Trump encontró una estrategia electoral que funciona, por eso se aferra a ella
Trump encontró una estrategia electoral que funciona, por eso se aferra a ella. Foto: Agencia EFE

Donald Trump tiene la intención de apoyarse en sus casos penales para impulsar su campaña de 2024 hasta las elecciones del próximo año, según varias personas cercanas al expresidente, después de que probó esa estrategia a través de múltiples acusaciones y decidió que le daba importantes ventajas políticas.

El verano fue devastador para Trump desde una perspectiva legal, después de que fuera acusado de retener documentos de seguridad nacional en Florida, así como de intentar anular las elecciones de 2020 en Washington y Georgia, cuyos juicios tendrán lugar antes de las elecciones.

Pero políticamente hablando, las múltiples acusaciones fueron inesperadamente beneficiosas para Trump en la medida en que le dieron la oportunidad de probar líneas de ataque que presentaban los procesamientos como políticamente motivados, cuyo éxito podía medirse a través de la recaudación de fondos y los resultados de las encuestas.

El verano también le dio a Trump la confirmación de que difuminar las líneas entre el esfuerzo legal y el esfuerzo político era quizás su mejor estrategia general, en la apuesta de que podría usar los casos penales para beneficiar a su campaña, que luego podría usar para beneficiarse a sí mismo.

La conclusión ha precipitado la broma interna de que Trump no se postula tanto para la Casa Blanca en 2024 sino por su libertad, porque si ganara, podría nombrar a un fiscal general para desestimar cualquier caso pendiente o potencialmente perdonarse a sí mismo si ya hubiera sido condenado.

La estrategia está funcionando para las primarias, pero podría ser diferente en las elecciones generales cuando los votantes independientes pudieran sentirse desanimados por las constantes peroratas de Trump sobre sus propios problemas legales, especialmente si luego es condenado por cosas como mantener un plan militar clasificado de Estados Unidos para atacar a Irán.

La campaña de Trump no ha resuelto el debate de manera concluyente, pero también es muy consciente de que las elecciones de 2024, ya sean las primarias republicanas o la contienda con Joe Biden, seguramente se verán eclipsadas por las batallas de Trump en los tribunales, sin importar lo que haga la campaña.

En el centro de la estrategia actual está el reconocimiento de que después de que Trump fuera acusado, ese sería el tema dominante de la carrera de 2024 y bien podría apoyarse en las acusaciones y hacerlas girar en su beneficio.

El mensaje clave sobre el que Trump se ha decantado es la falsa afirmación que ha mantenido durante años, pero que sus asesores encontraron que tenía renovada resonancia: que los casos penales eran interferencia electoral y que habían sido presentados a instancias de Joe Biden, quien estaba tratando de evitar que se postulara.

En realidad, las acusaciones están lejos de ser políticas. Trump fue acusado en Washington por sus propios esfuerzos por revertir su derrota en las elecciones de 2020, y en el caso de los documentos clasificados, los fiscales le mostraron deferencia hasta que desafió una citación del gran jurado para su devolución.

Pero con Trump como favorito para convertirse en el candidato republicano en una probable elección contra Biden, la estrategia que se está cristalizando es que Trump convierta a Biden en el rostro de las acusaciones y lo presente en anuncios de televisión y en el escenario del debate como si los fiscales hicieran su trabajo sucio.

La decisión de centrarse en el hecho de que está siendo acusado penalmente (lo que descalificaría a cualquier otro candidato) es una estrategia exclusiva de Trump, y sus asesores dicen que es posible solo porque Trump sabe que es un generador en los niveles de audiencia de los noticieros de televisión por cable y puede convertir las cosas en un circo.

Esa capacidad para crear una atmósfera de carnaval, como cuando programó su rendición en el condado de Fulton en el horario de máxima audiencia, ha demostrado beneficiar a Trump al absorber el oxígeno para la cobertura noticiosa de cualquier otro candidato, así como al distraer la atención de la vergüenza o gravedad de sus problemas legales.

Nadie puede decir con certeza si la apuesta de Trump dará frutos, y sus asesores le han advertido que criticar las acusaciones de partidistas ha tenido éxito por ahora en gran parte porque ha estado dirigido a su base MAGA (Make America Great Again: hacer grande a Estados Unidos otra vez) y ha dominado los ciclos de noticias por encima de sus rivales republicanos en las primarias.

Los asesores le dijeron a Trump que las acusaciones, y por lo tanto los mensajes, siempre iban a tener éxito en las primarias porque su base y la mayoría de los votantes primarios republicanos no confían en los principales medios de comunicación sobre los cargos y le tomarían la palabra de que era inocente.

Y una vez que los votantes de las primarias lo respalden, le dijeron los asesores a Trump, obtendría el apoyo y el respaldo de los principales republicanos del Congreso, quienes hace mucho tiempo decidieron que necesitaban seguir cortejando el voto de Trump para asegurarse de evitar primarias potencialmente conflictivas.

El dilema sobre cómo exactamente desarrollar los casos penales para las elecciones nacionales de 2024 surgió recientemente cuando el juez federal que supervisa el caso de interferencia electoral de 2020 en Washington fijó la fecha del juicio para marzo, el día antes del Súper Martes, cuando está previsto que 15 estados celebren primarias o caucus republicanos.

Inicialmente, algunos asesores se alegraron de que Trump pudiera verse obligado a comparecer ante el tribunal mientras comenzaba el Súper Martes porque podría parecer una interferencia política impedirle hacer campaña. Pero luego decidieron que la cobertura de sus dificultades legales en lugar de sus políticas podría ser perjudicial.

Traducción: Ligia M. Oliver

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