El presidente de la COP28 mintió sobre los combustibles fósiles y se equivoca sobre la economía del clima
El sultán Al Jaber afirma que una eliminación progresiva de los combustibles fósiles “devolvería al mundo a las cavernas”. Foto: Martin Divíšek/EPA

Durante meses, el sultán Al Jaber, presidente de las negociaciones sobre el clima de la COP28 en Dubái, ha insistido en que no hay conflicto con su trabajo diario, director ejecutivo de la petrolera estatal de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

En su opinión, la doble función le ha permitido convencer a las empresas de combustibles fósiles para que cambien. Y algunos de sus primeros éxitos en las negociaciones le dieron cierta credibilidad.

Sin embargo, ahora está en ruinas, después de que el domingo The Guardian publicara en exclusiva las réplicas que hizo a Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda y enviada especial de la ONU para el clima, durante un acto en directo el 21 de noviembre.

Afirmó que “no hay datos científicos” que demuestren que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles mantendría al mundo por debajo de la barrera acordada internacionalmente de un aumento de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales, más allá de la cual acechan 11 puntos de inflexión irreversibles que amenazan con sumir al mundo en un clima mucho más hostil. De hecho, insinuó, tal eliminación gradual podría “devolver al mundo a las cavernas”.

Apenas se hicieron públicas las declaraciones de Al Jaber, la comunidad científica se le echó encima, y los mejores expertos citaron una abrumadora cantidad de pruebas fehacientes que demuestran la necesidad vital de abandonar el carbón, el gas y el petróleo.

Señalaron, por ejemplo, que el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, elaborado por científicos de todo el mundo y respaldado por sus gobiernos, mostraba que el calentamiento no podría mantenerse de otro modo en 1.5°C.

Al Jaber declaró que sus palabras sobre la ciencia climática fueron “malinterpretadas”. Mientras tanto, su otra afirmación, acerca de la civilización humana retrocediendo a las cavernas, recibió mucha menos atención. Pero es aún más perniciosa.

Los que se oponen a la acción contra el cambio climático han dejado casi por completo de negar la ciencia ante las pruebas concluyentes (lo que hace aún más extraordinaria la afirmación de Al Jaber en contra). En su lugar, se centran en afirmar que el nivel de intervención necesario sería económicamente ruinoso.

Han avanzado en este sentido. Los partidos de extrema derecha que avanzan en Occidente han hecho suyo el tema, y parece que ha influido en la decisión de Rishi Sunak de retrasar los objetivos de reducción a cero. En este nuevo ambiente político, las empresas de combustibles fósiles están intensificando sus perforaciones, mientras apenas invierten en renovables.

La burla de Al Jaber de “volver a las cavernas” les reconfortará. Pero no podría estar más equivocada. Lejos de perjudicar el crecimiento, economistas, empresas y gobiernos reconocen cada vez más que las medidas ecológicas ofrecen la mejor esperanza para lograrlo.

Un estudio tras otro ha revelado su inmenso potencial. Uno de ellos, realizado por Deloitte para el Foro Económico Mundial, concluía que una transición hacia la emisión neta cero podría beneficiar a la economía mundial en 43 billones de dólares en las próximas cinco décadas.

Una comisión formada por algunos de los principales empresarios y financieros del mundo decidió que medidas similares podrían crear 380 millones de puestos de trabajo. Y un informe de los principales institutos europeos calculó que podría sacar de la pobreza a entre 3 mil y 4 mil millones de personas.

Tampoco se trata sólo de teoría. Gran Bretaña ha reducido sus emisiones de carbono un 44% desde 1990, mientras crecía un 78%. Su economía verde, según otro estudio, ya es casi cuatro veces mayor que la manufacturera y proporciona más de 1.2 millones de puestos de trabajo.

Finlandia obtiene ahora el 95% de su energía de fuentes “sin carbono” y, per cápita, sigue siendo más rica que Francia, Italia o el Reino Unido. Estados Unidos ha emprendido un enorme impulso de 369 mil millones de dólares hacia una economía verde. La Unión Europea sigue su ejemplo. El gobierno de Sunak sigue siendo un caso atípico, pero otros conservadores de alto nivel lo han entendido.

Theresa May ha calificado en repetidas ocasiones el Net Zero como “la oportunidad de crecimiento del siglo”, mientras que William Hague afirma que es “la principal oportunidad que tendremos jamás de elevar los niveles de inversión y productividad de la economía británica”.

Por supuesto, si el mundo dejara de quemar petróleo y gas de la noche a la mañana, se produciría un colapso desastroso, pero nadie en su sano juicio lo sugiere. Lo que se pide, incluso desde la Agencia Internacional de la Energía, creada en parte para promover los combustibles fósiles, es que se dejen de abrir nuevos yacimientos.

Sin embargo, es cierto que, por muy vital que sea una eliminación progresiva, hemos dejado las cosas tan atrasadas que no bastaría para evitar que se superen los 1.5°C en las próximas décadas. Según los estudios, incluso una reducción drástica sólo ahorraría 0.1°C de aquí a 2050, en parte porque el dióxido de carbono permanece mucho tiempo en la atmósfera.

Afortunadamente, la reducción de los contaminantes climáticos de vida corta, especialmente el metano, un agente de calentamiento 20 veces más potente que el CO2 , consigue resultados rápidos. Según la ONU, las medidas de bajo costo ya disponibles para reducir las emisiones podrían reducir a la mitad el ritmo de calentamiento, ahorrando 0.3°C ya en 2045, con lo que se ganaría tiempo para eliminar gradualmente los combustibles fósiles.

Estos contaminantes “no CO2” han sido escandalosamente desatendidos por el proceso de COP, hasta ahora. La semana pasada, Estados Unidos, China y los Emiratos Árabes Unidos convocaron una cumbre sobre el metano.

Al Jaber merece cierto crédito por ello. Pero ahora debe rendir cuentas, so pena de dimisión, para que retire sus imprudentes comentarios y adopte una decisión de eliminación progresiva en Dubái.

Traducción: Ligia M. Oliver

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