Rubia contra bomba: prepárense para el duelo <em>Barbie</em> vs. <em>Oppenheimer</em>
El de Barbie vs Oppenheimer no es el único duelo en taquilla que se ha vivido. Foto compuesta: Universal Pictures/Album; Alamy Stock Photo

Vivimos tiempos divisorios. Las opiniones son más tribales y están más arraigadas que nunca, y el valor de la argumentación razonada y los acuerdos voluntarios disminuye día a día. Esta volatilidad podría propagarse a las salas de cine el próximo mes, donde la batalla de las superproducciones está destinada a hacer que los enfrentamientos cinematográficos anterioresMothra vs. Godzilla, Alien vs. Depredador, Kramer vs. Kramerparezcan juegos de niños. Prepárense, entonces, para Barbie vs. Oppenheimer.

Dirigidas por célebres autores (Greta Gerwig y Christopher Nolan, respectivamente), y promocionadas mediante múltiples tráileres a lo largo del año pasado, ambas películas tienen previsto estrenarse el mismo concurrido día. Olvídense de los códigos QR: esta es la ocasión de comprar un boleto físico y guardar el talón para enseñárselo a sus nietos. Las generaciones futuras querrán saber dónde se encontraban el 21 de julio de 2023 cuando Barbie se enfrentó a la bomba.

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Greta Gerwig. Foto: Jordan Strauss/Invision/AP

En la esquina rosa está la fosforescente película de juguetes de Gerwig, protagonizada por Margot Robbie en el papel de Barbie y Ryan Gosling como Ken, que pasan sus días felices, pero sin sentido en Barbie-landia. En una trama aparentemente inspirada en Encantada y La rosa púrpura del Cairo, con una pizca de No te preocupes, cariño, cambian su mimada existencia de cuento de hadas por nuestro duro mundo moderno. (El tráiler muestra a Barbie cuando le toman una foto policial después de darle un golpe en la cara a un manoseador de Venice Beach). El reparto incluye a jóvenes promesas como Issa Rae, Simu Liu, Kingsley Ben-Adir, Jamie Demetriou y, lo que resulta más interesante, el nuevo Doctor Who, Ncuti Gatwa, así como a los veteranos Michael Cera, Kate McKinnon y Will Ferrell; Helen Mirren es la encargada de la narración.

Gerwig, de 39 años, es posiblemente un factor de venta tan importante como Robbie o Gosling, además de una garantía de control de calidad. La tres veces nominada al Oscar dirigió Lady Bird y Mujercitas, además de codirigir con Joe Swanberg la historia de amor a distancia Nights and Weekends, en los tiempos en que era la gran figura del movimiento indie lo-fi “mumblecore”. Su coguionista en Barbie es su pareja, el director Noah Baumbach, con quien escribió joyas como Frances Ha y Mistress America. En 2010, cuando estaba promocionando Greenberg, la comedia agridulce de Baumbach que se convirtió en su trampolín a Hollywood, habló sobre su hábito infantil de mezclar las letras de su nombre: “En segundo grado, escribía ‘Great Gerwig, Great Gerwig‘ en todo”, comentó. Hoy en día, es algo más que un anagrama.

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Christopher Nolan. Foto: Andreas Rentz/Getty Images

Su oponente es Nolan, de 52 años, cinco veces nominado al Oscar y que tiene mucho a su favor. El suyo es el currículum de dirección de más peso (12 películas), con Oppenheimer como su película más larga hasta la fecha: recientemente confirmó que “roza las tres horas”, lo cual la convierte en una película más de una hora más larga que Barbie. Se trata de cine serio y espectacular, filmado con cámaras Imax y programado desde hace tiempo en todas las salas de este formato, para aparente disgusto de Tom Cruise, cuya última aventura de Misión: Imposible se estrenará una semana antes, pero se verá relegada a pantallas más pequeñas en cuanto se estrene Oppenheimer.

El reparto de Nolan es tan impresionante como el de Gerwig; además del eternamente atormentado Cillian Murphy como el físico Robert J. Oppenheimer, padre de la bomba atómica, Nolan reunió a Florence Pugh, Emily Blunt, Matt Damon, Rami Malek, Robert Downey Jr, Gary Oldman y Kenneth Branagh. Las posibilidades de que alguno de ellos patine al estilo de Gosling en Barbie son insignificantes, lo cual puede ayudar a explicar la razón por la que la película de Gerwig está en camino de tener el fin de semana de estreno más impresionante. No es que Oppenheimer sea precisamente un bombazo.

Barbie también tiene la ventaja en lo que respecta a las oportunidades de publicidad, como cabría esperar de cualquier película adaptada de un producto comercial. Esto abarca mucho más que el valle de las muñecas: entre los numerosos productos relacionados figura un flotador en forma de carrito de golf, una canasta para el perro de Barbie y un cepillo de dientes eléctrico capaz de producir 36 mil vibraciones sónicas por minuto, el mismo efecto que se obtiene al ver Oppenheimer en Imax.

A diferencia de Barbie, la película de Nolan probablemente no tenga su propio socio exclusivo de belleza bucal, aunque dadas las tendencias de su protagonista a fumar en exceso, puede que se esté preparando una oferta de blanqueamiento dental. Y no deberíamos descartar que Oppenheimer se lance a la competencia en lo que a sombreros se refiere. Ya en 2010, un quejumbroso usuario de thefedoralounge.com buscaba “un casco como el que usaba el famoso físico nuclear”, citando un “ala de 6 cm y un lazo muy fino” y concluyendo que “un casco así sería positivamente atómico”. Si a esto le añadimos el efecto Cillian Murphy –este es el hombre que ayudó a hacer popular el combo de gorro de repartidor de periódicos y undercut de Peaky Blinders–, el sombrero de Oppenheimer y el abrigo de lana café podrían ser el look que sustituya al rosa veraniego de Barbie cuando lleguen los meses más frescos.

En las redes sociales ya se han lanzado algunos leves ataques entre los respectivos bandos de las películas. “Greta Gerwig podría hacer Oppenheimer, pero Christopher Nolan no podría hacer Barbie“, señalaba un tuit. Otro se excedió al proponer que “Margot Robbie podría interpretar a Oppenheimer, pero Cillian Murphy no podría interpretar a Barbie”, evidentemente obra de alguien que nunca lo ha visto en Desayuno en Plutón o Peacock. Sin embargo, lo alentador del discurso sobre Barbie contra Oppenheimer es que, en general, no ha seguido las pautas que suelen prevalecer en nuestras interacciones en internet. Para todo aquel que ame el cine, el ambiente se parece más a un abrazo que a una pelea en una jaula.

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Murphy y Emily Blunt en Oppenheimer. Foto: Melinda Sue Gordon/Universal Pictures

Existe una verdadera genialidad en esta táctica de estrenar películas dirigidas a públicos diferentes el mismo día (conocida como contraprogramación). La parte más astuta no es lo que separa a Nolan y Gerwig, sino lo que los une: a pesar de un claro contraste de estilo y sensibilidad, ambos directores poseen una habilidad, inteligencia y pasión comparables, y suelen suscitar la lealtad de sus seguidores. Esta misma situación no se habría dado si Oppenheimer se hubiera enfrentado a, por ejemplo, Super Mario Bros. La Película. Aunque esa película es un éxito, con una recaudación de más de mil millones de dólares (unos 17 mil millones de pesos) en todo el mundo hasta la fecha, no tiene nada que impulse la conversación cultural junto con las ganancias.

El estreno simultáneo de dos películas que comparten un ADN similar también produciría una menor chispa. La experiencia de ir a una proyección vespertina de Los Cazafantasmas el día de su estreno en diciembre de 1984, y después salir y volver a entrar directamente para ver Gremlins a la hora del té, fue emocionante para mis amigos y para mí cuando teníamos 13 años (sobre todo porque Gremlins tenía una clasificación para mayores de 15 años), pero, pensándolo bien, fue una especie de programa doble rutinario: ambas eran comedias que traficaban con lo terrorífico o lo sobrenatural.

Lo que convierte a la combinación de Barbie y Oppenheimer en algo tan emocionante es que resulta improbable pero no disparatada. Y aunque los temas de las películas son marcadamente diferentes, existirá cierta coincidencia entre sus públicos. La gran prueba de Rorschach de nuestra era, según sugiere un usuario de Twitter, consistirá en saber si el público acompañará Oppenheimer con Barbie o viceversa. Ya no es una cuestión de “o uno o lo otro” como parecía ser al principio, sino más bien de “¿cuál primero?”. La cadena de cines Picturehouse está incluso ampliando la idea de la doble función con la proyección de una selección de trabajos anteriores de ambos directores en las próximas semanas; el público puede ver volar Lady Bird junto a Interstellar, o combinar Mujercitas y Dunkerque en una doble función de historias bélicas, aunque de guerras diferentes.

Contrariamente a la forma en que se presentó inicialmente la rivalidad, no se trata de una repetición de la hostil guerra britpop entre Blur y Oasis de mediados de la década de 1990. Incluso la formulación de Barbie contra Oppenheimer tergiversa el tono de esta inusual dupla: ¿no debería ser la más armoniosa Barbie x Oppenheimer, siguiendo el estilo de las colaboraciones de marca de hoy en día? Cualquiera que sea la película que se imponga financieramente, el resultado será menos significativo para el público que lo que estas películas representan en un panorama post-pandémico que ha hecho que los famélicos exhibidores mendiguen nuevos productos.

El enfrentamiento del próximo mes solo fue posible en primer lugar por la preferencia de Nolan por las salas de cine frente al streaming. Probablemente habría estrenado Oppenheimer en su casa habitual, Warner Bros, si ese estudio no hubiera instigado una política en 2021 (que ya no está en vigor en la actualidad) de estrenar sus películas simultáneamente en cines y en HBO Max, como respuesta a la incertidumbre durante la pandemia. (Nolan, recordemos, ya había descartado el estreno en streaming de su anterior película, Tenet, en 2020, cuando la exhibición en cines se encontraba en su momento más precario). Warner Bros aún tiene la esperanza de atraerlo de nuevo. Barbie es una película de Warner, y si el estudio hubiera distribuido ambas películas, nunca habría permitido que se estrenaran el mismo día. Sin embargo, Nolan llevó Oppenheimer a Universal, y de ahí el choque de fechas.

No importa. El impacto del Covid-19 y la revolución del streaming han sido contundentes, incluso en algunos casos aniquiladores, para algunos sectores de la industria. Sin embargo, contrariamente al lema de Alien vs. Depredador– “Gane quien gane… perdemos nosotros”–, el resultado de que Barbie se estrene a la par que Oppenheimer solo puede ser positivo. Triunfe quien triunfe, reina el cine.

Barbie y Oppenheimer lucharán en taquilla el 21 de julio.

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