mientras tú los persigues con un envase de bloqueador solar. Pero está bien. La presión de tener unas vacaciones perfectas es un gran factor desmotivador.

Las cosas salen mal cuando uno viaja: cancelaciones de trenes, alguien tiene dolor de estómago, la tienda de campaña tiene goteras. Las vacaciones son para pasar tiempo con la gente que te importa, vivir nuevas experiencias y disfrutar de la vida en todo su auténtico y desordenado esplendor. No te preocupes.

Conoce a tu público

Es posible que la paz y el aislamiento sean deliciosos para ti, pero mortalmente aburridos para tus hijos. Quizás la abuela quiera hacer turismo mientras tú prefieres pasear en kayak. O al revés. Los adolescentes no necesitan ver la catedral. No importa. También son sus vacaciones. Lo mismo ocurre con ir de paseo, aunque –consejo profesional– si lo llamas excursión es más probable que los entusiasme. Recuerda que los adolescentes tienen un ritmo circadiano diferente y que verdaderamente necesitan descansar.

Sé sincero: ¿realmente te gustan las playas?

Las playas de arena se ven tan bonitas en las fotografías, pero a muchas personas –¡a mí!– les resulta muy desagradable la arena. Un lugar tierra adentro con una alberca o cerca de un río o un lago podría convenirte más, y ser más económico. Además, ¿realmente te apetece sentir todo el calor del verano o sería mejor un lugar más templado, donde puedas caminar y explorar sin desmayarte? La cuestión está en pensar en lo que realmente quiere uno, en lugar de desplazarse pasivamente por Instagram, donde las vacaciones siempre parecen increíbles.

¿Cuán activo quieres ser? ¿Eres de las personas que prefieren unas vacaciones “high peak” o “no valley”? Unas vacaciones “high peak” se centran en actividades emocionantes; unas vacaciones “no valley” no incluyen momentos “bajos” y maximizan la relajación, la diversión y mimarse, aunque haya pocos cambios de un día a otro.

No compres lentes de sol en el aeropuerto

Nadie toma buenas decisiones de compras en un aeropuerto, por lo que este no es un buen momento para gastar 150 libras (unos 3 mil pesos) en lentes de diseñador solo porque estás muy emocionado y también enloquecido por haberte levantado a las 5:00 de la mañana. Lo único que deberías comprar en un aeropuerto son artículos de aseo que hayas olvidado, aperitivos o una fragancia que ya te guste. Si el avión se retrasa, compra un libro de crucigramas de 3 libras (unos 60 pesos) y unas papas fritas.

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Foto: Franck Allais/The Guardian. Escenografía: Hattie Newman

Permítete perder el tiempo

“El ocio no puede ser un verdadero ocio si constantemente estás intentando aprovecharlo al máximo”, comenta Oliver Burkeman, autor del libro Cuatro mil semanas: Gestión del tiempo para mortales. “Tenemos que aprender a perder el tiempo para poder disfrutarlo. Las vacaciones te costaron dinero y tiempo… pero pueden resultar extrañamente poco placenteras si te obsesionas con intentar visitar todos los lugares de interés, o si piensas que tus vacaciones consisten en descansar a fin de prepararte para trabajar duro cuando regreses a casa”.

Durante los primeros días de vacaciones, me siento demasiado inquieta como para tomármelo con calma, así que dedico toda mi energía a recorrer la zona y las tiendas locales para abastecerme de vino y refrigerios hasta que me tranquilizo un poco.

La ropa es lo menos importante a la hora de empacar

“Pasé unas vacaciones mágicas gracias a mi armario cápsula de colores perfectamente combinados”, nunca ha dicho nadie, literalmente. La ropa de vacaciones es mi favorita, y tengo más caftanes y sandalias bonitas de las que podría llegar a necesitar, pero la ropa es el elemento menos impactante de tu maleta cuando se trata de hacer que unas vacaciones salgan bien.

Los artículos imprescindibles son: Uno (el único juego de cartas que le gusta a todo el mundo); protector solar en aerosol que no tarde 20 minutos en aplicarse; un cargador de celular extra y dos adaptadores para enchufes adicionales de los que crees necesitar; divisores para audífonos para que dos niños puedan ver la misma pantalla; una botella de agua térmica que mantendrá el agua fría; y un dispositivo para aliviar las picaduras de insectos (el mejor billete de cinco libras que gastarás en una tienda Boots). Tengo un amigo que empaca un repetidor de WIFI portátil para los Airbnbs que tienen una conexión a internet deficiente.

¿Van en pareja? No lo califiquen como ‘romántico’

Los tratamientos de spa para dos, las mesas de luna de miel en la playa… Es probable que el intentar ser romántico todo el tiempo te haga sentir más cohibido que sexy. Planeen divertirse juntos en lugar de planear cinco días dedicados a mirarse fijamente a los ojos. Elijan un lugar basándose en un interés común. Si a los dos les gusta la comida, vayan a San Sebastián y paseen por la ciudad vieja degustando pinchos. Si lo primero que los unió fue su amor por Wes Anderson, lleven sus cámaras de medio marco en un viaje en tren en busca de pintorescas ciudades europeas.

Si se trata de sus primeras vacaciones juntos, un lugar nuevo para ambos (definitivamente no un lugar en el que alguno de los dos haya estado con algún ex) es menos atractivo que un lugar en el que alguno de los dos se la pasó muy bien el año pasado. Es bonito que tu nuevo novio quiera enseñarte a surfear, pero pasar dos días tosiendo agua de mar no es sexy.

No caigas en la rutina de las vacaciones

Los historiadores militares dicen que los generales suelen librar la guerra anterior y, como consecuencia, pierden la siguiente. Si tú eres el encargado de reservar las vacaciones, tú eres el general, y una de las trampas más comunes es centrarse demasiado en lo que salió bien y mal el verano pasado y terminar con unas vacaciones que habrían sido perfectas hace un año. Las personas pueden cambiar mucho en un año: piensa en lo que te gusta hacer ahora.

¿Viajas con un bebé? Llévate la carriola

Un paseo por la ciudad antes de cenar podría permitirte una comida tranquila mientras el pequeño duerme la siesta. Además, vale la pena colocar un forro opaco sobre las delgadas cortinas de la casa de vacaciones para no tener que levantarse a las 6 de la mañana. Si tienes niños pequeños, es inútil viajar ligero.

Gestiona el despegue y el aterrizaje

Con esto me refiero a los primeros y últimos días. Blair comenta que, en lugar de planear recuperar horas de sueño mientras estás de vacaciones, deberías proponerte dormir más siestas de lo habitual los días previos a tu partida. El sueño extra puede ayudar a evitar que se alteren los ánimos cuando te vayas.

Burkeman aconseja planear el viaje de regreso lo más tranquilo posible: “Si piensas detenidamente en cómo afrontar el momento final, es más probable que tus vacaciones permanezcan en tu memoria como algo maravilloso”.

Antes de salir de vacaciones, prepara el viaje de regreso, por eso descarga los horarios de los trenes, imprime los boletos y guarda un litro de leche en el congelador.

Descarga una aplicación de gastos grupales

Splitwise es una buena aplicación. Introduces lo que gasta cada persona y la aplicación lleva un registro, lo que evita que alguien tenga que hacer la cuenta al final de cada cena.

Si algunos de ustedes tienen hijos y otros no, o si algunos beben y otros no, o si algunos tienen un presupuesto más ajustado, hablen sobre cómo pueden dividir los gastos antes de las vacaciones, es mejor eso que al final de la cena, cuando alguien pidió una langosta y todos los demás se enojan en silencio.

En unas vacaciones familiares, no se excedan económicamente y después se frustren con los niños porque no son agradecidos. Los niños, benditos sean, son pequeños chamacos desagradecidos por naturaleza.

Haz que las visitas sean breves y agradables

Una invitación a quedarse en casa de otra persona es enormemente generosa. Solo ten en cuenta que tendrás que ganártelo. No está bien ignorar a los anfitriones mientras te besuqueas en el sillón o duermes todo el día. No es importante ofrecer un regalo suntuoso, sino aportar buenas vibras. Las sonrisas y la energía positiva harán que te vuelvan a invitar antes de lo que dura una vela Diptyque.

No discutas para ‘aclarar las cosas’

Tu pareja no puede seguir Google Maps, por lo que tomaron un desvío de 40 minutos para ir al restaurante, y ahora tus nuevas alpargatas están desgastadas y tú te mueres de hambre. La irritación es la emoción a la que se accede con más facilidad, pero respira hondo y recuerda cuánto quieres a la persona que te está volviendo loco.

Las peleas durante las vacaciones tienen la costumbre de permanecer en la memoria. Si uno está discutiendo, lo primero que hay que hacer es reducir el consumo de alcohol. Hablen de otra cosa –cualquier otra cosa– durante un rato. Las emociones fuertes tardan alrededor de 20 minutos en desvanecerse, así que platiquen sobre el menú y dejen que pase la turbulencia.

Pasa el correo electrónico a la última página de tu teléfono

El hecho de no ver ese pequeño icono de sobre cada vez que sacas el teléfono supone una gran diferencia a la hora de poder desconectarse. Asegúrate de que la persona que le está dando de comer a tu gato, etc. sabe que tiene que enviarte un mensaje de WhatsApp en lugar de un correo electrónico, y después activa el aviso de “fuera de la oficina”. Sé coherente: si dijiste que no ibas a responder los correos electrónicos, no agarres el teléfono ni te involucres en lo que sucede en la oficina.

Si vas a rentar un lugar, haz muchas preguntas

No sé si las toman con lente gran angular o con brujería, pero las fotos pueden ser diabólicamente engañosas. Haz tantas preguntas complicadas como puedas, aconseja Serena Cook, fundadora de Deliciously Sorted Ibiza. ¿Hay sombra alrededor de la alberca? ¿Qué tamaño tiene la habitación más pequeña? ¿Hay vistas al jardín? “Te dirán las cosas buenas, pero también tienes que conocer las malas”.

Intenta ponerte en contacto con el propietario del alojamiento antes de tus vacaciones. Será tu mejor fuente de recomendaciones locales, y una buena relación puede facilitar las cosas en caso de que algo salga mal.

Ser perezoso, menos en lo que se refiere al ejercicio

El ejercicio abre el apetito para todas esas comidas de vacaciones, además de que te sentirás mejor contigo mismo cuando llegues a casa, y establecerás buenas asociaciones con el ejercicio, lo que significa que es más probable que mantengas los buenos hábitos. Por otra parte, todos necesitan un poco de tiempo para sí mismos, y correr o nadar es perfecto para ello.

Si estoy leyendo cerca de la alberca, déjenme en paz

Intenta dividir las tareas de cocinar, conducir y cuidar a los niños de forma que cada uno pueda aprovechar sus puntos fuertes. A mí me encanta cocinar y me encanta pasar una parte del día planeando, comprando y haciendo la comida. Y con suerte habrá alguien que no odie jugar tontos juegos de pelota con niños, porque si me molestas cuando estoy disfrutando un rato estupendo con mi nueva novela de Curtis Sittenfeld, quizás tenga que matarte. Pon a cada jugador en su posición más fuerte.

Relájate, delega responsabilidades y deja pasar algunas cosas

Dos semanas haciendo camas y colgando toallas mojadas no son unas vacaciones, aunque estés en bikini. Deja pasar algunas cosas. Diles a los niños que enjuaguen sus trajes de baño en la ducha con ellos y que los cuelguen. Deja en casa los libros más pesados y empaca lo que vayas a disfrutar. Inclina tu rostro hacia el sol cuando te tomes el primer café del día; échate una siesta a la sombra cuando haga calor.

Y nunca juegues Monopoly

Nunca. Aunque esté lloviendo. No a menos que activamente quieras lanzar una granada a la habitación.

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