Desaparece un general ruso que habría sabido de la rebelión de Wagner

Un general ruso que anteriormente dirigió las tropas de invasión en Ucrania no ha sido visto en público desde el sábado, y los servicios de inteligencia de Estados Unidos supuestamente afirman que tenía conocimiento previo del levantamiento dirigido por el jefe del grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin.

El general Sergei Surovikin es el jefe de las fuerzas aeroespaciales de Rusia y excomandante supremo de Moscú en Ucrania. Prigozhin celebró su nombramiento para ese cargo en 2022, calificándolo como una “figura legendaria” y “nacido para servir a su patria”.

Los bien conocidos vínculos entre Surovikin y Prigozhin han avivado los rumores de que Surovikin podría ser expulsado o sometido a una investigación por apoyar la rebelión. Cuando Prigozhin lanzó su levantamiento, Surovikin hizo una declaración inequívoca en contra del mismo y en apoyo del gobierno ruso a última hora del viernes.

“Luchamos juntos con ustedes, asumimos riesgos, ganamos juntos”, señaló Surovikin. “Somos de la misma sangre, somos guerreros. Los insto a que se detengan. El enemigo solo está esperando a que la situación política interna se agrave en nuestro país”.

No obstante, el periódico New York Times, citando fuentes de inteligencia occidentales, informó el miércoles que Surovikin tenía conocimiento previo de la rebelión armada de Prigozhin, durante la cual sus mercenarios del grupo Wagner tomaron la ciudad de Rostov y avanzaron hacia Moscú antes de alcanzar un acuerdo de amnistía.

Los funcionarios estadounidenses que recibieron información de los servicios de inteligencia indicaron que no sabían si Surovikin participó activamente en el complot, que culminó con la marcha abortada hacia Moscú de varios convoyes del grupo Wagner equipados con armamento pesado. El otro objetivo fallido de la rebelión podría haber sido el secuestro del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y del jefe de las fuerzas armadas rusas, Valery Gerasimov, informó el periódico Wall Street Journal el miércoles.

Los informes que indican que Surovikin tenía conocimiento del complot, de confirmarse, podrían ayudar a explicar la mediocre respuesta militar a la rebelión.

“Sabemos que hay diferencias sobre la forma en que se está librando la guerra y sospecho que Surovikin comparte el desprecio por la falta de profesionalismo de Shoigu y Gerasimov”, señaló Sir Lawrence Freedman, profesor emérito de estudios bélicos en el King’s College de Londres. “Todo depende de lo que se crea que Prigozhin pretendía conseguir. Es posible que a Surovikin le entusiasmara el cambio en el mando superior, pero no habría querido verse implicado en un golpe de Estado, que tampoco creo que fuera la intención original de Prigozhin”.

Freedman comentó que era probable que Surovikin estuviera en la ciudad de Rostov en el momento en que se produjo la rebelión de Prigozhin, dado que él y el general Vladimir Alexeyev, que fue visto con Prigozhin el viernes, publicaron videos similares en los que pedían unidad y apoyo para Putin desde el mismo lugar ese mismo día.

La mayoría de los analistas en Rusia y en el extranjero se mostraron escépticos ante la posibilidad de que Surovikin, un leal que asumió el mando de las fuerzas rusas mientras estas se encontraban bajo la fuerte presión de un contraataque ucraniano, participara en una auténtica rebelión.

Rob Lee, analista militar estadounidense, indicó que el grupo Wagner luchó contra tropas técnicamente leales a Surovikin durante el fin de semana.

“Solo quiero hacer hincapié en que Surovikin es el comandante de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, y que Wagner derribó más de 7 aviones, entre ellos varios que no estaban armados”, escribió el miércoles. “Algo extraño de hacer si el comandante de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia te estaba apoyando activamente”.

Prigozhin calificó la muerte de los aviadores como “lamentable”. En comentarios pronunciados desde Bielorrusia, donde se encuentra exiliado, señaló que sus tropas eran mayoritariamente pacíficas y que “ni un solo soldado sobre el terreno” murió durante su rebelión de 24 horas.

Fuentes de los servicios de inteligencia británicos calculan que los efectivos del grupo Wagner desplegados en Ucrania ascienden a 15 mil y que los efectivos que marcharon hacia Moscú eran un subconjunto de ellos, estimados en 8 mil en un informe del periódico Daily Telegraph, y en “algunos miles” por Freedman, aparentemente, una fuerza pequeña para tomar una capital de 13 millones de habitantes.

No obstante, la inmensa mayoría de los militares rusos están desplegados combatiendo en Ucrania, y la defensa de la capital estuvo a cargo de reservas de la Guardia Nacional, un cuerpo policial y de defensa territorial de baja categoría cuyo número se ha calculado en 10 mil efectivos y cuyo armamento posiblemente fuera limitado.

Ben Barry, analista de combate terrestre del International Institute for Strategic Studies, señaló que “no vio ningún tanque en Moscú en las imágenes de televisión del sábado”, mientras que los videos del convoy del grupo Wagner mostraban unos cuantos tanques montados en vehículos de carga que se dirigían desde la ciudad de Rostov hacia la capital.

Añadió que la policía rusa construyó barricadas con excavadoras civiles que utilizaron vehículos militares, mientras que en la única batalla que se libró las fuerzas del grupo Wagner utilizaron armas tierra-aire Pantsir o Strela-10 para derribar seis helicópteros militares rusos y un avión Il-22 de mando y control.

El reducido número de efectivos del grupo Wagner significaba que era poco probable que hubiera tomado la capital o, en caso de haber entrado, que la hubiera mantenido. Sin embargo, Barry señaló que se puede dar un golpe de estado sin recurrir al combate: “En cierto momento de un golpe de estado, llega un punto decisivo en el que un bando u otro tiene que usar la fuerza contra el otro, y si las fuerzas gubernamentales no luchan, entonces triunfará el golpe”.

Avance interrumpido de los combatientes del grupo Wagner hacia Moscú

El presidente estadounidense, Joe Biden, comentó el miércoles que era difícil determinar si la rebelión había debilitado a Putin. A pesar de mostrar la falta de unidad en las filas, señaló que, en última instancia, los generales de alto rango, incluido Surovikin, ofrecieron su apoyo al Kremlin.

Tatiana Stanovaya, directora ejecutiva de la empresa de análisis político R.Politik, comentó: “Aunque Surovikin pudo mostrarse solidario o estar al tanto del plan, se puso del lado del Estado cuando fue necesario”.

“Mientras persistía un fuerte conflicto entre Wagner y Shoigu/Gerasimov, Surovikin se relacionó con Prigozhin, mantuvo al menos una relación de trabajo e incluso actuó como mediador (a principios de mayo participó en la resolución de problemas relativos al suministro de munición)”, escribió. “Esta relación probablemente contó con la aprobación de Putin, lo que sugiere que esta fractura no fue una rebelión”.

El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, negó el informe del New York Times el miércoles. Sin embargo, indicó: “Habrá muchas especulaciones, conjeturas y demás de diversa índole en torno a estos acontecimientos. Creo que este es un ejemplo de ello”.

Se espera que haya consecuencias tras la rebelión abortada. Informes aún sin confirmar indican que algunos pilotos de combate se negaron a bombardear el convoy del grupo Wagner cuando se acercaba a Moscú y que las tropas fronterizas permitieron que el convoy pasara sin problemas.

Rybar, un popular blog militar ruso escrito por el extraductor militar Mikhail Zvinchuk, escribió que la rebelión podría conducir a “purgas a gran escala en las filas de las fuerzas armadas de la Federación Rusa y a una dura prueba de lealtad en el ministerio“. Investigadores y representantes del Servicio Federal de Seguridad de Rusia trabajan desde hace varios días tanto en la dirección de los órganos de administración militar como en los comandantes de las unidades”.

No se ha abierto públicamente ninguna investigación penal.