Acuerdo histórico de la COP28 para abandonar los combustibles fósiles
El presidente de COP28 celebra el histórico acuerdo para abandonar los combustibles fósiles. Foto: Screenshot video The Guardian

Casi 200 países reunidos en la cumbre climática COP28 han alcanzado un acuerdo que, por primera vez, insta a todas las naciones a abandonar los combustibles fósiles para evitar los peores efectos del cambio climático.

Tras dos semanas de negociaciones, en ocasiones tensas, en Emiratos Árabes Unidos, el presidente de la COP28, el sultán Al Jaber, dio el visto bueno al acuerdo el miércoles por la mañana. Recibió una ovación de los delegados y un abrazo de Simon Stiell, jefe de clima de la ONU.

A pesar de la insistencia de más de 130 países, científicos y grupos de la sociedad civil, el acuerdo no incluyó un compromiso explícito de eliminar o reducir progresivamente los combustibles fósiles.

En su lugar, se llegó a un compromiso por el que se pedía a los países que contribuyeran a los esfuerzos mundiales para “abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos de una manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, con el fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, de acuerdo con la ciencia”.

El presidente de COP28 celebra el histórico acuerdo para abandonar los combustibles fósiles. Video: The Guardian

Al Jaber argumentó que el acuerdo, alcanzado en el año más caluroso del que se tiene constancia, era una respuesta integral a un balance global que constató que los países no estaban cumpliendo los objetivos del histórico acuerdo climático de París, en particular el compromiso de intentar limitar el calentamiento global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales.

“Hemos presentado un sólido plan de acción para mantener el objetivo de 1.5°C”, afirmó. “Se trata de un paquete de medidas mejorado, equilibrado y, no nos equivoquemos, histórico para acelerar la acción por el clima. Es el consenso de los Emiratos Árabes Unidos. Por primera vez en nuestro acuerdo final hay un lenguaje sobre los combustibles fósiles”.

Los países del sur global y los defensores de la justicia climática afirmaron que el texto se quedaba corto en cuanto a la reducción de emisiones y la financiación para ayudar a los más vulnerables a hacer frente al empeoramiento del clima extremo y el calor, e incluía un lenguaje que parecía aplacar los intereses de los combustibles fósiles.

Poco después de que se aprobara el acuerdo hubo confusión en el salón de plenos, ya que muchas partes habían asumido que se celebraría un debate sobre el texto. La Alianza de los Pequeños Estados Insulares, que representa a 39 países, dijo que no había estado en la sala cuando se adoptó el acuerdo, ya que aún estaba coordinando su respuesta.

Su principal negociadora, Anne Rasmussen, de Samoa, no se opuso formalmente al acuerdo y consideró que tenía buenos elementos, pero dijo que “el proceso nos ha fallado” y que el texto incluía una “letanía de lagunas”. “Hemos avanzado poco a poco, cuando lo que realmente necesitábamos era un cambio exponencial en nuestras acciones y nuestro apoyo”, afirmó. Su discurso fue recibido con una gran ovación.

“Letanía de lagunas”: La delegada de Samoa desafía al presidente de la COP28 sobre el acuerdo del pacto climático.

La mayoría de los elogios al acuerdo se centraron en el llamamiento a abandonar el carbón, el petróleo y el gas. El profesor Johan Rockström, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (Alemania), afirmó: “No, el acuerdo de la COP28 no permitirá al mundo mantener el límite de 1.5°C, pero sí, el resultado es un hito fundamental. Este acuerdo deja claro a todas las instituciones financieras, empresas y sociedades que por fin estamos, con ocho años de retraso con respecto al calendario de París, ante el verdadero ‘principio del fin’ de la economía mundial impulsada por los combustibles fósiles”.

El secretario general de la ONU, António Guterres, tuiteó: “Nos guste o no, la eliminación de los combustibles fósiles es inevitable. Esperemos que no llegue demasiado tarde”.

John Kerry, enviado presidencial especial de Estados Unidos para el clima, declaró: “Aunque nadie aquí verá sus opiniones completamente reflejadas, el hecho es que este documento le envía una señal muy fuerte al mundo”.

Entre los puntos clave del acuerdo se incluyen:

  • Refuerza el objetivo de 1.5°C y reconoce que requeriría un recorte de emisiones del 43% para 2030 y del 60% para 2035 respecto a los niveles de 2019. Implica un aumento importante de los objetivos y las políticas cuando los países presenten nuevos compromisos en 2025.
  • Los países respaldaron un llamamiento para que se tripliquen las energías renovables a nivel mundial y se duplique el ritmo de mejora de la eficiencia energética de aquí a 2030.
  • Se suprimió la afirmación de que las emisiones mundiales deberían alcanzar su punto máximo en 2025. China, entre otros países, se opuso a ello a pesar de las pruebas de que podría estar en camino de alcanzar su punto máximo de emisiones para entonces.
  • Se introdujeron en el texto términos respaldados por los intereses de los combustibles fósiles, como “combustibles de transición” (considerado un código para el gas natural) y “captura, utilización y almacenamiento de carbono”.
  • Se avanzó poco en la adaptación al cambio climático y la financiación, que el acuerdo reconoce que necesitará billones de dólares.
  • Se puso en marcha un fondo de pérdidas y daños para ayudar a los más vulnerables a reparar los daños causados por el cambio climático, lo que supone un gran paso adelante, pero aún queda mucho por hacer para aumentar su capacidad.

El carácter tenso del acuerdo refleja el proceso de consenso de la conferencia de la ONU sobre el clima. Una vez alcanzado un acuerdo, cada país es responsable de cumplirlo mediante políticas e inversiones nacionales.

Muchos países desarrollados se han unido a los más vulnerables para presionar públicamente a favor de la eliminación progresiva del carbón, el petróleo y el gas. La Unión Europea dijo que había una “supermayoría” de apoyo a la idea, pero muchos países ricos querían que sólo se aplicara a los combustibles fósiles “no reducidos”, es decir, aquellos en los que no se capturan las emisiones derivadas de su combustión.

Arabia Saudita y algunos países aliados se opusieron a la inclusión de cualquier referencia a la reducción de la producción y el consumo de combustibles fósiles en el texto de un posible acuerdo.

Stiell afirmó que la COP28 tenía que señalar un “alto definitivo al principal problema climático de la humanidad: los combustibles fósiles y su contaminación que quema el planeta”, y que el acuerdo final dejaba mucho margen a la interpretación. Depende de los países comprometerse con su interpretación más ambiciosa, dijo.

“Si todos los países no adoptan este enfoque, las lagunas nos harán vulnerables a los intereses creados de los combustibles fósiles, lo que podría hacer fracasar nuestra capacidad de proteger a las personas de todo el mundo frente a los crecientes efectos del cambio climático”, afirmó.

Mohamed Adow, del grupo de reflexión Power Shift Africa, dijo que el acuerdo enviaba una señal fuerte, pero estaba de acuerdo con que había demasiadas lagunas “en tecnologías no probadas y caras como la captura y el almacenamiento de carbono, que los intereses de los combustibles fósiles intentarán utilizar para mantener la energía sucia”.

Y añadió: “Es posible que algunos hayan puesto demasiadas expectativas en esta reunión, pero este resultado habría sido inaudito hace dos años, especialmente en una reunión de la Unión Europea en un país petrolero. Demuestra que incluso los productores de petróleo y gas pueden ver que nos dirigimos hacia un mundo libre de combustibles fósiles”.

Los países volverán a reunirse en la COP29, que se celebrará en Bakú (Azerbaiyán) el próximo mes de noviembre.

Traducción: Ligia M. Oliver

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