Nada pasa por tronarse los nudillos y el mal tiempo no empeora la artritis: nueve mitos sobre las articulaciones
Tronarse los nudillos…  no es tan malo para las articulaciones como crees. Photograph: Image Source/Alamy

Puede que a algunas personas les ponga los nervios de punta, pero tronar los nudillos seguramente no agrave problemas articulares ni aumente las probabilidades de padecer artritis. Las articulaciones están lubricadas por líquido sinovial, que contiene gas nitrógeno disuelto.

Al estirar una articulación, la cavidad que contiene este líquido se expande, provocando una caída de presión. Esto hace que el gas disuelto salga de la solución y forme una burbuja, y la rápida liberación del gas crea un sonido de estallido.

El mismo nudillo no puede volver a tronarse de inmediato porque las burbujas tardan unos 20 minutos en volver a disolverse en el líquido. Varios estudios sugieren que el hábito es inofensivo, entre ellos el de un médico californiano que pasó décadas tronándose los nudillos con regularidad en una sola mano: una radiografía no detectó diferencias en la artritis de ambas manos. Otro estudio de un grupo de 300 pacientes no halló relación alguna entre los antecedentes de crujido de articulaciones y la artritis.

Las burbujas de gas alrededor de las articulaciones también pueden hacer que éstas emitan tronidos durante el ejercicio, aunque los tronidos o estallidos repetidos también pueden deberse a que los tendones o ligamentos se mueven sobre las prominencias óseas debajo de la articulación.

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La artritis reumatoide y la osteoartritis son lo mismo…

Artritis significa “inflamación de la articulación”, pero la inflamación puede deberse a diferentes causas. La osteoartritis se produce por desgaste y suele afectar a una sola articulación, normalmente la rodilla o la cadera, y es más frecuente entre los mayores de 50 años. Las personas que realizan trabajos manuales pesados, como la albañilería, o que requieren arrodillarse mucho, como la carpintería, corren un mayor riesgo. La obesidad, que también sobrecarga las articulaciones, es otro factor de riesgo importante. Pero también hay un componente genético, y las investigaciones sitúan la heredabilidad entre el 40% y el 70%.

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca la membrana sinovial que recubre y protege las articulaciones. Es menos frecuente que la osteoartritis, suele comenzar en la mediana edad y causa dolor en las articulaciones de todo el cuerpo. Las mujeres tienen entre dos y tres veces más probabilidades de padecerla que los hombres. Hay ciertos genes que aumentan la probabilidad de padecer artritis reumatoide y la gravedad de los síntomas, pero fumar y la obesidad también aumentan el riesgo.

“Mantener un peso saludable puede mitigar el riesgo de osteoartritis y fumar agrava los síntomas de la AR”.

No se puede hacer nada para prevenir la artritis…

En el caso de la osteoartritis, el sobrepeso es un factor de riesgo importante, ya que sobrecarga las articulaciones, por lo que mantener un peso saludable ayuda a mitigar el riesgo. En el caso de la artritis reumatoide, fumar es uno de los principales factores de riesgo, y se ha demostrado que ser fumador agrava los síntomas. Por ello, dejar de fumar ayuda a reducir el riesgo.

El dolor articular durante la menopausia es inevitable…

Los estrógenos ayudan a mantener el cartílago y otros tejidos articulares, lo que significa que las articulaciones son sensibles a los niveles de esta hormona en el organismo. Cuando los estrógenos disminuyen durante la menopausia, muchas mujeres experimentan dolor articular. La terapia hormonal sustitutiva (THS) está ampliamente aceptada como el tratamiento más eficaz para los síntomas de la menopausia, incluido el dolor articular, y actúa restableciendo los niveles de estrógeno; pero la THS no siempre es adecuada y algunas mujeres pueden preferir otras formas de controlar los síntomas. Una forma importante de mejorar el dolor articular es el ejercicio. El ejercicio con carga que fortalece el sistema musculoesquelético es especialmente bueno para aliviar los dolores articulares. Por ejemplo, caminar o correr, para la parte inferior del cuerpo, o hacer pesas en el gimnasio, para la parte superior.

Los suplementos de colágeno pueden ayudar a reconstruir las articulaciones…

El colágeno es la proteína más abundante del organismo y desempeña un papel vital en la formación del tejido conjuntivo. Sin suficiente colágeno, nuestra piel, huesos, músculos, tendones y cartílagos pierden elasticidad y fuerza. El cuerpo produce menos colágeno a medida que envejecemos, por lo que tiene cierta lógica tomar suplementos para compensar el déficit, pero faltan pruebas fehacientes de que esto suponga una diferencia significativa. Algunos estudios han encontrado resultados alentadores, pero la mayoría han sido pequeños y financiados por empresas que fabrican los suplementos, lo que aumenta la posibilidad de sesgo.

Los suplementos son innecesarios para mantener unas articulaciones sanas…

La mayoría de la gente debería poder obtener de una dieta sana la mayoría de las vitaminas y minerales necesarios para unos huesos sanos. Pero la vitamina D es la excepción. La vitamina D ayuda al organismo a absorber el calcio, esencial para la formación de masa ósea. Se produce en la piel durante la exposición a la luz solar y durante los meses de verano esta fuente suele ser suficiente. Sin embargo, durante el invierno no es posible producir suficiente vitamina D sólo con la exposición al sol y puede ser difícil compensar el déficit sólo con fuentes dietéticas como el pescado azul, la carne y los huevos. En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud recomienda a los adultos tomar suplementos durante los meses de invierno. La carencia de vitamina D se ha relacionado con el dolor articular y es también una causa frecuente de raquitismo, por el que los huesos se reblandecen y deforman.

La dieta no afecta a tus articulaciones…

La inflamación suele ser una de las causas del dolor y la rigidez articular, por lo que seguir una dieta que reduzca la inflamación podría ayudar. No existe un único ingrediente mágico, pero evitar el exceso de carne roja, alimentos procesados y azúcar y asegurarse de que la dieta incluye ácidos grasos omega-3 y vitaminas es un buen punto de partida.

La gota ya no es un problema de salud…

La gota se asocia a hombres corpulentos de mediana edad y rostro enrojecido que se exceden con la comida y el alcohol: Enrique VIII la padecía. Pero la gota afecta cada vez más a personas más jóvenes y a mujeres, y las investigaciones muestran un aumento global en el número de personas de entre 15 y 39 años diagnosticadas, de 39 casos por cada 100 mil personas en 1990 a 46 por cada 100 mil en 2019. Se cree que esta tendencia está impulsada por el fuerte aumento de la obesidad y la diabetes, que son factores de riesgo.

La gota es un tipo de artritis que causa dolor e inflamación repentinos e intensos en las articulaciones, a menudo en el dedo gordo del pie. Está causada por la acumulación de altos niveles de ácido úrico en la sangre, lo que puede dar lugar a la formación de cristales en forma de aguja alrededor de las articulaciones. El ácido úrico es un subproducto de las purinas, que se encuentran en mayores niveles en las carnes rojas, el marisco y las bebidas alcohólicas. Antes de la menopausia, las mujeres tienen un riesgo mucho menor de padecer gota porque los estrógenos aumentan la eliminación de ácido úrico por los riñones. El sobrepeso, la diabetes de tipo 2, el colesterol alto o la hipertensión arterial son factores de riesgo, y se cree que esto está impulsando el aumento de personas jóvenes afectadas por la gota.

La lluvia y las tormentas empeoran la artritis…

Es posible que conozcas a alguien que afirme que puede predecir el mal tiempo por un brote de dolor de artritis. Y algunos han sugerido que la supuesta relación podría deberse a que la caída de la presión atmosférica que suele preceder al mal tiempo hace que las articulaciones se dilaten. Sin embargo, hay pocas pruebas concluyentes que apoyen esta idea. Un estudio, basado en datos de más de 11 millones de visitas médicas de pacientes estadounidenses, no halló ningún patrón que relacionara los días lluviosos con más dolores; de hecho, era ligeramente más probable que la gente buscara tratamiento en los días secos.

Traducción: Ligia M. Oliver

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