La guerra hace que la lucha por los derechos LGBT en Ucrania sea más urgente
Participantes en la Marcha de la Igualdad, organizada por la comunidad LGBT en Kiev en 2021. Foto: Valentyn Ogirenko/Reuters

El diputado ucraniano Andrii Kozhemiakin es un exespía delgado y conservador al que le gusta hacer hincapié en su fe cristiana y su familia numerosa. También es un insólito nuevo recluta en la lucha por los derechos LGBT en Ucrania.

Este año se presentó en el parlamento de Ucrania, que sigue funcionando a pesar de la guerra, un proyecto de ley de uniones civiles que otorgaría por primera vez un estatus legal a las parejas del mismo sexo.

El comité de Kozhemiakin fue el primero en debatirlo y el equipo detrás de la legislación se estaba preparando para la derrota, incluso habían preparado un comunicado. Kozhemiakin empezó con un discurso que ellos reconocieron, hablando sobre su entrenamiento en el KGB de la era soviética, sus creencias religiosas y su “opinión personal sobre las personas LGBT”.

Y después anunció su apoyo incondicional a la legislación, haciendo referencia a la afirmación homofóbica del presidente ruso, Vladimir Putin, de que no hay rusos homosexuales.

Todo lo que odie nuestro enemigo… lo apoyaré“, señaló Kozhemiakin. “Si nunca existirá en Rusia, debería existir y recibir apoyo aquí, para mostrarles y señalarles que nosotros somos diferentes. Esta ley es como dirigir una sonrisa a Europa y el dedo del medio a Rusia. Así que lo apoyo”.

Inna Sovsun, la diputada que redactó el borrador de la ley y que ahora intenta que lo aprueben en el parlamento, señaló que el discurso de Kozhemiakin fue “lo más inesperado en mi carrera política“.

La diputada prefiere contar con aliados que defiendan los argumentos morales a favor del matrimonio igualitario, aunque se enfrenta a una ardua batalla para lograr la aprobación de la ley, y ese día demostró que “hay personas que pueden apoyar el proyecto de ley por diferentes razones”.

Comenzó a trabajar en la legislación poco después de que Moscú enviara sus tropas al otro lado de la frontera; la guerra convirtió la lucha por los derechos LGBT en algo todavía más urgente en un momento en el que los ucranianos morían por su país.

El equipo de Sovsun estaba recaudando fondos para adquirir material para ayudar a un amigo homosexual que se había alistado en el ejército, cuando se dieron cuenta de que su posición en el parlamento significaba que podía apoyarlo de otras maneras.

Con la ley, pretendían demostrarle a él –y a todos los soldados LGBT que luchaban por Ucrania– que el país por el que está dispuesto a morir es uno “que lo respeta por sus valores y por ser quien es”, señaló.

Ucrania ha logrado grandes avances en materia de derechos de las personas LGBT, no obstante, la homofobia sigue estando muy extendida, los soldados homosexuales con frecuencia sufren acoso grave incluso en el frente, y la Constitución define el matrimonio como una unión entre un hombre y una mujer.

No es posible modificarlo cuando el país está en guerra, un obstáculo legal que el gobierno de Volodímir Zelenski ha utilizado para desviar las peticiones de igualdad de derechos para los soldados que combaten y mueren para proteger el país.

Tenemos que aprobar esta ley en tiempos de guerra, para hacer que nuestros soldados en el campo de batalla se sientan más seguros“, comentó Maksym Potapovych, del grupo de campaña LGBT Military, que comparte fotos e historias de combatientes homosexuales. “Pero también, para que cuando regresen a la vida civil, sepan que mientras ellos luchaban por nosotros en las trincheras, nosotros estábamos luchando (por ellos) aquí“.

Las uniones civiles supondrían la concesión de ayudas económicas y el reconocimiento oficial de las parejas de los soldados que fallecen, así como el derecho a tomar decisiones médicas en caso de que sus seres queridos resulten heridos. No se trata de cuestiones abstractas.

Muchos ucranianos homosexuales no han salido del armario ante sus familias, o los han rechazado estas mismas. Si están legalmente solteros cuando son asesinados, esos familiares tienen derecho a tomar decisiones importantes. Algunos temen que se prohíba a sus parejas asistir a su funeral, o que ni siquiera les notifiquen sobre su muerte.

En noviembre de 2022, Leda Kosmachevska se volvió viral con una publicación en Facebook en la que explicaba que se casó con su mejor amigo para asegurarse de que se respetarían sus deseos. “Me convertiré en la esposa de un soldado“, escribió bajo el título “Tiempos difíciles, bodas difíciles”.

“Asumo la responsabilidad de la búsqueda, identificación y entierro de sus restos, así como de la notificación a familiares y amigos. No pediré a un sacerdote que oficie el funeral, porque mi esposo no quería eso”, escribió. “No es algo que quiera hacer, ni que se suponía que debía hacer… Mi futuro esposo tiene esposo. Han estado juntos desde hace 15 años. Pero en lo que respecta al Estado de Ucrania, son extraños el uno para el otro“.

Los peores temores de Dmytro se volvieron realidad a finales de diciembre, cuando Oleskii, su pareja de cinco años, resultó gravemente herido. Le dijeron que acudiera a un hospital situado en Dnipro. “Estaba a solo 15 km cuando recibí una llamada diciendo ‘no te apresures'”. Su pareja había muerto.

El director de la ONG habla sobre su pérdida con la esperanza de que pueda ayudar a los ucranianos y a otras personas a entender los motivos por los que la nueva ley es tan urgentemente necesaria.

“No es una cuestión de dinero, es principalmente para poder ver (a tu ser querido) en el hospital… Su familia estuvo de acuerdo con nosotros, pero puede que otros no lo estén”, comentó. “Aunque esta ley de unión civil no soluciona todos los problemas cuando ocurre algo (malo), soluciona la mayoría de ellos”.

Aparte de las realidades prácticas, la guerra ha aportado una urgencia existencial a la lucha por la igualdad de derechos y contra la homofobia en el caso de muchos ucranianos del colectivo LGBT, señaló Potapovych, del grupo activista LGBT Military.

“Realmente sienten que durante la guerra su vida puede terminar muy rápido, por lo que les gustaría vivir una vida libre en la medida de lo posible“, comentó. “Esto los anima a salir del armario, a pesar de la homofobia que existe en sus unidades”.

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Participantes asisten a la Marcha de la Igualdad en Kiev en 2021. Foto: Valentyn Ogirenko/Reuters

Valores europeos frente a la comunidad LGBT

Durante la última década, a medida que los activistas ucranianos reforzaban la democracia y el país adoptaba los valores europeos, las actitudes hacia los derechos de las personas homosexuales han cambiado rápidamente.

Una encuesta reciente reveló que el 58% de los ucranianos tenían una actitud positiva o neutra hacia sus compatriotas LGBT.

Aunque esta cifra es baja en comparación con el nivel de aceptación en Reino Unido y otros países de Europa occidental, representa una mejora importante y rápida.

En 2016 esa cifra era solo de aproximadamente el 30%, de modo que hemos duplicado (la aceptación) en cinco o seis años, algo que otros movimientos del orgullo (LGBT) ha logrado en 10 o 20 años”, explicó Potapovych. Una abrumadora mayoría de ucranianos –más del 80%– apoyó la idea de que los soldados homosexuales sirvieran en el ejército.

Al igual que Sovsun, considera que en parte es un reflejo del deseo de su país de reforzar su identidad como democracia europea. “Tal vez nuestro gobierno o nuestro pueblo no quieren firmemente (apoyar la igualdad de derechos), pero tienen que apoyar nuestros derechos. Esto afecta nuestra posición ante nuestros socios europeos, de verdad queremos demostrar que Ucrania es un país democrático“.

Aún queda mucho camino por recorrer. La homofobia institucional está arraigada en algunas partes de Ucrania, en particular en el oeste, que es más conservador desde el punto de vista social, debido a la homofobia religiosa. Antes de la guerra, se celebraron marchas del orgullo en las ciudades de Kharkiv, Kiev y Odesa, pero nunca en Lviv, como reflejo de ello.

El Ministerio de Defensa no ha dado su apoyo a la ley, sino que cuestiona públicamente las disposiciones de la misma. Cuando se le pidió que comentara sobre su postura y su apoyo a los soldados LGBT, un vocero envió una respuesta que resultaba casi cómica por su evasión.

No mencionó la sexualidad en absoluto, a pesar de incluir una larga lista de características protegidas, entre ellas “la raza, el color de la piel, las creencias políticas, religiosas o de otro tipo, el género, el origen étnico o social, la posición económica, el lugar de origen y el idioma”.

Sin embargo, los activistas LGBT y sus aliados están convencidos de que pueden convencer al ministerio de que apoye a sus soldados.

“Haremos que lo reconsideren”, comentó Olga Kolomiets, francotiradora. “Si estás luchando, lucha hasta el final, ese es mi lema en la vida. Puede que no escuchen a una, dos o tres personas, pero si somos más los que nos levantamos, ellos nos escucharán”.

Sovsun calcula que dedica aproximadamente el 70% de su tiempo a ejercer presión a favor de la ley dentro del parlamento. Los miembros de este órgano son más conservadores en este tema que la sociedad ucraniana en general, no obstante, la guerra ha facilitado un poco su campaña.

“Yo les digo: ‘Ustedes están aquí en Kiev, tomando un buen café, ¿cuál es su mensaje para nuestros militares LGBT que se encuentran en las trincheras, acerca de negarles sus derechos?‘”.

Y un proceso judicial que avanza muy lentamente en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos significa que confía –al final– en la victoria.

Hace casi una década, dos hombres ucranianos que llevaban 10 años viviendo juntos demandaron al gobierno por negarles los derechos que gozan las parejas heterosexuales. “Nosotros compartimos todas nuestras alegrías y problemas como cualquier familia, pero a los ojos del Estado somos dos hombres distintos”, señaló Andriy Maimulakhin, uno de ellos.

El tribunal falló anteriormente a favor de una pareja rusa que presentó un caso similar, aunque Moscú ignoró el veredicto.

Se espera que dentro de unos meses se dicte sentencia en el caso ucraniano y Sovsun comenta que eso constituirá un imperativo para actuar. “Solo deseo que ocurra más pronto que tarde”, señaló.

Ivan y Roman son una de las parejas que esperan la aprobación de la ley. Ivan es miembro de una unidad de reconocimiento que espía tras las líneas enemigas, uno de los trabajos más peligrosos que existen en el ejército.

Una persona de su unidad, que escuchó a escondidas una llamada entre los dos hombres, delató a Ivan, y la respuesta inmediata de sus compañeros soldados evidenció la homofobia que mantiene a muchos ucranianos en el armario.

Lo enviaron a dormir a un sótano y sufrió el hostigamiento de otros soldados. “Los hombres más cercanos que sirvieron conmigo en el mismo pelotón, fueron más comprensivos, pero otros que no me conocen tan bien, hacían chistes estúpidos”, explicó.

“Es una de las cosas más peligrosas que se pueden hacer, y aun así no te respetan”. Aun así, ninguno de los hombres se arrepiente de su decisión. “Vemos un futuro en Ucrania, por eso nos ofrecimos como voluntarios para luchar”.

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